Mario Hamuy, Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015

"Es un deber de los científicos salir del laboratorio y comunicarse con la sociedad, si no, no tiene sentido hacer ciencia"

"Es un deber de los científicos salir del laboratorio"
Hamuy cuando recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas hace unos meses en el Ministerio de Educación.
Hamuy cuando recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas hace unos meses en el Ministerio de Educación.
Tras el Premio Nacional, Hamuy indica que le corresponde "trabajar por el desarrollo de un país, de un Chile más tecnológico, más científico, con altura de miras"
Tras el Premio Nacional, Hamuy indica que le corresponde "trabajar por el desarrollo de un país, de un Chile más tecnológico, más científico, con altura de miras"

Pasada las cinco de la tarde recibió el llamado desde el ministerio de Educación. El 28 de agosto, el académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y director del Instituto Milenio de Astrofísica MAS, Mario Hamuy, era notificado por la ministra Adriana Delpiano que era el nuevo Premio Nacional de Ciencias Exactas. 

Hasta las dependencias del MINEDUC llegó a eso de las seis de la tarde. “El jurado basó su decisión en atención al impacto de sus trabajos en el campo de la astronomía a nivel mundial en el ámbito de las supernovas, en particular la medición precisa de la tasa de expansión del universo”, decía la secretaria de Estado al leer el decreto que oficializaba este nombramiento, aludiendo, entre otros aportes, al realizado por Hamuy en el Proyecto Calán Tololo, que condujo al descubrimiento de la existencia de un nuevo componente de energía oscura que es el 70 por ciento de toda la energía del universo, hallazgo por el que recibieron el Premio Nobel de Física 2011 los astrónomos Perlmutter, Schmidt y Riess.

Pero, como cuenta Hamuy, su interés por la astronomía se desarrolló en la infancia, cuando “la astronomía era una rareza”. Tenía nueve años cuando Neil Arsmtrong pisaba la luna en 1969, en una época donde los soviéticos y los norteamericanos competían por la carrera espacial. “Eso también fue una fuente de información que me motivó a interesarme en saber que había allá en el espacio”, cuenta.

Es por eso que perseveró en el tema en la enseñanza media. “Ahí descubrí la física, la química y cuando llegó el momento de ingresar a la universidad, no tuve ninguna duda de entrar al plan común de la FCFM, porque era precisamente en la U. de Chile donde existía el principal centro de estudio de astronomía, el observatorio de Cerro Calán”. Luego del segundo año optó por la Licenciatura en Física, “porque en aquellos años no había Licenciatura en Astronomía”. Fue recién en el postgrado que Hamuy realizó su tesis de magíster en temas astronómicos. De ahí a la fecha ha ido consolidando su destacada carrera.

¿De dónde surge este énfasis que ha tenido su carrera respecto a la divulgación científica?

Recuerdo que desde que era estudiante de plan común ya me interesaba la docencia y tuve la oportunidad de ser profesor auxiliar en cursos de Álgebra Lineal y de Introducción a la Física y lo disfrutaba mucho, me gustaba comunicar y tratar de enseñar claramente. Después hubo una etapa en la que me dediqué a la investigación para consolidar mi carrera de investigador, y vine a retomar la divulgación gradualmente y ya de manera mucho más marcada cuando volví a Chile de mi doctorado. Ahí me dediqué fuertemente a dar a conocer los trabajos que habíamos hecho, especialmente lo que tenía que ver con el trabajo de supernovas que condujo al descubrimiento inesperado en 1998 de la aceleración del universo, que posteriormente fue reconocido por un Premio Nobel.

Y lo hago porque creo, además, que es un deber. Nuestra investigación es financiada por la sociedad, por lo tanto creo que es nuestro deber retribuirle con los conocimientos que genera nuestro trabajo. Creo que es un deber de todos los científicos, salir del laboratorio  y comunicarse con la gente, con la sociedad, porque si no, no tiene sentido hacer ciencia.

En ese sentido, y pensando en la astronomía es de alguna forma una disciplina lejana conceptualmente hablando, ¿cómo acercarla más cotidianamente?

Hay que partir con dar a conocer a las personas que sus raíces están allá arriba, en el cosmos. Que cada uno de los átomos que conforman nuestro cuerpo se formaron en el big bang hace 13 mil 700 millones de años, particularmente el hidrógeno que constituye el agua, que es la mayor parte de nuestro cuerpo, y los otros elementos químicos, el calcio, el hierro, el oxígeno que respiramos, vienen del interior del corazón de las estrellas. Que las estrellas demoran millones de años en producirse y que luego, cuando explotan dispersan esas semillas por el espacio y posteriormente, a partir de esa materia prima se van a producir moléculas, aminoácidos y de ahí las bacterias, y de ahí nosotros.

Chile es un lugar privilegiado en cuanto a posibilidades de observación, nuestros científicos cuentan con un diez por ciento del tiempo disponible para este ejercicio. Si tenemos tantos beneficios por estas condiciones, ¿qué aspectos serían importantes para complementar esta disciplina que tiene múltiples oportunidades acá en Chile?

Creo que hay que seguir explotando el 10 por ciento de tiempo de observación, que va a ser mayor por la cantidad de instrumentos que van a operar en Chile en la próxima década, son muchas más horas de observación finalmente que tenemos que usarlas con un sentido de responsabilidad, de calidad, de excelencia. Por otro lado creo que hay mucho potencial para que Chile se involucre en los desarrollo de instrumentación astronómica. Hasta ahora en general los observatorios internacionales diseñan y construyen sus equipos afuera, los traen a Chile y los instalan, por eso requerimos involucrarnos mucho más en ese ámbito porque es una gran oportunidad para que ingenieros chilenos puedan desarrollar al máximo sus capacidades y de esa manera generar capital humano muy avanzado.

En ese sentido, ¿qué rol jugaría el fortalecimiento de la institucionalidad científica?

En lo que estamos todos de acuerdo es en crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación, tanto así que la comisión recientemente creada por la Presidenta trabajó arduamente durante meses y elaboró un informe en el cual la principal conclusión es la necesidad de que creemos un ministerio para que de aquí al año 2030 podamos estar acercándonos a niveles de inversión en ciencia y tecnología del 1 por ciento, es decir, triplicar nuestra capacidad de investigación. Entonces, el diagnóstico está hecho. Tenemos que dar ese paso porque a partir de un ministerio vamos a crear la visión de desarrollo científico tecnológico para Chile. Creo que sin ciencia, sin un Chile Científico tecnológico vamos a ir quedándonos atrás. Así es que eso es lo que esperamos que ocurra, que haya una decisión política de echar a andar este ministerio.

Finalmente, ¿cuál es el rol que tiene ahora como Premio Nacional?

Es una responsabilidad muy grande justamente con quien me lo otorga, que es el país. Así es que lo que me corresponde es trabajar por el desarrollo de un país, de un Chile más tecnológico, más científico, con altura de miras, es decir, no solo mirando mi metro cuadrado, mi disciplina, sino pensando en el bien superior del país, acompañado de un sentimiento de agradecimiento muy grande, justamente para el país en su totalidad que me hizo este reconocimiento.