22 de marzo Día Mundial del Agua:

La escasez de agua puede reducirse con una adecuada gestión del recurso hídrico

La escasez de agua puede reducirse con adecuada gestión del recurso
Seminario "Crisis del agua: diagnóstico y propuestas a partir de los consensos de la Iniciativa Agua y Medio Ambiente", organizado por el Senado y la Cepal.
Seminario "Crisis del agua: diagnóstico y propuestas a partir de los consensos de la Iniciativa Agua y Medio Ambiente", organizado por el Senado y la Cepal.
El Profesor Rodrigo es Ingeniero Agrónomo, Mención manejo de suelos y aguas, Universidad de Chile Dr. Ciencias Ambientales, U. Autónoma de Barcelona.
El Profesor Rodrigo es Ingeniero Agrónomo, Mención manejo de suelos y aguas, Universidad de Chile Dr. Ciencias Ambientales, U. Autónoma de Barcelona.
El académico Cristian Kremer es Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile y es Dr. en Filosofía en Ciencias de la Ingeniería (PhD), Washington State University, USA.
El académico Cristian Kremer es Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile y es Dr. en Filosofía en Ciencias de la Ingeniería (PhD), Washington State University, USA.
En la zona sur el déficit hídrico alcanza un 77% en Temuco, 82% en Valdivia, 79% en Osorno y un 67% en Puerto Montt.
En la zona sur el déficit hídrico alcanza un 77% en Temuco, 82% en Valdivia, 79% en Osorno y un 67% en Puerto Montt.

La gestión adecuada del recurso hídrico ha sido el esfuerzo principal de los académicos especialistas de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile vinculados a la problemática del agua. Docentes que hace más de una década trabajan en terreno, apelan a la gestión, toma de conciencia, junto a una fiscalización para resolver la crisis.

Un problema que recorre Chile

La escasez de agua es un tema que se ha ido posicionando en la opinión pública debido a la importancia de sus consecuencias y a la expansión del fenómeno. Actualmente no sólo las comunidades del norte sufren de la falta de agua, pues el sur del país también se ha visto afectado por la crisis hídrica. A lo largo del territorio nacional cerca de 114 localidades han sido catalogadas como zonas de emergencia agrícola debido a esta situación.

A modo de ejemplo, en la zona sur esta escasez ha ocasionado la baja de un 20% en la producción de leche, al igual que el ganado, que tuvo una caída del 11,6%, según el informe de la Asociación de Ganado de Chile.

Sumado a lo anterior, hay una presión creciente por una mayor demanda de agua de los distintos usuarios. Así lo explica el académico Rodrigo Fuster,  ingeniero agrónomo, doctor en ciencias ambientales y especialista en recursos hídricos, quien señala que ello configura una demanda que va en aumento frente a una tendencia a la disminución de la cantidad de agua existente, que se manifiesta además en la intensificación de esta escasez, tornándose cada año más vulnerable.

De esta manera, la situación de los recursos hídricos en Chile muestra un escenario actual en que el agotamiento de las aguas, la contaminación y los conflictos son parte de la realidad, o que, según las proyecciones de aumento de la demanda y del cambio climático, debiera agudizarse en el futuro de no presentarse un giro en la forma en que se gestionan estos recursos

Buscando las causas: ¿Lluvias, código de agua o manejo?

Como sucede generalmente en la búsqueda de las causas de fenómenos complejos, existe una diversidad de hechos que confluyen. Los especialistas destacan principalmente tres: disminución en las precipitaciones, que algunos la vinculan con el fenómeno del cambio climático; el código de agua, decretado en 1981 que permite que los derechos de aprovechamiento de agua sean entregados a privados de forma gratuita y perpetua y, finalmente el tercer punto que es la inadecuada gestión del uso y distribución del agua.

Sobre las escasas precipitaciones, si bien es un tema importante -señalan los especialistas- la capacidad de respuesta es poca, ya que es un tema estructural y el control que podamos ejercer sobre el fenómeno  o es a largo plazo o simplemente de muy poco alcance. En este contexto, resulta relevante poder abordar el tema desde los ángulos posibles de modificar, lo que nos remite al ámbito jurídico que regula el recurso hídrico y al ámbito de su gestión.

La dimensión legal nos lleva directamente al Código de Aguas del año  1981 implementó una nueva  institucionalidad introduciendo un modelo de gestión que se caracterizó por la nula regulación y una débil fiscalización institucional. El agua se separó de la propiedad de la tierra, transformándose en algo muy similar a un bien inmueble, lo que fomentó la creación de un mercado paralelo estimulado por la entrega de agua gratuita, a perpetuidad y sin restricción de volumen a particulares.  

