Profesora Yasna Contreras:

"Imperó la lógica de la rentabilidad por sobre hacer una ciudad para la gente"

Yasna Contreras: "Imperó la lógica de la rentabilidad "
"El peor error del repoblamiento fue cómo se construyó en altura, en escala poco humana, con edificios que no dialogan con el espacio público. Es una especie de Transantiago", dijo la académica.
"El peor error del repoblamiento fue cómo se construyó en altura, en escala poco humana, con edificios que no dialogan con el espacio público. Es una especie de Transantiago", dijo la académica.
Este trabajo fue publicado en el libro "Nuevos habitantes del centro de Santiago", de editorial Universitaria, premiado por el fondo Juvenal Hernández Jaque.
Este trabajo fue publicado en el libro "Nuevos habitantes del centro de Santiago", de editorial Universitaria, premiado por el fondo Juvenal Hernández Jaque.
Cuatro son las categorías que propone la académica:  los "gentries", los "transitorios urbanos", los "decadentes urbanos" y los "precarios urbanos".
Cuatro son las categorías que propone la académica: los "gentries", los "transitorios urbanos", los "decadentes urbanos" y los "precarios urbanos".
Actualmente la profesora Contreras está realizando una investigación de los habitantes de la ciudades de Iquique, Antofagasta y Santiago.
Actualmente la profesora Contreras está realizando una investigación de los habitantes de la ciudades de Iquique, Antofagasta y Santiago.

La trayectoria que ha tenido el centro de Santiago como hábitat residencial ha cambiado profundamente en las últimas décadas. Durante la primera mitad del siglo XX, casi la mitad de la población de la región vivía en el centro, situación que empezó a modificarse en 1950, a partir de donde los cambios en el uso de suelo trajeron la instalación de talleres e industrias. Con ello y en búsqueda de mejores opciones, los habitantes comenzaron a moverse hacia la periferia, situación que se acentuó tras el terremoto de 1985. Hoy, el centro de la ciudad se encuentra poblado nuevamente.

“Nuevos habitantes del centro de Santiago” es la publicación de Editorial Universitaria escrita por la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) y directora de Postgrado de dicha unidad académica, Yasna Contreras, quien a partir de su tesis doctoral y un Fondecyt se aproximó a la realidad actual de las personas que viven en esta zona de la capital, quienes de la mano de los cambios demográficos, flujos migratorios y por sobre todo el Plan de Repoblamiento, cambiaron el panorama del corazón de la ciudad.

Cuatro son los grandes grupos de habitantes que residen en el centro: los “gentries”, los “transitorios urbanos”, los “decadentes urbanos” y los “precarios urbanos”. Los primeros son personas con alto nivel cultural y profesionales que se concentran principalmente en barrios patrimoniales. Los segundos, como plantea el libro, “corresponden a la nebulosa clase media con una movilidad social en ascenso”, quienes solo están de paso por el centro. Los terceros son aquellos que “por alguna crisis económica o ruptura familiar llegan a vivir al centro de Santiago luego de dejar comunas de clases más acomodadas”; mientras que los últimos están representados por habitantes de bajos ingresos, tanto chilenos como extranjeros, "viviendo usualmente en condiciones de hacinamiento”.

-Usted se refería a la noción de Santiago centro como corazón del país y la ciudad. ¿En qué repercute ese imaginario a nivel de la ocupación del territorio?

La tesis de Santiago como un espacio Metropolitano es principalmente porque representa el espacio público y político donde la gente lleva a cabo sus representaciones, sus quejas, pero también es un lugar donde hoy día de alguna forma se asegura acceso a la educación, a la cultura, a la ciudad. Por ello, hay gente que pasa, porque accede a diferentes servicios. A esto se suma que es un espacio que ha tenido bastante crecimiento urbano en los últimos 10 o 20 años, donde se ha ido verticalizando y reconstruyendo en sus áreas centrales, entonces ya no es solo gente de la Región Metropolitana la que viene a vivir al centro, sino que hay personas de otras regiones.

Uno de los motores del nuevo panorama del centro fue el Plan de Repoblamiento. ¿Estuvo bien planificado?

El espíritu del plan de repoblamiento fue positivo porque antes del ‘90 nadie quería vivir en el centro. El plan partió como una iniciativa única y súper interesante a nivel país, al unir intereses públicos y privados para generar una oferta residencial diversificada, donde su propuesta era construir viviendas para clase media alta, media baja y baja, entonces tenía un espíritu integrador.

Al principio fueron cooperativas las que construyeron en la comuna en el marco del repoblamiento, y después de mediados de los ‘90, cuando se implementa el subsidio de renovación urbana, repercute en que quienes construyeran fueran inmobiliarias.

Tal vez el peor error del repoblamiento fue cómo se construyó en altura, en escala poco humana, con cuerpos edificados que no dialogan con el espacio público. Es como una especie de Transantiago, que tenía un espíritu bien integrador pero en la construcción, en su forma, ha sido desastroso. También, el error fue permitir una densificación en altura descabellada y romper con ciertas armonías en barrios que eran típicos.

Hay que plantearse qué va a pasar con Santiago Centro en unos 20 o 30 años en el marco de una generación que se está envejeciendo, en donde los jóvenes son los inmigrantes.

¿Cómo se da el encuentro de estas personas que llegan al centro, mayoritariamente con mayor nivel educacional y social, con los habitantes tradicionales?      

Una cita de Tito Alegría dice “juntos pero no revueltos”. Esa frase refleja que están juntos espacialmente pero colectivamente, salvo algunos residentes que están abogando por evitar ser desplazados y que se rompa el tejido patrimonial, muy poco.

Tal vez los “gentries” son los que más identifican un barrio, le dan límites, pero la noción de barrio se está redefiniendo a partir de todos los nuevos sujetos que han ido llegando.

Identificó cuatro perfiles de habitantes. ¿Cuáles son las proyecciones de estas categorías?

Esta es una propuesta teórica y empírica de hacer una definición de nuevos habitantes contestataria a las teorías clásicas que identificaban al californiano, al suburbanita, entre otros. Quiere decir que hay más habitantes de los que se creen. De hecho, llegué a 15 tipos de habitantes y los fui reagrupando hasta llegar a estos cuatro perfiles.

Estas categorías son dinámicas y si bien las construí hasta el 2012, ahora estoy continuando la investigación con un fondo de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, y los precarios, son los que han ido más en aumento ya que efectivamente van llegando más migrantes latinoamericanos.

La actual investigación que realizó está enfocada en los mecanismos de acceso a la vivienda formal e informal para los precarios urbanos donde hay chilenos y también inmigrantes latinoamericanos. Ahí he trabajado cómo los inmigrantes, especialmente los negros, tienen más dificultades y tienen que generar estrategias para poder acceder a la vivienda en subalquiler.

Son los más maltratados, que vienen en condiciones de habitabilidad bastante complejas; son multi móviles, se cambian de residencia de 15 a 20 veces. Lo he ido viendo en Iquique y Antofagasta y Santiago, que son las ciudades que exploro. Esto apunta a cómo tenemos que redefinir la nueva política migratoria, asumiendo que tenemos una cantidad de personas que están siendo maltratadas en el acceso a la vivienda.