SOBRE PARA UN TIEMPO TAN BREVE

por Miguel Arteche

Señor. Ignacio Valente:

He leído con gran interés, el comentario sobre mi libro Para un tiempo tan breve (Adonais, Madrid, 1970), que acaba de aparecer en "El Mercurio". Partiendo de una base muy concreta -su honradez de crítico y la profundidad de su análisis- me permito comentar algunos puntos de su artículo.

1. Los poemas de Para un tiempo tan breve están sacados en su mayor parte de Destierros y tinieblas (Zig-Zag, 1963 ; segunda edición, 1965, Santiago de Chile). Este libro contiene composiciones escritas entre 1952 y 1965. Los poemas realmente nuevos de Para un tiempo tan breve -es decir, los escritos con posterioridad a 1965- son muy pocos.

2. Salvo esos poemas Ud. no conoce aquéllos compuestos entre 1965 y 1971 los cuales, en su casi totalidad han sido publicados en España, y otros traducidos al inglés y al italiano. Estos pertenecen al nuevo libro que acabo de terminar -está terminado en 1971-, y suman más de 120. No se puede decir, entonces que Arteche no se ha superado a sí mismo.

3. Los dos peligros de mi poesía -Ud. los señala bien- son el verbalismo -yo diría un exceso, de lo cual me enorgullezco en un tiempo en que hasta los poetas hacen las cosas mal-, y la ausencia de forma. Señala un ejemplo reciente: el poema "Aeropuerto", al cual Ud. califica de discursivo. Pero si tengo oficio, como Ud. lo reconoce, ese poema no puede carecer de forma, salvo que lo haya escrito ern un momento de debilidad poética. Por otra parte ese mismo poema fue calificado de "magistral" por la mejor crítica española. No me pronuncio.

4."Aeropuerto", como otros poemas, está escrito deliberadamente en tono coloquial, incluso con el propósito de que roce la conversación. El impacto poético -si existe- fluye, como siempre, y como Ud. lo señala, de mi concepto de la fugacidad de la vida.

5. El poema que Ud. señala -"Qué plumbeo el lagrimal..."-, de ser un ejercicio retórico en ningún caso roza la retórica gongorina. Es, por otra parte, un texto que no me representa.

6. El tono prosaico no es índice de ausencia de calidad poética. Los ejemplos sobran en la poesía contemporánea. Ud. lo sabe mejor que yo. Si por tono prosaico entiende esa carencia, si estoy de acuerdo con Ud. en que muchos poetas de hoy, y entre los más grandes, desbarran. Son gajes del oficio.

7.Y final. Hace Ud. bien en señalar el tono hispánico de mi poesía, sin olvidar que aquí en España, sonando a hispánica, resuena a sudamericano. Sin embargo, pocos, muy pocos críticos han señalado, y Ud. no lo hace, la muy importante impronta en mi poesía de la lírica de habla sajona, especialmente la inglesa. Considero que los poetas ingleses, por continuidad y altura, son los más grandes poetas del mundo.

Gracias por sus palabras.

Madrid, mayo de 1971.

en: diario El mercurio, Santiago, 9-V-1971, p.6. 

 

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