La lógica es que en los años ’80 en un contexto de cambio de modelo de desarrollo en el que se hizo la contrarreforma agraria, se impulsó la idea de que la agricultura pasara de un modelo de abastecimiento interno a  un modelo de exportación. Ahí se modificó el estatus del agua, antes era el Estado que estaba a cargo de su gestión y distribución, en este nuevo escenario pasó a manos de privados.”, señala el profesor Rodrigo Fuster.

El Docente explica además que si bien esta reforma respondió a los requerimientos del desarrollo del modelo neoliberal, recalca que  en ningún país -bajo este sistema - el uso del recurso hídrico es gratuito, todos se encuentran con un impuesto asociado.

Sin embargo, mientras no se cambie la Constitución, las posibles modificaciones al Código de Aguas son limitadas. Pese a esto, los especialistas  sostienen que si bien el cambio de la ley de aguas es clave, de todas maneras se puede avanzar sustancialmente  en el ámbito de la  gestión del recurso hídrico.

 “Es injusto decir que el código de aguas es el responsable de todo el problema que tenemos con el recurso hídrico, hay evidencia de que genera problemas, pero se debe considerar que hay una realidad distinta y frente a ella  necesitamos nuevos modelos de gestión”, sostuvo Rodrigo Fuster.

Nuevas realidades, nuevos modelos de gestión de los recursos naturales

Uno de los conceptos claves que moviliza la investigación en la Facultad de Ciencias Agronómicas relacionadas con el agua, es el de “Gestión Integrada de Recursos Hídricos”  siendo una propuesta que considera aspectos económicos, sociales y ambientales. Un manejo que busca adaptarse a los escenarios actuales, considerando la realidad específica de las cuencas, sus comunidades, las necesidades productivas, la conservación del medio ambiente y la incorporación de nuevas tecnologías.

Esta propuesta contrasta con el manejo de agua que se ha realizado tradicionalmente, que más bien  ha tenido un enfoque fragmentado. La Gestión Integrada se preocupa fundamentalmente del manejo de la demanda y la oferta del agua. La integración es considerada bajo dos categorías básicas: el sistema natural, con su importancia crítica para la calidad y la disponibilidad del recurso, y el sistema humano, que determina el uso del recurso, su contaminación y la producción de desechos. 

Frente a este escenario, aparece como alternativa importante el desarrollo de tecnologías que permitan incorporar nuevas fuentes de agua a la oferta. Para esto, la utilización de recursos no convencionales como la regeneración y reutilización de aguas y la desalación se vislumbran como alternativas que pueden contribuir a estos fines, ya que permiten optimizar la utilización de recursos hídricos que han sido desechados o bien de aguas saladas o salobres, que no cumplen con los estándares para la mayoría de las necesidades hídricas humanas.

El gran obstáculo para la masificación de estas tecnologías, sin embargo, es el costo de inversión y mantención,  que muchas veces los usuarios no están dispuestos a pagarlos.
En este sentido, el Profesor Cristián Kremer, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Dr. en Filosofía en Ciencias de la Ingeniería, especialista en Riego y Drenaje, Drenaje Agrícola, Sistemas de Riego,  señala que el problema reside aún en los usuarios del agua,  quienes “aún no tienen conciencia del problema”.

Es un comportamiento casi generalizado, desde el pequeño agricultor hasta el inversionista con más recursos, no  intentan incorporar nuevas tecnologías y mejorar su gestión. Muchas veces tienen los medios para hacerlo pero no creen en nuevos sistemas y prefieren mantenerse con el que conocen”, señala Cristian Kremer.

Pareciera que en el área agrícola la prioridad no es el uso eficiente del agua ni su conservación a largo plazo, sino más bien los esfuerzos están centrados en el ahorro de los costos de producción, con el objetivo de una rentabilidad inmediata.  

En este sentido el académico sugiere que es necesario continuar con los proyectos que buscan generar propuestas de gestión, con el objetivo de optimizar el uso del agua. Proyectos que debieran tener una mayor continuidad en el tiempo, ya que actualmente las iniciativas tienen una duración de 1 o 2 años, lo que no permite generar resultados y políticas a largo plazo.

Por otra parte, el Profesor Kremer señala que es imprescindible contar con una rigurosa y sistemática fiscalización asociada a sanciones económicas para que esta dinámica permita generar un cambio en el comportamiento cultural de los usuarios del recurso hídrico.

Finalmente,  en este Día Internacional del Agua la mirada del académico e investigador Rodrigo Fuster es optimista; una esperanza que se basa en la evidente evolución positiva del tema, hoy en día los temas ambientales, no son la última variable a considerar, se entiende que es una variable principal porque el deterioro ambiental implica la falta de agua a futuro”.

Es así como en un lapso de 10 años, la problemática se encuentra en el debate público, favoreciendo medidas e iniciativas en esa dirección. Ejemplo de ello ha sido la participación activa de la Universidad de Chile en espacios en los que se definen las políticas públicas sobre este tema.