Columna de opinión:

Acuerdo de paz en Colombia: El inicio de un difícil camino

Acuerdo de paz en Colombia: El inicio de un difícil camino
El gobierno colombiano firmó un cese al fuego con la guerrilla de las FARC-EP, paso previo al acuerdo de paz definitivo con la guerrilla más antigua de América
El gobierno colombiano firmó un cese al fuego con la guerrilla de las FARC-EP, paso previo al acuerdo de paz definitivo con la guerrilla más antigua de América
La profesora Paz Milet del IEI, explicó los desafíos pendientes para lograr la paz, incluyendo el mecanismo para validar los acuerdos, y el control de los grupos paramilitares.
La profesora Paz Milet del IEI, explicó los desafíos pendientes para lograr la paz, incluyendo el mecanismo para validar los acuerdos, y el control de los grupos paramilitares.

El 23 de junio quedará grabado en la memoria de los colombianos como el día en que un acuerdo entre su gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), inició el proceso de término de más de 50 años de un conflicto armado que tuvo amplias repercusiones para ese país. No sólo por el costo en vidas humanas asociado, sino por que afectó los cimientos políticos, sociales y económicos de Colombia.

Hace ya cuatro años que el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC iniciaron este proceso de diálogo, acompañados por una serie de países latinoamericanos y por el gobierno de Noruega, y que queda reflejado en el documento suscrito ayer que comprende -entre otros puntos- el cese al fuego bilateral y definitivo, la entrega por parte de la guerrilla de sus armas a la ONU y el compromiso del gobierno de ayudarlos a reinsertarse efectivamente en la sociedad colombiana, a través por ejemplo de la creación de 23 zonas transitorias de normalización y 8 campamentos supervisados, que facilitan la concentración y posterior desmovilización.

Sin duda estos acuerdos marcan un antes y un después para Colombia, pero aún falta mucho por avanzar hacia la aplicación de lo acordado.

Un primer desafío va ser responder al mecanismo de validación de los acuerdos que determine la Corte Constitucional. Este fue un punto que generó bastante debate entre las partes negociadoras, pues el gobierno propuso la realización de un plebiscito, mientras las FARC optaban por la realización de una Asamblea Constituyente. No obstante, en el documento final los dos expresan que acatarán la decisión de la Corte, que confirmaría la opción gubernamental.

Una segunda necesidad es el saneamiento de las zonas que estuvieron bajo control de las FARC. Esto implica desminado, pero también actuar contra las bandas criminales ahí presentes.

No obstante hay dos objetivos de mayor alcance, que falta por resolver. Primero, la reincorporación efectiva a nivel político y social de los desmovilizados. Se calcula que actualmente las FARC están conformadas por alrededor de siete mil ochocientos hombres con realidades muy distintas. Por ejemplo, guerrilleros que hace 25 años estaban incorporados en esta fuerzas y por otro lado, jóvenes menores de 18 años que habían sido obligados a incorporarse a sus filas. Cómo generar una reinserción efectiva para cada uno de ellos es sin duda un gran desafío, como ya se evidenció en la etapa posterior al conflicto centroamericano.

Segundo, es necesario entender que este sólo es el inicio del camino de pacificación. Un paso emblemático y muy significativo, pero que ahora es necesario negociar con el ELN y hacer frente a los grupos paramilitares y a los partidarios del ex Presidente Alvaro Uribe, que a través de distintas vías se han mostrados contrarios a las negociaciones y posteriores acuerdos con las FARC.

Sin embargo, el apoyo de la mayoría del pueblo colombiano -expresado a través de las encuestas y de la comunidad internacional- indica que este es un camino sin retorno y que más allá de los avances y retrocesos que pueda tener el proceso, Colombia optó por la paz.