Bitar, Peña y Atria debatieron acerca de financiamiento a universidades y compromisos con el Estado

Bitar, Peña y Atria debatieron sobre financiamiento a universidades
Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, fue uno de los participantes del 5° Foro del Senado Universitario.
Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, fue uno de los participantes del 5° Foro del Senado Universitario.
El ex ministro de Educación, Sergio Bitar, fue otro de los expositores de este interesante foro desarrollado en al aula magna de la Facultad de Derecho.
El ex ministro de Educación, Sergio Bitar, fue otro de los expositores de este interesante foro desarrollado en al aula magna de la Facultad de Derecho.
El tercero en cuestión fue el abogado constitucionalista de nuestra universidad, Fernando Atria.
El tercero en cuestión fue el abogado constitucionalista de nuestra universidad, Fernando Atria.

El pasado miércoles 4 de noviembre se llevó a cabo del 5° Foro sobre una Reforma al Estatuto de la Universidad de Chile, ocasión en la que debatieron el ex ministro de Educación y hoy miembro del Consejo Universitario, Sergio Bitar; el Rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, y el abogado constitucionalista, Fernando Atria.

El evento, desarrollado en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de nuestra institución, se efectuó según el precepto “Financiamiento estatal a las universidades, compromisos recíprocos”, donde se analizaron distintos tópicos relativos a la financiación de las casas de estudio, la autonomía de las mismas y la inversión en investigación, entre otros temas.

Peña: hay deberes que las universidades deben cumplir sin importar si reciben o no financiamiento estatal

De entrada, el abogado y especialista en asuntos públicos, Carlos Peña, manifestó que “hay deberes que las universidades deben cumplir con prescindencia de cuál sea su fisonomía, su origen o su índole, y con prescindencia, sobre todo, de si media o no financiamiento estatal”.

Asimismo, el catedrático indicó que el Estado debe cuidar de sus propias instituciones, haciendo que sean fuertes dentro del sistema. Si esto no ocurre, se arriesga el peligro de que el sistema de educación superior sea “negado, inundado, cooptado por intereses meramente particulares”.

“Y a fin de evitar ese peligro, que creo yo acecha a cualquier sistema universitario o de educación superior de índole mixta, me parece a mí imprescindible que el Estado fortalezca tratando preferentemente a sus propias universidades”, dijo Peña.

En contrapartida, sostuvo Peña, el Estado tiene derecho a exigir compromisos recíprocos a las universidades privadas que “reciban algún tipo de financiamiento con cargo a las rentas generales. Ahí sí que el Estado tiene todo el derecho, y las universidades el deber y la obligación, de adherir a compromisos recíprocos claramente especificados”.

Atria: la demanda es por una transformación del sistema

A su vez, el abogado constitucionalista de la Universidad de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Atria, se manifestó escéptico del rumbo de la reforma educacional que lleva adelante el gobierno de Michelle Bachelet.

Indicó que, para él, la “demanda es como una demanda de transformación del sistema universitario. Es decir, de lo que se trataba era no de corregir algunos vicios del sistema universitario, sino de transformarlo. Y eso entonces plantea la cuestión de cómo se hace un cambio transformador”.

“Soy bastante, a estas alturas, escéptico, de que el sistema político actual esté en condiciones de entender cómo se hace un cambio transformador”, añadió.

Ahora, analizando el tema del financiamiento específicamente, Atria manifestó que este debiera ser un financiamiento universal, lo que entiende por todos los estudiantes de todas las instituciones.

Sin embargo, no cree que se dé ese tipo de gratuidad universal, lo que derivaría en dos posibilidades: “una, como en el sistema escolar, las universidades estatales se transformen en instituciones deficitarias y decadentes, en el sentido de que a ellas van quienes no pueden acceder a las casas de estudio presentes en el mercado. Y la segunda, que se dé una situación similar a la que se da en Brasil, donde hay recintos públicos prestigiosos, pero muy selectivos. Entonces, ahí van los más ricos, donde estudian gratis, pero el resto de la población debe ir a las otras universidades y pagar por su educación”.

