Esta condición nos diferencia del resto del mundo

Microbiota intestinal de chilenos sanos es rica en bacteria protectora frente al desarrollo de diabetes u obesidad

Microbiota de chilenos sanos es rica en bacteria protectora
El doctor Martín Gotteland junto a los doctores Paola Navarrete, del Inta, y Fabien Magne, del Programa de Microbiología del ICBM, coautores del estudio.
El doctor Martín Gotteland junto a los doctores Paola Navarrete, del Inta, y Fabien Magne, del Programa de Microbiología del ICBM, coautores del estudio.

Así lo explica el doctor Martín Gotteland, académico del Departamento de Nutrición de nuestro plantel, señalando que estos resultados fueron publicados en la edición de julio de la revista Frontiers in Microbiology.

Según informa, “hoy a nivel científico la microbiota intestinal aparece como un tema muy candente que está generando muchísima investigación. Está relacionada prácticamente con todos los aspectos de la fisiología del cuerpo humano, siendo capaz de modular muchas de sus funciones e impactando de forma importante sobre el estado de salud del individuo. La microbiota está involucrada en patologías metabólicas, como la obesidad o la diabetes tipo 2, así como en muchas otras que afectan al sistema digestivo, como las enfermedades crónicas del tubo digestivo y el síndrome del intestino irritable; con el sistema inmune, como las alergias y los males autoinmunes, o incluso al sistema nervioso central, como el autismo o el Alzheimer. Por eso, actualmente se considera como un nuevo blanco terapéutico para la prevención o el manejo de una gran cantidad y diversidad de enfermedades. No hay un aspecto de la fisiología, prácticamente, que no sea afectado por la microbiota”.

¿Qué es la microbiota? Es el conjunto de más de cien billones de bacterias que viven en el tubo digestivo, principalmente en el colon del ser humano, con quien ha establecido una estrecha relación simbiótica, desempeñando dos funciones vitales relacionadas con la nutrición y la defensa del cuerpo: la microbiota intestinal produce vitaminas, ayuda a extraer la energía desde los alimentos  y a regular tanto el almacenamiento de grasa como el desarrollo de procesos inflamatorios en el organismo. Por otra parte, nos protege frente a microorganismos que generan enfermedades y contribuye a la estimulación del sistema inmune. “Hay muchos estudios que muestran que la microbiota varía mucho, tanto a lo largo del ciclo vital del individuo como debido a sus antecedentes genéticos, a su perfil de alimentación, a la zona geográfica donde se vive y al modo de vida de las personas. Aquellos que viven en zonas más rurales, con menos impacto de la modernidad, tienen una mayor diversidad de bacterias en el intestino, lo cual es un reflejo de un  estado saludable; al contrario, la presencia de patología se asocia con una menor diversidad bacteriana, fenómeno llamado disbiosis. Los sujetos de las sociedades modernas, en términos generales y aún cuando están sanos, tienden a tener una menor diversidad que aquellos que viven zonas rurales, porque comen menos fibras dietarias, menos frutas y verduras, más proteína y grasa animal, consumen agua clorada, tienen mayor acceso a vacunas, antibióticos y laxantes, y nacen y viven en ambientes más limpios. Todos esos son factores que influyen sobre la diversidad de la microbiota, disminuyéndola”, agrega el docente.

Esto significa que sujetos sanos que vivan en Japón van a tener una microbiota distinta a la de norteamericanos, europeos o latinos. “Por lo tanto era importante describir cuál es la microbiota de chilenos sanos, porque en base a eso podemos caracterizar los cambios que va a sufrir en situaciones patológicas y orientar mejor el manejo nutricional o terapéutico del paciente a través de su microbiota”, señala el doctor Gotteland.

Únicos con Akkermansia muciniphila

El estudio incluyó la participación de 41 sujetos sanos, bien definidos en cuanto a parámetros bioquímicos y lipídicos, perfil de alimentación, índice de masa corporal y marcadores de inflamación colónica, a los cuales se les tomó  muestras de deposiciones para aislar su DNA bacteriano, secuenciarlo y caracterizar la abundancia relativa de cada filo, familia y género bacteriano presente.

