por Soledad Bianchi

 


Capítulo IV

Otros escritores y críticos son conscientes que los poetas que han comenzado a escribir en estos años viven un período de formación en que están buscando cómo decir su palabra definitiva en un medio particularmente difícil. Esta poesía puede ser caracterizada provisoriamente, pero, habrá que esperar algunos años para que sus autores levanten una voz firme, decidida y propia -allí probablemente estará más de alguno que hoy no ha comenzado a expresarse.

Los poetas de hoy viven una etapa de aprendizaje que debe caracterizarse por la apertura del oído a voces que los antecedieron, la abierta mirada hacia el mundo que los rodea, la búsqueda de una actitud frente al lenguaje y la actividad literaria. Lo que interesa es que, comprometidos con su quehacer, los jóvenes reconocen carencias porque se proponen superarlas. Las palabras de nuevos autores que saben que están haciendo camino y que lo hacen andando, desmienten acusaciones de estar "impregnados de una pedantería provinciana"(22). Modestamente, los componentes de los siete "Talleres Andamio" -Taller Umbral, Taller Cordillera, Taller Centro, Taller Mediagua y otros- reconocen: "No es tan fácil ser poeta; no basta la grandilocuencia ni la imaginación retórica y audaz. No se logra tampoco esta condición, en base a la mezcla de sesudos conceptualismos y actitudes de agresiva proyección social. ...El dolor y la muerte; la esperanza y la certeza del triunfo; el engaño y la verdad, son sentimientos y valores que en sus infinitas dimensiones y estados se plantean como una fuente de imágenes y signos, pero a la vez, exigen del escritor: estudio, perseverancia, método y claridad de objetivos"(23).

El realismo de estas expresiones que no sólo representan a estos grupos, que no son únicas, que han sido manifestadas en diferentes oportunidades por múltiples artistas, hacen pensar en un buen futuro para la poesía chilena que hoy comienza enfrentándose a inmensas trabas y que, sin embargo, progresa en calidad y en audiencia supliendo los obstáculos con creatividad y osadía.

Porque si en los primeros momentos posteriores al golpe de estado, la cultura democrática tuvo que expresarse sólo en la clandestinidad, hoy ha conseguido manifestarse abiertamente o avanzar... Pareciera que las condiciones de censura y represión han activado el movimiento cultural y la producción literaria. ¿Cómo explicar esta paradoja? Se podría pensar que las dificultades para expresarse libremente (en Chile) o la obligación de hablar otro idioma o la necesidad de crearse un suelo(24) (para los chilenos obligados a vivir en el extranjero) ha creado tal necesidad de comunicación que, con frecuencia, se expresa por escrito en forma de poema, carta o cuento.

Por su concentración, por la facilidad para ser difundida, es comprensible que la poesía haya sido elegida prioritariamente. Algunos de los jóvenes que comenzaron haciendo poemas, deciden hoy dedicarse a la prosa, consideran que ya han dado un primer paso en que han dicho lo que estimaban necesario en forma breve y directa.

Hoy se asiste en Chile a una efervescencia de la actividad cultural y literaria. Es evidente que no es la dictadura la que promueve estas iniciativas, es la población que se organiza para hablar, decir o escribir con sutileza lo que no se puede manifestar con evidencia. Además, todos se ven enfrentados a crear nuevas formas, a innovar: la necesidad de expresión no ha podido detenerse ni con prohibiciones, ni con separaciones geográficas impuestas, ni con miedo.

Nadie olvidará las imágenes que circularon por el mundo donde los militares chilenos -orgullosos- quemaban libros, banderas, afiches, discos, revistas; y si al trabajo "libre" que traspasó alambradas en Chile y a la separación del exilio, continúa un período de desconcierto, de ruptura, de silencio aparente, pronto -ya hacia fines de 1975, comienzos de 1976- se van formando grupos, van apareciendo folletos que irán creciendo en miembros, en páginas, en organización y en calidad.

Comienzan a circular publicaciones, se realizan encuentros, van apareciendo talleres, asociaciones. Con frecuencia, las actividades culturales organizadas son el producto del impulso confiado y constante de unos pocos apasionados ya que, generalmente, ahora, las universidades no cumplen el rol promotor que jugaron en el pasado(25). Todo este trabajo, muchas veces aislado y relegado a una provincia, una sociedad o una asociación, no cuenta con el apoyo necesario. Para que estas realizaciones puedan mostrarse y difundir masivamente y continúen desarrollándose, necesitan la existencia de condiciones hoy ausentes en Chile. Para que este fermento se concrete como la base de una cultura que llegue a todos y donde las mayorías se sientan interpretadas, Chile y los chilenos necesitan vivir en libertad y democracia(26)

Es probable que las condiciones vigentes en Chile hayan hecho que los escritores que comienzan se hayan sentido, a veces, más tentados a la denuncia que a interesarse en el modo que la expresa, pero estas preocupaciones no son excluyentes sino que se complementan.

Al llamado de atención de Enrique Lihn, poeta ya consagrado y en plena y cada vez más superada labor, los nuevos escritores -que en sus palabras: "se comprometían con la realidad pero no con la poesía"(27)- deberán responder superando la vieja disputa sobre la primacía de la forma o del contenido y, sin lugar a dudas, llegarán a integrar armónicamente lo que dicen y cómo lo dicen.

París, marzo de 1980.


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