“Lo que busco con la obra que exhibiré en el MAC, es poder traer a presencia a estas personas desde las imágenes fotográficas, objetos y documentos a veces cotidianos, a veces no, que registran historias de vidas pasadas instalando una memoria afectiva de ellos y sus familiares y con esto poder difundir estas historias desde otro lugar y espacio, que no ha sido consignado para esto, como es un Museo de Arte Contemporáneo”, explicó la profesora del DAV, Verónica Troncoso al referirse a su próxima exposición Relatos y fantasmas: Puesta en montaje de un archivo de la ausencia, que se enmarca dentro del Núcleo de Investigación y Creación Archivos Emergentes, proyecto Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile.
Dicha muestra está compuesta por 155 fotografías de diferentes formatos; textos con parte de los relatos y un archivo sonoro con lectura de los relatos que se podrán escuchar a través de parlantes instalados en la sala. “La producción de las fotografías comenzó en el 2011 y hay otras de este año 2015 que son los registros de Patricio Munita. La producción de esta obra en sí, es decir, selección de imágenes, textos y grabación de audio, la comencé en diciembre del 2014”, dijo.
Un trabajo que la profesora viene desarrollando desde hace seis años en el que reúne arte y archivo. “Mi labor emergió de una manera orgánica desde la reflexión sobre la fotografía y su capacidad de archivar y producir documentos a partir del registro de la realidad”, cuenta la artista.
Esta noción inicial sobre la fotografía derivó en la ampliación a diferentes tipos de registros –piezas documentales– que estaban en los archivos, documentos que son en sí, “repositorios de memorias, huellas y vestigios sin un relato hegemónico y que en algún sentido están dispuestos o más bien depositados para su subversión”, aclara.
El proyecto
De esta forma, Verónica Troncoso ha trabajado en la investigación, construcción y documentación de archivos sobre violaciones de Derechos Humanos durante la dictadura en Chile, cuyo resultado ha sido la creación del sitio web Arqueología de la Ausencia (www.arqueologíadelaausencia.cl). Un archivo online que reúne fotografías, cartas, prensa, certificados y relatos que provienen de familiares de las víctimas.
“El proyecto de Arqueología de la ausencia lo inicié hacia fines del 2011, como una emergencia de poder dar cuenta del vacío que existe con respecto a las historias sobre la violaciones a los derechos humanos en Chile durante la dictadura cívico-militar”, comenta y agrega, “lo primero en que caí en cuenta, fue la observación sobre qué tipo de información era la que había quedado fuera en los archivos, y resultó ser paradójicamente las historias de vida de estas personas y el relato subjetivo y afectivo de sus familiares”.
Para la realización de este proyecto, Verónica Troncoso ha contado con la colaboración del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, quienes buscaron en sus bases de donantes a quienes podrían interesarle participar en este proyecto. Además, su ayudante en la Universidad de Chile, Waldo Estuardo, tomaba registro fotográfico de las piezas documentales que los familiares tuviesen. Es así como durante el 2014 el proyecto ganó Fondart con lo que se pudo constituir un equipo de trabajo fijo, compuesto por: Isabel Hurtado como editora, Carla Peñaloza como investigadora y Paulina Soto como editora.
Así el proyecto fue tomando forma y ha logrado desarrollar su objetivo central: generar un archivo que mezclara las lógicas archivísticas con lenguajes visuales y conceptuales devenidos del arte, dando paso a una programación específica se montó en el archivo Arqueología de la Ausencia, que mediante una interfaz específica y singular re-dispone de piezas documentales y relatos que no se encuentran en los archivos.
Parte de ese trabajo es el que se exhibirá a partir del 21 de marzo en la Sala de Fotografía Emergente de MAC Quinta Normal. Una oportunidad para poder conocer registros de elementos como cajas repletas de objetos cotidianos, cartas escritas en la clandestinidad, cédulas de identidad que fueron guardados durante años por los seres queridos de las víctimas de Golpe Militar de 1973 y que por primera vez se exhiben en un museo.
“No es el memorial, no es el Museo de la Memoria, sino que es un lugar en donde llegarán otro tipo de personas y me parece que es fundamental descompartimentar los lugares que se han establecidos para hacer memoria sobre violaciones a los derechos humanos y los que no lo han sido, son una oportunidad de una apertura”, concluyó la académica.