Pierden su tiempo
miserablemente
los improvisados teólogos
de pacotilla
que me llaman el Cristo
de Elqui
impresionados por mi
aspecto exterior
algo que yo no tragaré
jamás
tendría que
estar malo de la cabeza:
de que arrastro mi
cruz no cabe duda
por el hecho de ser
un ser humano
más pesada tal
vez que las demás
ustedes saben a qué
me refiero
sé que lo hacen
por reírse de mí
pero no me perturban
en absoluto
con igual fundamento
pueden decir que soy
Napoleón Bonaparte,
Pedro Urdemales o Perico
de los Palotes
valga la explicación
en todo caso:
de acuerdo a sus propias
palabras
que yo no tengo por
qué poner en tela de juicio
-quién soy yo
para andar en esos trotes-
el verdadero Cristo
es lo que es
en cambio yo qué
soy: lo que no soy.
De
Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (Valparaíso,
Ganymedes, 1979)
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