 “Los resultados confirmaron la presencia de dos grandes clases de bacterias, Firmicutes y Bacteroidetes, que corresponden al 85% del total de las bacterias, y cuyos porcentajes en estos sujetos son más o menos equivalentes, mientras que en otras poblaciones tienen variaciones más notorias. Pero lo más importante es que en la mayoría de las poblaciones estudiadas en el mundo se ha observado que el tercer grupo de bacterias más abundantes corresponde a las Protobacterias –incluyendo a las  enterobacterias-, o las Actinobacterias, que considera a las bifidobacterias, mientras que en la muestra chilena el tercer filo más dominante, llegando al 8,5% era el de las Verrucomicrobias, cuya única población descrita en el ser humano es la bacteria que se llama Akkermansia muciniphila”, explica el investigador.

Akkermansia muciniphila es una bacteria que vive en el mucus que recubre el epitelio intestinal;   tiene la capacidad de estabilizar la integridad de la mucosa intestinal y de ejercer un efecto inmunomodulador y protector frente a alteraciones que pueden ocurrir en el sujeto obeso o diabético, “pues en ellos se ha mostrado una disminución de esa bacteria”.

-¿Por qué sólo en los chilenos?

-No sabemos. Sólo determinamos que en nuestros sujetos tenemos como un 8,5% del total de las bacterias que son Verrucomicrobias. Esto eso es muy interesante, porque eventualmente nos abre la posibilidad de poder aislar esas bacterias de sujetos sanos, ver si existen especies distintas aún no descritas y que podrían ser utilizadas como nuevos probióticos. Son bacterias que son difíciles de cultivar porque son anaeróbicas estrictas, pero se puede; de hecho, los diabéticos frecuentemente tratados con un medicamento llamado metformina presentan mayores niveles de  esta bacteria en el intestino, por lo cual una forma de optimizar el cultivo de la Akkermansia muciniphila podría ser agregándole metformina.

Base comparativa

Comparados con otros países, la composición de la microbiota intestinal de los chilenos se parece bastante a la de un subgrupo de sujetos norteamericanos y también a la de los argentinos –aunque ellos no tengan un porcentaje tan elevado de Akkermansia Muciniphila-, y es muy distinta a los habitantes de Papúa Nueva Guinea o los Matsues, grupo indígena de la Amazonia peruana. Respecto de estos últimos, el doctor Gotteland recalca “la influencia del modo de vida sobre la composición de la microbiota, dado que a pesar de que ambos países sean latinoamericanos, el modo de vida de los santiaguinos  está muy alejados del de los habitantes de la Amazonia”.

El académico agrega que a partir de estas investigaciones “tenemos una base con la cual comparar y analizar lo que le está pasando a los sujetos que tienen patologías. Creo que hay que seguir incorporando sujetos sanos para confirmar los resultados obtenidos hasta el momento y reducir la variabilidad, pero estos avances nos permiten determinar, en pacientes, cuáles son las poblaciones bacterianas que se podrían modular a través del manejo nutricional o terapéutico, de manera de prevenir o revertir la disbiosis y volver a un estado más parecido al de sujetos sanos. Dicho manejo incluye la administración de compuestos dietarios que favorecen el crecimiento de ciertas poblaciones bacterianas, como los prebióticos, probióticos o polifenoles presentes en las frutas y verduras, y que se sabe que estimulan el crecimiento de esta bacteria”.

Otra forma de modular la microbiota en los casos más extremos de disbiosis es a través del trasplante fecal: “Hay varias patologías que en este momento se tratan con  trasplante fecal de donante sano como, por ejemplo, los sujetos que tienen una infección por Clostridium difficile o enfermedad de Crohn, administrándoles de esta forma microbiota que está más saludable. Enfocándonos en lo que pasaría con la Akkermansia muciniphila, podríamos determinar si es capaz de mantenerse en el intestino de los pacientes trasplantados y cómo afectaría su sintomatología”, finaliza.