por Soledad Bianchi

 

 

Capítulo II

Pero había algo más, estos autores que se iniciaban en la escritura no nacían de la nada: tenían y tienen un pasado (literario) universal y, muy especialmente, chileno. A veces, esta continuidad se había olvidado porque muchos de los inmediatamente precedentes, en obra y en edad, no están en Chile, no son visibles, no se puede tener con ellos un contacto diario y directo. Entre la lluvia y el arcoiris debía hacer presente un nexo entre los que hoy comenzaban y los que habían comenzado y seguían produciendo y re-comenzando cada vez, tal como Gonzalo Millán, el menor de los (conocidos) anteriores, aquél que cerraba Antología de la poesía chilena contemporánea y Poesía joven de Chile(8). Me proponía, así, que este representante de la "promoción emergente"(9) precediera a los que ahora emergen..., pero fueron llegando materiales de algunos autores mayores que habían comenzado a escribir antes del golpe de estado y cuyas obras, por distintas razones, no habían logrado mayor difusión.

Salvo Gonzalo Millán que aquí une a jóvenes y muy jóvenes, nuevos y novísimos, aquellos poetas que nacen antes del año cincuenta que se incluyen en Entre la lluvia y el arcoiris casi no eran conocidos, aunque todos ya se habían dedicado al quehacer poético. Valga esta explicación para comprender porqué no se incluyen en esta antología a autores de edades cercanas que comenzaron a publicar después del golpe de estado y/u otros, de vecindad próxima, cuya obra había sido más divulgada.

A cada uno de ellos se le pidió una presentación de sí mismo y de su poesía. Se propuso una pauta de trabajo, dejando entera libertad en orden y forma(10). A pesar de las limitaciones que puede encerrar este tipo de reflexión, por la demasiada cercanía entre el poeta y su producto literario, el resultado fue más que positivo por la madurez que muestran estos escritores frente a su quehacer. Pocos fueron los que no respondieron a esta solicitud: para suplir algunas ausencias, elegí textos que habían sido escritos en otros momentos y con otros objetivos, pero que -en cierta manera- respondían a la comprensión del autor sobre el proceso de elaboración de su obra.

Ya se ha transformado en un lugar común comenzar una antología dando excusas porque siempre habrá alguien que quedará fuera: sin querer repetir estas palabras, me apropio de ellas... La elección de autores se ha hecho intentando presentar lo que es la poesía chilena de hoy en su semejanza y variedad, pienso que cada uno de los seleccionados muestra modos de poetizar diferentes que lo individualizan. La escasez de espacio y el deseo que la cantidad de obras elegidas para cada uno manifestara las características del quehacer literario personal hizo que se redujera el número de autores. Este límite no significa el olvido de tantos nombres que pertenecen, también, a esta promoción y que han realizado un trabajo tan constante y valioso como los aquí seleccionados: las dificultades para comunicarse hicieron que algunos de los ausentes no respondieran a cartas y recados.

También hubiera querido exponer el testimonio escrito del trabajo colectivo desarrollado en talleres, grupos y centros literarios, la distancia y lejanía dificultó la obtención de estos materiales que se hacen imprescindibles para conocer, en toda su dimensión, la actividad cultural que se realiza en Chile(11). Como la poesía, la literatura, el movimiento cultural y artístico y el conjunto de las fuerzas democráticas chilenas avanzan, es necesario recolectar y exhibir, con frecuencia, las variaciones y progresos que se experimenten y, de este modo, se suplirán todos los silencios y ausencias del presente trabajo.

 

La poesía es un acto de humildad, pero también de orgullo(12).

 

Si esta antología pretende evidenciar qué es la "poesía joven" y quiénes son sus cultores en Chile hoy, es licito preguntarse qué significa y qué encierra esta noción y la de "poesía nueva", usadas indistinta o excluyentemente.

No cabe duda que los términos son ambiguos y poco precisos porque han sido y siguen siendo utilizados en muy diversos sentidos. ¿No podría decirse hoy mismo, por ejemplo, que la obra de Huidobro es una muestra de "poesía joven"? Sin embargo, es reconocible que cada vez que comienza a identificarse un grupo de artistas que se inicia existe una tendencia a hablar de "arte joven". Esta facilidad ha significado que el término haya etiquetado diferentes promociones desde hace muchas décadas, creando el problema que después de cierta trayectoria, y debido al nacimiento de otros autores, se busque un acomodo en los términos, y se llame "novísimos" y hasta "novisísimos" o "nueva poesía joven" o "la más nueva poesía" a aquéllos que comienzan y su obra.

Para mayor precisión conviene revisar ciertas comprensiones sobre este concepto para ver si la poesía chilena de hoy es una "poesía nueva", por qué y con qué características. Los autores que se han referido a este asunto coinciden, en general, en ligar la novedad de la literatura con un cambio de sociedad, así se expresa Saúl Yurkievich al aludir, específicamente, a la innovación que significó la primera vanguardia latinoamericana: "Una nueva realidad engendra una nueva poesía, una poesía acorde con la vida y el mundo modernos. Contemporaneidad en poesía: explícita (nombrar lo nuevo) e implícita (vivir lo nuevo)"(13). Martín Micharvegas, en un acercamiento global, sin precisiones temporales, señala: "La nueva poesía refutará los valores poéticos y artísticos que el adoctrinamiento, cuando no el mismísimo dogmatismo cultural de un determinado aparato de dominación, ha sacralizado como statu quo calificado, y, por lo tanto, manifestación de vida cristalizada y estática de un período histórico dado"(14).

Conversando sobre la "nueva poesía latinoamericana" actual con el poeta argentino Jorge Alejandro Boccanera, el escritor chileno Roberto Bolaño indica:"...si por panorama general entendemos un movimiento al menos estéticamente al margen del aparato oficial o un subpanorama ética y estéticamente al margen, un estado de ánimo común a muchos jóvenes, una interpretación transformadora (y esto es más contradictorio que el diablo) de una realidad cotidiana sangrienta, en donde es imposible verdaderamente crear sin subvertir, en donde es imposible subvertir sin ser apaleado, en donde es imposible ser apaleado sin adoptar, por el momento, aunque sólo sea visceralmente, posturas de rechazo total a situaciones culturales burguesas (y cualquier postura de rechazo total significa comenzar a experimentar y pensar nuevas formas de acción, a intuir nuevas sensaciones), el panorama general se me presenta como el segundo cartucho de dinamita de la poesía latinoamericana en lo que va de este siglo; el primero fue la vanguardia de los veintes..."(15)