En otro ámbito, Atria se refirió al término de “universidad pública”, donde él encuentra un sentido donde es una expresión redundante “porque una universidad, si es privada, no puede verdaderamente ser universidad (…) La universidad no puede ser universidad si tiene dueño”.

Bitar: el Estado debe ampliar la matrícula en sus universidades

El tercer panelista invitado fue el ex titular de Educación durante el gobierno de Ricardo Lagos, Sergio Bitar. Para él, la primera tarea que impulsaría sería un “plan del Estado de ampliar la matrícula en las universidades del Estado. Uno puede poner un número, yo he estado proponiendo de 150 mil que tenemos hoy a 200 mil el año 2020 y por qué no 250 mil el año 2025”.

A ello, agregó otro tema importante, que es el de la investigación, que tiene que expandirse con mucha más fuerza de lo que se está haciendo. Como ejemplo, puso el caso de Corea del Sur. Señaló que Chile tiene un 0,4 o 0,5% del PIB en esta materia, mientras que el país asiático gasta cerca del 4%. O sea, 10 veces más.

“Y las cifras son bien impresionantes en el número de investigadores. La cifra de investigadores chilenos están en el orden, lo que se entrega por los órganos correspondientes, de los 8.000, y las cifras últimas que he visto de Corea son 400 mil”, señaló.

A ello agregó que el sistema de empresas en Chile no genera dinámicas de investigación, justo lo contrario a lo que sucede en Corea, que partió en los años 50 justo como nosotros, donde el 70% de la investigación lo hacía el Estado y hoy solo hace el 30%, mientras que el 70% lo hacen las empresas.

“Piensen ustedes que Corea creó el Ministerio de Ciencia y Tecnologías el año 1967. Nosotros todavía no tenemos una instancia que mire ese problema, y con la crisis del cobre actual esta materia también va a ser fundamental”, finalizó Bitar.

Autonomía universitaria

Otro de los temas importantes que se trató en la discusión fue el de la autonomía universitaria y el contrapunto que se da entre ella y la regulación. Para Fernando Atria, “si no hay autonomía, si la universidad está expuesta a ser controlada por intereses ajenos a los de la universidad, entonces eso no es una universidad”.

“Esta pretensión, este reclamo de autonomía como definitorio de la institución universitaria, que entonces es una autonomía que no se erige frente al Estado, se erige a cualquier poder en torno a la universidad, es una dimensión que hoy día pasa desapercibida”, añadió Atria.

Sobre el mismo tema, Carlos Peña entró en el ámbito de la regulación a las universidades, calificando muy negativamente lo que se vive hoy en nuestro sistema universitario. “No hay realmente otra área del quehacer en Chile que posea tal característica. Es decir, donde usted se mueva como si no existiese Estado”, dijo.

A ello, añadió, que “quienes mejor homenajean esta dimensión de la racionalidad son justamente las universidades. Pero atención: ser público en este sentido desde luego no quiere decir ser estatal. Porque ese es un prejuicio, casi una superstición que circula y que es profundamente errónea”.

“Hay universidad desde el siglo XII, la palabra Estado surge en el siglo XIV, con Maquiavelo, y el concepto de Estado como tal comenzó a usarse recién en el siglo XVII”, afirmó, agregando que “la autonomía, por lo menos el ideario que estoy recién explicando, quiere decir sujeción a reglas. ¿Qué reglas? Bueno, las reglas de la racionalidad”.

Y, profundizó, señalando que otro gran peligro que acecha a las universidades es el estar al servicio de poderes ajenos a sí misma, lo cual no ocurre sólo cuando las entidades están al servicio de un controlador externo. También ocurre cuando están capturadas por algunos de sus miembros.

“Cuando un grupo de profesores hace suya la universidad al servicio de una ideología o de un puñado de prejuicios, cuando se cree autorizado en razón de esa ideología a ser uso de la coacción, también la universidad está enajenada, está fuera de sí, está en manos de poderes que le son extraños. La universidad es autónoma cuando, paradójicamente, se somete a las reglas de la razón. Ese es el punto que yo querría subrayar”, indicó Peña.