Nació en Santiago en 1973. Es psicólogo por la Universidad Católica de Chile y en esa misma casa de estudios curza la carrera de Sociología. Participó en el taller del poeta Guillermo Trejo, de donde surgió el libro Cinco azares (Santiago, 1989), antología donde se incluyen sus primeros poemas. En 1992 publica Señor del vértigo. (Anticipo). (Santiago, Daled, 1992) con el que obtiene mención honrosa en el Premio Municipal de Poesía que otorga la I. Municipalidad de Santiago.
En 1994 publica la versión íntegra de Señor del vértigo (Santiago, Daex, 1994) y a finales de 1995 publica el poemario Y demora el alba (Santiago, Daex).

 

JERUSALEM
LAS MARIPOSAS DE THERESIENSTADT
AQUELLA EXTRAÑA RESIDENCIA
Y AL POLVO VOLVERÁS
DESNUDA Y SAGRADA
ÚLTIMO SEPULCRO

Subir

JERUSALEM

Nunca se desvistió Jerusalem, siempre visité los brazos de sus
calles,
arrugadas,
elementales,
hundidas en la piedra;
siempre estuve en sus santuarios y bebí del sabor profano
de sus vísperas, siempre uní mi licor a sus mujeres,
nunca dejé atrás a sus umbrales, no partieron mis abuelos
ni los abuelos de mis abuelos en el largo clavel de las generaciones.

He cruzado el mundo sin dejar Jerusalem.

He desperdigado mi alma como una semilla bondadosa.
He amado en tierra extraña.
He besado mis labios con un carbón encendido
y todavía no enmudezco.
Mis pies se quedaron en la piedra y mis pasos rodean el mundo
como a una laguna sin saciar su sed.
Volverán a Jerusalem sin haber salido de sus puertas:

no tendrá luto mi corazón: serafines y centinelas celan su alegría
como a un mineral sagrado y escondido.
Sólo el mar implorará por visitar Jerusalem.
Por tocar la fragancia de su piedra.

 

Subir LAS MARIPOSAS DE THERESIENSTADT

"Aquel último
resplandor de agudo y fuerte amarillo,
más vivo que el del sol, es una lágrima
sobre la piedra blanca....
Aquel resplandor de entonces era el último.
Pues aquí no vuelan las mariposas..."

Pavel Friedemann, 4 de junio de 1942.
Escrito en Theresienstadt.

He visto las mariposas de Theresienstadt,
pero no hay mariposas en Theresienstadt,
¿qué si no son mariposas?,
¿qué si no son de Theresienstadt?
Yo he visto las amriposas de Theresienstadt.
He visto los capullos de Thersienstadt,
pero tampoco hay capullos en Theresienstadt,
¿qué si no son de pétalo?,
¿qué si no son de Theresienstadt?
Yo he visto los capullos de Theresienstadt.
He visto los niños de Theresienstadt,
¿qué si no son de capullo?,

¿qué si no son de Theresienstadt?

 

Subir

AQUELLA EXTRAÑA RESIDENCIA

¿ En qué mito ?, ¿ en qué colina ?,
¿ sobre qué nopal instalose la ciudad ?,
¿ tras cuál paréntesis amurallada ?

Quiso la ciudad ser como la luna, mas era demasiado oscura;
quiso, luego, ser como la noche, mas era demasiado blanca;
aislada de Lo Eterno como un Caín gigante y bello
la ciudad -poema de ficciones- se hizo errante.

Hijos del polvo
todavía cuentan los mercaderes de La Historia,
aquella extraña y móvil suya residencia.

 

Subir

Y AL POLVO VOLVERÁS

(Sobre Majdanek)

¿Qué hay, Dios mío, más allá de la chimenea que se estira?
¿Homero al decir de Sócrates?
¿El polvo para darle a mis huesos trocados en ceniza?
¿Dios como la bruma?

Devuelve mi polvo, oh Señor del polvo,
antes del intacto blanco de mis huesos,
no quiero rasgarme en las ramas de Polonia,
no quiero este vértigo sin tumba, sin rocío
allá sobre la tierra,
no quiero desafiar al eco y crecer en su distancia hasta vaciarme,
oh Señor del vértigo,

amenazo con anudarme en una estrella, demorar la llegada de la tarde
y persistir en plena luz del día
                                              tristemente intacto.   

¿Quién pudiera recoger el crepúsculo de mis pies?


                                              de Señor del vértigo

 

 

Subir

DESNUDA Y SAGRADA

1.

Frente a las teas del Silencio
el poema y el poeta se observan
solitarios.

La mirada del uno sobre la ceguera del otro.
El luto del otro sobre el blanco del uno.

Extraña cita une a dos extraños.

El poema y el poeta se debaten
sin las manos:
                     callan.

2.

Frente a las teas del silencio
desvestida
hembra
sola,
       queda la palabra.
Sentadla desarmada:
                              -¡Amadla!
Anotad: la violencia es pura.
            Amar es una manera de callar.

 

Subir ÚLTIMO SEPULCRO

¿De qué abdicar si he perdido mi reino en un juego de barajas?
¿Caídos los imperios cómo temo
al alma no tocada
de una mujer?
Mi frente en la ventana.
Imagino un cigarrillo, eternidades, dunas solas...
No beberé del mismo viento.

Han acaecido todos los milagros;
Hemos repletado todos los museos. Nada acontece
bajo los sueños y los trajes; nadie bebe
vino blanco en aquel cristal oscuro:
nada apresura a los amantes y suicidas.
Nadie vestirá ese último sepulcro.
Mármol.
Silencio.
Amanece una semilla.
Ya dividió la medianoche
mas los extremos del fulgor no se tocan.
El día que anochece no es la misma noche que amanece.

Hay pueblos, hay piedrecillas solas,
hay zapatos solos
-hombres viudos- tan desnudos
como dioses muertos.
¡Ah corazón!, estéril rosa
que daña y alimenta...

Un hombre abandona sus brazos:
yo abandono este poema.
No hay palabras transparentes: para el blanco
bajó la luna; para el azul
alumbró la noche; para el silencio
bastó su Nombre.
Ah, por mi alma, escuchad
que profetizo
-con palabras-
que no existen las palabras.

de Y demora el alba