Estudiante FAU obtuvo reconocimiento por juego para parques

Estudiante FAU obtuvo reconocimiento por juego para parques
Matías Palominos, estudiante de Diseño Industrial de la FAU.
Matías Palominos, estudiante de Diseño Industrial de la FAU.
Modelo virtual del Ludo Humano.
Modelo virtual del Ludo Humano.

Matías Palominos, estudiante de Diseño Industrial de la FAU, obtuvo una mención honrosa en el concurso "En la plaza se aprende jugando", organizado en conjunto por la Fundación Mi Parque y Fahneu. El certamen tuvo por objetivo generar propuestas de equipamiento para las plazas que integraran el juego, el uso del espacio público y el aprendizaje.

Para responder a esas necesidades, Palominos diseñó el juego "Ludo humano", en el marco del curso Modelamiento 1, a cargo del profesor Christian Basáez. El prototipo, pensado para niños de entre 3 y 12 años, partió de la base de generar equipamientos que fomentaran el juego en equipo y la socialización de quienes utilizan estos espacios. Además fue pensado y diseñado para incluir a niños con discapacidades físicas, contemplando espacio suficiente para la movilidad de menores en silla de ruedas.

"Muchos de los juegos que hay actualmente en las plazas son estructuras individuales. Otros están pensados para ser usados grupalmente, pero depende de la sociabilidad de los niños que esto suceda. Con este diagnóstico empecé a buscar referentes en los juegos de mesa, así fue como llegué al ludo, y en vez de ocupar piezas o fichas, aquí juegan personas", explica Palominos.

Así, el prototipo es muy similar a un tablero de ludo a escala humana, con un circuito que conecta cuatro módulos, dos de los cuales contienen la prueba de armar un cubo haciendo coincidir imágenes –tal como un cubo Rubik- y los otros con un laberinto en el cual los niños deben trasladar una bola de acero hacia la casilla de un color, que es el elegido al momento de iniciar el circuito.

El camino a seguir está marcado por una estructura de tubos de acero que sostiene unos dados de tamaño aumentado, que los participantes deben girar para saber cuántos espacios avanzar en el circuito, e ir trasladando por los tubos a medida que siguen el camino.

El juego requiere de cooperación mutua y formación de equipos, lo que hace que los niños tengan que socializar para poder avanzar. "Por experiencias anteriores me di cuenta que a los niños les motiva mucho la competencia sana, y al pensar este juego quise hacer un equipamiento que les hiciera competir, pero que aún si no se enmarcaban dentro de las reglas, pudieran divertirse y utilizarlo de todas maneras", señala el estudiante.

El prototipo, además de pensar en la inclusión de niños con silla de ruedas, también integra un sistema de braille para personas no videntes, lo que corona un juego de competencia sana, en equipo e integrador.