Columna de opinión

"La crisis institucional del fútbol en Chile: la sociedad fluye a través del fútbol y el fútbol fluye a través de la sociedad"

"La crisis institucional del fútbol en Chile"
Profesores Rodrigo Figueroa y Patricio Carvajal.
Profesores Rodrigo Figueroa y Patricio Carvajal.

A mediados de año, Chile conquistó su primera Copa América en el fútbol. Un logro importante para quienes viven en torno al fútbol y al mismo tiempo un hecho resignificado como un triunfo nacional por las elites políticas y económicas, y la ciudadanía en general. En términos específicos, el haber alcanzado la copa implicó un respaldo a la gestión institucional en el fútbol profesional y al mismo tiempo un bálsamo de paz para la clase política y económica, cuestionada por los casos de corrupción.

La semana pasada, el ex presidente del futbol chileno dejó el país, casi cumpliendo lo anticipado por Bielsa en su conferencia de despedida, renunciando a su cargo y siendo investigado por una corte federal de los Estado Unidos, esto en el marco de una investigación por coimas a dirigentes del futbol sudamericano, hecho relacionado a la obtención de los derechos de televisación de futuras copas américas. Tal hecho ha desencadenado otros eventos y un cúmulo de información que han mostrado la precariedad de la gestión institucional del fútbol en Chile. En efecto, sus propios actores la han calificado como un desastre y denota que el éxito deportivo del seleccionado chileno es un fenómeno ajeno al mal momento que vive la trayectoria institucional del futbol profesional en Chile.

Más allá de las acusaciones y los hechos de corrupción detrás de tales eventos, lo interesante es que la crisis desatada por la renuncia del presidente de la ANFP, muestra una primera crisis estructural de la reciente reorganización del futbol chileno a través de la privatización de los clubes. Junto a Sergio Jadue, hoy son cuestionados otros dirigentes, los cuales expresan el nuevo modo de organización y dirección del futbol impulsado por una modernización del futbol profesional basada en la transformación de los clubes en sociedades anónimas. En términos específicos este cuestionamiento apunta a tres aspectos principales.

Primero, la administración de los clubes ha reducido la gestión del intangible que es la pasión por los clubes a la mercantilización de la misma. Tal hecho ha generado que la única forma de tratar a los “hinchas” sea el entenderlos como consumidores de sus productos, desde una entrada/asiento hasta las camisetas en sus distintas versiones, esto principalmente en los clubes con mayor adhesión.

Segundo, el conjunto de los clubes del futbol chileno y la ANFP han reducido la gestión por sus recursos a la relación que sostienen con el CDF. Tal hecho ha implicado que la mayoría de los clubes no tienen ningún incentivo en mejorar sus espectáculos y la gestión de sus estadios para construir la fiesta del futbol. Aquí el tema no es el CDF, de hecho el futbol debe y deberá convivir con la televisión, sino que el problema es que aquellos que gestionan el fútbol ven que la televisión es suficiente para desarrollar la actividad.

Tercero, los actuales dueños de los clubes administran la actividad como una gestión económica que debe obtener recursos en el corto plazo. Una lógica de gestión de lo económico y toma de decisiones que reproduce la acción económica en los mercados financieros. Por ello, el actual ethos económico dominante en el futbol sea la especulación financiera, un lenguaje sobre la lucha por los paquetes accionarios, y por cierto la desvinculación de todos aquellos intereses distintos a la búsqueda de la rentabilidad económica en el corto plazo (el sueño de la venta de un jugador o la relación entre campeonato y el valor de la acción, o entre ventas de camisetas y el valor de la acción). Lo paradójico, es que haciendo esto, los clubes desvalorizan su propio “producto”, algo que no tiene precio y que es incalculable, como es la pasión por un club y por el fútbol.

En los hechos recientes del fútbol chileno se expresan aspectos asociados al Chile actual y las ideas que las elites políticas y económicas han impulsado en las últimas décadas. Es decir, un conjunto de ideas que permean nuestra vida cotidiana y las formas de organización de la sociedad chilena. Por ejemplo, la gestión basada en la búsqueda de “eficiencia económica” que no duda en quebrar sus propias barreras normativas y legitimando una ética del vale todo, lo cual se expresa coloquialmente en esa sentencia que el mismo Jadue (y muchos de los que dirigen en este país) les señalaba a sus colaboradores cercanos “hago bien la pega”. Como en toda crisis hay una oportunidad para cambiar esta forma de “hacer” en el fútbol. Parece ser una utopía descabellada y sin sentido de acuerdo al nuevo ethos cultural de la sociedad neoliberal en Chile, pero en el fútbol hay algo puede ser una barrera para dicha forma de hacer: la pasión y el amor por la actividad y un club. Algo que no puede ser reducido a una mercancía. De ahí que hoy exista la posibilidad para hacer algo distinto, traer nuevas formas de organización y realización de la actividad, un desafío que tienen los actores del fútbol para tratarlo como algo que va más allá del mercado.