Académicos de la U. de Chile lanzan sus apuestas:

¿Cómo debería ser el nuevo canal cultural de todos los chilenos?

¿Cómo debería ser el nuevo canal cultural de todos los chilenos?
El pasado 21 de mayo la Presidenta Michelle Bachelet anunció la creación de un nuevo canal cultural de televisión, educativo, estatal y de libre recepción.
El pasado 21 de mayo la Presidenta Michelle Bachelet anunció la creación de un nuevo canal cultural de televisión, educativo, estatal y de libre recepción.

Pluralismo. Esa es la palabra que Faride Zeran, Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de esta Casa de Estudios y Premio Nacional de Periodismo 2007, dice que debería definir al nuevo canal cultural anunciado por el Gobierno. “Pero no entendido como el cuoteo entre izquierda y derecha que guía hasta ahora la conformación del directorio de TVN, sino como un verdadero reflejo de las preocupaciones culturales y ciudadanas del país”, señala.

Para Bernardo Subercaseaux, académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades, es clave que esta nueva señal considere la cultura en una doble perspectiva: como expresividad artística –cine, artes plásticas, teatro, video, literatura, música, danza, arquitectura, cultura popular– y como expresividad antropológica –costumbres, identidad, pueblos originarios, lenguaje, hábitat, vida cotidiana, cambios culturales, medio ambiente, inmigrantes, campo-ciudad, exilio–, ambas perspectivas dice el académico “en su dimensión histórica y contemporánea”. 

Desde el mundo de la ciencia, el Profesor Jorge Babul, Director del Programa de Bachillerato de la Universidad de Chile advierte: “Todo lo que hemos inventado nosotros es cultura. Yo apunto a la integración del conocimiento”, indica y subraya el hecho de que esta nueva iniciativa cultural debiese incluir las diversas perspectivas y actividades que realiza el ser humano.

Hans Mülchi, académico del Instituto de la Comunicación e Imagen refiere que este canal estatal tendría que poder "canalizar problemáticas culturales y sociales de la sociedad chilena, y en ese sentido ser una voz de los grupos que se expresan desde los distintos ámbitos de organizació, desde las universidades hasta las organizaciones sociales de base, incluyendo a los clubes deportivos, juntas de vecinos y municipalidades.”

Audiencias

A quiénes se dirigiría un canal cultural del Estado y qué se pretende en términos de público es otro punto en la reflexión que surge tras este anuncio presidencial.

En cuanto a destinatarios el Profesor Subercaseaux apunta a que esta señal debería considerar todas las edades y una población étnicamente diversa. “Abordar temáticamente  de preferencia contenidos de ámbito nacional y latinoamericano, pero también internacional. Además debería abordar temas políticos locales desde el ángulo cultural: relaciones Chile- Bolivia, bullying y anomia escolar, violencia en los estadios, globalización, nuevas tecnologías, transporte, delincuencia, narcotráfico y gastronomía. Contemplar al menos un programa cultural conducido por y para niños y otro por y para adultos mayores. También una franja científica una vez a la semana”.

Jorge Babul, en tanto, lo imagina como la escena de una obra de teatro en que diversos actores dialogan entre sí. “Que haya personas de distintas áreas que discutan sobre distintos problemas. Veamos el tiempo mirado por la física, el arte, la religión, la biología, etc. Así uno aprende cosas”, dice refiriéndose al modo en que se debería llegar al público televisivo.

Mülchi da otro giro a este tema: “Lo que no necesariamente todo el mundo se plantea es la problemática de la audiencia, porque el tema de un canal de esta naturaleza tiene que cumplir con cultivar audiencias, crear audiencias –que es un trabajo a largo plazo– y al mismo tiempo, seducir al público que hoy existe. Si perdemos de vista esto, el gran problema que puede tener un canal estatal es lo que pasa con canales culturales de América Latina, que tienen una excelente programación pero que no los ve nadie”, advierte.

Financiamiento y dirección

Al hacer el anuncio en su discurso del 21 de mayo, la Presidenta Bachelet señaló que esta nueva señal de televisión cultural y educativa sería “de recepción libre, gratuita y sin publicidad", agregando que su objetivo es "hacer de la televisión un instrumento que dé cuenta de la diversidad cultural y geográfica de Chile y esté al servicio de todos los chilenos y chilenas".

Ante estos dichos, y a la espera de conocerse la forma en que operaría y se financiaría este nuevo canal, los académicos de nuestra Universidad proyectan ciertas fórmulas.

“Creo que a nivel de contenido debería funcionar con un directorio que refleje una diversidad regional y cultural del país, con  distintos actores involucrados en la cultura, como creadores, productores, organizaciones ciudadanas, rectores de universidades regionales, académicos, etc., para que den vida a una parrilla crítica y capaz de enriquecer el debate”, afirma Zeran quien consultada respecto al financiamiento es tajante: “Por supuesto que debe ser financiado por el Estado”.

El Profesor Babul también es categórico en que el financiamiento debe ser estatal. “Yo soy partidario de lo público a través del Estado”, dice al tiempo que propone para su dirección la formación de “un consejo donde haya personas que tengan visiones del mundo diferentes, que provengan de formaciones diferentes y que traten de hacer algo que nos haga ver el mundo más como es y no de forma tan fraccionada”.

Una idea similar tiene el profesor Subercaseaux quien en cuanto a dirección propone “un consejo con miembros legitimados en el ámbito cultural, sin cuoteo político, y con cierta autonomía e independencia. No puede ni debiera ser un medio al servicio del Ministerio de Cultura, y en el plano operativo y de gestión directiva debe contar con personal competente que sepa y tenga experiencia en televisión”.

Por último, Faride Zeran pone sobre la mesa otra arista de este anuncio: el rol que TVN debiera cumplir al lanzarse la señal cultural. Para la Vicerrectora, aun cuando se concrete esta iniciativa todavía queda pendiente la modificación de la ley de TVN, “porque necesitamos  un canal público de verdad, capaz de abordar todas las otras esferas importantes para nuestra vida en sociedad”, afirma y enfatiza que el rol que le correspondería a TVN en este nuevo contexto, “sería el del aseguramiento de la emisión de contenidos relevantes con una mirada pública, ciudadana, independiente de los grupos de poder y del gobierno de turno. La deuda de una televisión pública de verdad, que no tenga la exigencia actual de autofinanciarse, sigue siendo una tarea”.