Creando Ventajas Comparativas

10 de Febrero de 1999

La investigación científica es para muchos una cuestión prescindible, ya que sus resultados se pueden "comprar" en el mercado en forma relativamente fácil. Hay quienes creen que la "copia" puede constituir el fundamento de una estrategia productiva que requiere, por otra parte, de una ingente innovación para enfrentar situaciones competitivas cada vez más complejas y demandantes de reacciones rápidas. Son los mismos que piensan que la investigación, en centros de excelencia, constituye una especie de "curiosidad" que es intrínsecamente innecesaria, y que los cientistas-investigadores constituyen una especie de extinción, al menos en esta parte del mundo.

Un país que desea tener éxito en el campo comercial debe, necesariamente, crear ventajas comparativas para así poder acceder a mercados complejos en forma sostenible. La creación de ventajas requiere investigación básica y aplicada, ya que la imitación tecnológica condena a un país o a una industria a ir permanentemente a la zaga. Por cierto, no es ésa la estrategia que debe concebir un país que ha declarado su intención de apresurar el camino al desarrollo económico. Y, por cierto, es la investigación la que debe estar en la base formativa de profesionales-líderes, quienes son los que permitirán dar el salto en recursos humanos que el desarrollo requiere.

Por ello, el gasto en investigación científica y tecnológica debe constituir una prioridad y ponerse al nivel existente en los países industriales. Por lo mismo, las universidades que realizan investigación deben tener acceso al financiamiento que requiere el mantener equipamiento complejo que no puede hacerse y deshacerse al ritmo de los proyectos de corta vida. Se necesita para ello una política que nuestro país no tiene, y que será cada vez más necesaria en vistas a las ventajas comparativas que necesitan crearse para que nuestra producción pueda tener el éxito que se espera y dé paso al país que se augura para el primer cuarto del próximo siglo. Eso se hará con valor agregado nacional, cuya fuente primera debe originarse en el conocimiento que se produzca en nuestros centros de excelencia.

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