Columna de Opinión:

¿Bioequivalente de marca o bioequivalente genérico?

¿Bioequivalente de marca o bioequivalente genérico?
Columna de Opinión: ¿Bioequivalente de marca o bioequivalente genérico?
Prof. Alfredo Molina, académico del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas
Prof. Alfredo Molina, académico del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas
Prof. José Jara, académico del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas
Prof. José Jara, académico del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas

Hace unas semanas, el presidente de la Cámara Nacional de Laboratorios (CANALAB), fue consultado por las diferencias de precios de los medicamentos bioequivalentes y el gran número de ellos que se comercializan bajo nombres de marca.

El reportaje publicado en El Mercurio (28.12.2014) apunta a que presumiblemente, los laboratorios privilegiarían la realización de estudios de bioequivalencia a los medicamentos similares (copias de marca), los cuales tienen un precio mayor a los que se comercializan como genéricos. En esa oportunidad, el señor Adrián Vega señaló: “Si tengo un medicamento genérico, y otro de marca, debo hacerles estudios a ambos, porque normalmente es la misma formulación; lo único que cambia es la línea de empaque”.

Esta declaración tenía como objetivo dar a entender que un laboratorio que produce el mismo principio activo en formato genérico y además bajo una marca comercial no privilegia contar con un bioequivalente de marca por sobre un bioequivalente genérico, ya que es la misma cadena de producción. Es decir, el mismo estudio sirve para ambos. Si bien este comentario parece inofensivo, deja en evidencia un tema de fondo, que no ha sido discutido por asociaciones gremiales del área de la salud o autoridades sanitarias relacionadas con el registro de fármacos o certificación de bioequivalencia: un laboratorio farmacéutico puede producir un medicamento genérico y al momento de empacar una parte llega a una caja “genérica” y otra parte de la producción se empaca en un envase atractivo, con un logo y colores llamativos y con un nombre de fantasía que entregue “seguridad y respaldo”; que cuenta con una campaña de marketing que sirve para posicionar la marca entre los profesionales prescriptores y pacientes.

Entonces, ¿qué es lo que se paga al comprar un similar de marca bioequivalente? ¿El logo? ¿El merchandising asociado a la visita médica? ¿Cuál es el valor agregado de esta copia bioequivalente de marca v/s el mismo producto, del mismo laboratorio, que se vende sin un nombre comercial? Sería interesante conocer esas respuestas para informar al público lo que realmente está comprando al elegir un similar de marca.

Dr. Alfredo Molina y Dr. José Antonio Jara
Unidad de Farmacología y Farmacogenética, ICOD
Facultad de Odontología - Universidad de Chile
ONG Políticas Farmacéuticas