En países en vías de desarrollo ‒donde el microemprendimiento es una fuente importante de empleo‒ existe una gran cantidad de programas orientados a promoverlo como una estrategia para aumentar los ingresos de los hogares vulnerables.
En países de muy bajos ingresos, la evidencia reciente muestra que programas que incluyen la transferencia de activos y la capacitación en buenas prácticas de negocios son efectivos para aumentar los ingresos de los microemprendedores. Sin embargo, es desconocido el impacto de tales programas en países de ingreso medio o alto, donde el mercado del trabajo está más desarrollado.
En este marco, los profesores Esteban Puentes y Jaime Ruiz-Tagle del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, y Claudia Martínez, de la Pontificia Universidad Católica, realizaron la primera evaluación de un programa de microemprendimiento en un país de ingreso medio-alto. Se trató del Programa de Apoyo al Microemprendimiento (PAME), el mayor programa administrado por el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) y que está orientado a beneficiarios del programa contra la pobreza "Chile Solidario" y en el que el 93 por ciento de sus participantes son mujeres.
El programa consta de dos componentes: el primero es una transferencia de $300.000 (aproximadamente seis veces el ingreso promedio mensual del trabajo del beneficiario, o 1,8 veces el salario mínimo legal) para ser utilizada en la compra de capital; el segundo consta de 60 horas de capacitación en buenas prácticas del negocio (durante un mes).
Para evaluar el PAME los individuos se asignaron al azar en tres tipos de tratamiento: un grupo de control puro; un grupo de destinatarios del programa, tal como generalmente se ha implementado; y un tercer grupo que recibió el programa regular y posteriormente una transferencia adicional de activos de $120.000. Este último grupo (PAME +) fue creado para estudiar más a fondo los efectos de las transferencias de bienes en especie.
La investigación realizada sobre una muestra de 1.948 usuarios residentes en la Región Metropolitana de Santiago arrojó que en ambos tratamientos incrementaron el empleo y los ingresos a corto y largo plazo. Nueve meses después de terminado el programa, el autoempleo aumentó en 14,8 y 25,2 puntos porcentuales, respectivamente. Luego, casi tres años después de la implementación, es decir, a largo plazo, todavía se observaban efectos sobre el empleo, que variaron de acuerdo al nivel de los activos. Se encuentra que el PAME + aumentó el autoempleo en 7 puntos porcentuales y el PAME aumentó el empleo asalariado en 9 puntos porcentuales
Como resultado general, los investigadores concluyeron que este programa genera ingresos superiores a su costo. Por otra parte, el aumento del empleo y del ingreso asalariado en el largo plazo son resultados de alguna manera inesperados, que pueden constituir futuras investigaciones. No obstante, para los responsables de la formulación de políticas es importante considerar que estos programas pueden ser útiles tanto para el microemprendimiento como para el empleo asalariado.