Soledad Novoa:

"Debemos reformular el modo de entender la historia del arte"

"Debemos reformular el modo de entender la historia del arte"
Durante las próximas semanas, la académica del Departamento de Teoría de las Artes, Soledad Novoa, encabezará distintas actividades en Bilbao, Buenos Aires y Santiago.
Durante las próximas semanas, la académica del Departamento de Teoría de las Artes, Soledad Novoa, encabezará distintas actividades en Bilbao, Buenos Aires y Santiago.
Desde fines de los noventa que Soledad Novoa investiga en torno al cruce entre arte y feminismo. En la imagen, la obra "Cría cuervas" de Gabriela Rivera.
Desde fines de los noventa que Soledad Novoa investiga en torno al cruce entre arte y feminismo. En la imagen, la obra "Cría cuervas" de Gabriela Rivera.
"Una constante es el desconocimiento que hay de la producción de mujeres artistas", dice Soledad Novoa. La imagen corresponde a una obra de Ángela Ramírez.
"Una constante es el desconocimiento que hay de la producción de mujeres artistas", dice Soledad Novoa. La imagen corresponde a una obra de Ángela Ramírez.

Distintas actividades son las que en las próximas semanas tendrán como protagonista a Soledad Novoa, quien fue invitada a dictar una ponencia en el curso Perspectivas feministas. Las producciones artísticas y las teorías del arte que se realiza en el centro cultural Alhóndiga de la ciudad de Bilbao; a inaugurar las IV Jornadas de Historia, Género y Política en los ‘70 que se desarrollarán durante los primeros días de noviembre en Buenos Aires; y a presentar la conferencia ¿Transformaciones radicales?: el arte, la guerra, las mujeres en el marco de un ciclo conmemorativo de los 100 años de la Primera Guerra Mundial que se realiza en la Biblioteca Nacional.

Junto a ello, la académica del Departamento de Teoría de las Artes también afina los últimos detalles del Coloquio-Taller arte/archivo/memorias/sexualidades que el 18, 19 y 20 de noviembre se desarrollará en el Archivo Nacional y en la sede Las Encinas de la Facultad de Artes, instancia en la que se “problematizará en torno a la relación entre esos conceptos desde las teorías de género, las teorías feministas y las nuevas construcciones de las sexualidades disidentes para luego analizar problemas instalados por prácticas artísticas que se vinculan, además,con el tema del archivo”, explica.

Todas esas actividades se relacionan con la problemática que Soledad Novoa investiga desde fines de los noventa: el cruce entre arte y feminismo, área en la que comenzó a profundizar mientras cursaba su Doctorado en Barcelona. “Ahí empecé a sistematizar lecturas teóricas sobre feminismo para vincularlo con las arte visuales”, cuenta esta académica que es enfática en señalar que esa reflexión es muy reciente en Chile. “Nunca nadie me habló de ese cruce antes de irme a España, cruce que sí se producía con la literatura, por ejemplo. Por eso la pregunta era por qué no se hacía una reflexión desde las artes visuales”, recuerda.

Y estando en Barcelona, ¿vislumbró alguna respuesta para esa pregunta?

Pensaba, y sigo pensando, que el campo de las artes visuales está dominado por una cultura masculinista y patriarcal. Diamela Eltitescribió El sistema se conserva intacto, sólo que el ghetto de las mujeres se ha ampliado, y yo creo que eso es así en artes visuales. Es decir, las artes visuales están dominadas por lo masculino y, en esa medida, la reflexión teórica en ese campo también es controlada por agentes masculinos. Por eso es que de pronto caemos en el chiste fácil y en menospreciar investigaciones de esta naturaleza. Eso, sin duda, sucedía en los noventa.

¿Fue difícil ingresar esta temática en la academia una vez que regresó a Chile?

Curiosamente no, porque propuse estos cursos y fueron bien acogidos. Lo que a mí me interesa es que mis estudiantes conozcan un poco de historia del arte real, es decir, artistas hombres y mujeres que han estado produciendo, pero sobre todo que aprendan a leer la producción artística desde el feminismo. Y esa lectura no se aplica sólo a una producción de artistas mujeres sino también de artistas varones. Ahora, el tema central es cómo logras aprender a leer textos y obras desde otro lugar para luego enfrentarte a la construcción histórica y desmantelarla.

¿Ése ha sido el objetivo desde un comienzo o se ha ido perfilando con los años?

Ha sido el objetivo desde un comienzo. Lo que se ha perfilado es el modo de lograrlo, que sin duda tiene que ver con una experiencia subjetiva y con ciertos modos de leer que ahora me permiten entender, desde la teoría, códigos que me chocaban desde muy temprano sin poder entender muy bien porqué. En ese sentido, es una cosa muy subjetiva que pasa al campo científico de la historia del arte, disciplina que necesita ser revisada, replanteada y desestabilizada.

¿Cuáles son las problemáticas que han ido surgiendo en el marco de sus cursos sobre arte y feminismo ?

Creo que una constante es el desconocimiento que hay de la producción de mujeres artistas y luego la necesidad de desestabilizar y deconstruir la mirada tradicional sobre la producción visual. Afortunadamente, el primer ejercicio que hicieron las feministas en los años 60 y 70 en el mundo anglosajón, cuando entraron al campo de la historia del arte, fue decir que había toda una historia a la que le faltaba  “la otra mitad”. Entonces, lo que debemos hacer es reformular el modo de entender la historia del arte.

¿Cómo?

Con pequeños gestos. Por ejemplo, la colección del MNBA exhibía tradicionalmente Los grandes maestros, y cuando me tocó a mí revisitar la colección, incluimos a “las maestras”. En la colección del MNBA no existe ninguna obra de Clarisa Donoso y hay sólo dos Matilde Pérez. Entonces, ¿cómo podemos hablar de una historia del arte cuando  la institución que debe resguardar esa historia no ha hecho el trabajo de adquirir aquellas obras?

Usted habla de arte y feminismo, y no de género o mujeres. ¿Por qué?

Porque el concepto género me incomoda bastante. Lo entiendo pero me incomoda. Es un término que políticamente ha perdido densidad. El feminismo, en cambio, que hoy día no es sinónimo sólo de mujer, tiene una historia y un sentido que me parece más rico, y da cuenta de toda una trayectoria a la vez teórica y política. Sin embargo, hay temáticas que tienen que ver con la construcción identitaria desde el punto de vista del género que van más allá del sujeto mujer, y que aún así parten de esta figura de mujer para desestabilizar las construcciones culturales que nos están haciendo daño como sociedad.

Y desde ese punto de vista, ¿sólo importa que sea mujer la artista tras la obra o la temática que se está poniendo en escena?

Importan ambas cosas, sin duda. Sin embargo, hay artistas que no necesariamente ponen en cuestión aquel concepto culturalmente construido en su época como mujer. En ese sentido, no es que el sujeto mujer no me interese, porque el punto es analizar cómo se ha ido construyendo ese sujeto mujer en la historia y cómo se ha ido construyendo, además, ese sujeto mujer artista. Creo que se trata de entender que no existe “la mujer”, que ésa es una construcción cultural que va variando a lo largo de la historia y en los distintos contextos. Es decir, una artista del siglo XIX europea, como BertheMorisot, es muy distinta a una Rebeca Matte en Chile, o a una artista contemporánea, en cómo entienden su ser mujer y su ser mujer artista.