La irrupción de partidos euroescépticos, críticos con la inmigración e incluso neo fascistas, como UKIP en Reino Unido, el Frente Nacional en Francia y Amanecer Dorado en Grecia, han puesto a prueba el compromiso de los europeos con la integración regional.
Si bien desde hace muchos años que existe una formación neo-fascista en Alemania, el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), éste nunca ha superado el 4,3 por ciento de los votos a nivel federa alcanzadol en 1969, en un sistema político hegemonizado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata, quienes optaron en distintos momentos por aliarse entre ellos, o con liberales o verdes para formar gobierno.
Sin embargo, el buen resultado obtenido por "Alternativa para Alemania" (AfD), una formación conservadora que demanda la salida del euro y crítica con la llegada de inmigrantes y refugiados, en particular de religión musulmana, ha posicionado con 93 parlamentarios a la extrema derecha al tercer lugar al interior del Bundestag, el Parlamento Federal alemán, por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El académico del Instituto de Estudios Internacionales, Walter Sánchez, analizó el nuevo escenario que complica la formación del cuarto gobierno de la Canciller Ángela Merkel de la CDU, quien ha ejercido durante doce años el cargo, tiempo en el que se ha instalado como un fuerte liderazgo al interior de la Unión Europea.
¿Por qué en un país como Alemania, que ha participado desde su inicio en el proceso que configuró a la Unión Europea, un partido como AfD obtuvo un tan buen resultado?
Creo que lo que ocurrió es similar a un sismo mayor a grado 8. Este resultado representa el cierre de un ciclo en el cual el modelo de desarrollo y estabilidad política en Alemania duró 40 años de estabilidad, con ciertos niveles de crecimiento superior al promedio de la región, pero que ya hace algunos años sufre de ciertos síntomas de dificultades. AfD llegó ahora prácticamente al 13 por ciento, instalándose con representantes en la Cámara con voz, voto y participación mucho más activa.
Hemos visto que en otros países como Dinamarca con el partido popular danés, en Reino Unido, en el Frente Nacional de Francia, en Suecia, Polonia, Austria empiezan a aparecer estos grupos que cosechan una crisis del proceso de globalización, un movimiento migratorio muy alarmante desde el punto de vista de patrones tradicionales de movilidad internacional de personas; ha habido una avalancha de millones de personas que amenaza un poco el estilo de vida de estos países y eso genera miedo, rabia.
Lo que se esperaba de la globalización no ha llegado de manera igualitaria a todos, y algunos sienten que ha habido demasiado gasto en armas, en refugiados y en incorporarse en problemas que les son ajenos como europeos, y eso generó ese malestar que había aparecido claramente en España y en la última elección de Estados Unidos, pero no había aparecido en Alemania.
Ese temor, rabia e inseguridad acumulada es lo que hace que estos votantes de esta Alemania más pobre del este del país empiecen a optar por un tipo de discurso nacional, populista, patriotero que a la larga empieza a poner luces rojas a la ola de migrantes y a otro tipo de inversiones que no sean para el bienestar de ellos mismos.
¿Por qué el voto a la extrema derecha surge en zonas provenientes de la antigua Alemania comunista?
El voto de AfD en esa región se puede relacionar con una cultura política menos desarrollada, en la parte occidental hubo todo un proceso de maduración, se vivieron los momentos más trágicos de la historia del mundo pasando por el nazismo, eso da una mayor madurez, cierto respeto por las prácticas democráticas y este cierto horror al cambio con una Alemania que busca cierta estabilidad política y económica y eso se refleja en los gobiernos de Merkel.
Pero ahora hay un proceso de fragmentación con partidos pequeños ganando poder y con los grandes partidos tradicionales sufriendo un derrumbe en su apoyo, a tal punto que ya anunciaron que no se reeditará la antigua Gran Coalición CDU-SPD.
Esto significa que estamos en una era en que la fragmentación política hará que la coalición bipartidaria no resida en los partidos que han dominado la escena política de la posguerra sino que sea más inestable e incierta esta negociación.
Si no volverán a aliarse democratacristianos y socialdemócratas, ¿qué gobierno se puede formar?
Creo que es posible una alianza entre la CDU, socialcristianos y el mundo verde para lograr una coalición, pero también pueden producirse otros referentes que puedan incorporarse para darle gobernabilidad al país. Lo interesante es que ya no es la Merkel omnipotente de hace algunos años atrás, sino que es más débil. Es su última gestión, y va a empezar a ver cómo quedará registrada en la historia y eso le complica para llegar a una buena negociación. No va a ser fácil, ella misma dijo que no tenía una fecha pero es muy posible que pueda llegar a un acuerdo haciendo concesiones, una de las cuales sería una actitud más crítica hacia la UE y hacia la migración.
¿En qué pie queda el liderago de Merkel de cara a desafíos como la inmigración o el Brexit?
El proceso de reformar la UE propuesto por el presidente Macron está pasando por altos y bajos. La misma presencia de la Canciller Theresa May de Reino Unido en Florencia diciendo que ellos se siguen sintiendo europeos y que querían mantener una buena relación con la UE e incluso voces dentro de ese país diciendo que se podría revertir el proceso de Brexit -aunque es algo difícil-, abren un escenario complejo.
El Brexit más una Alemania más débil debido al menor poder de su líder puede abrir el apetito a otros grupos euroescépticos, y eso también a la larga cubre un manto de dudas sobre el futuro de la UE, con todas las consecuencias que tiene no solo para los europeos, sino para todo el mundo.
¿Pueden consolidarse este tipo de partidos al interior de la Unión Europea?
Ahora mismo hay una crítica al propio sistema político alemán por haber permitido la irrupción de un grupo como AfD que en varios aspectos tiene elementos típicos del nazismo como la fobia hacia lo extranjero, al islam y una enorme desconfianza al proceso de inmigración y de compartir soberanía en la UE, pero esto es matizado, tiene ciertas diferencias entre un país y otro.
Es cierto que hay un retorno a un nacionalismo populista, algo patriotero en el sentido de que se busca recuperar una identidad alemana que ya no existe, y en ese sentido no creo que tengan el mismo nivel de virulencia, integrismo y cierre dogmático que tienen otros grupos más integristas.
Si bien aprendieron de alguna manera del proceso de reunificación algunas prácticas democráticas, después de pasar por uno de los regímenes totalitarios más duros como fue el régimen de Honecker las generaciones posteriores tienen un ADN que no es necesariamente una cultura democrática, y ahí van a demostrar ciertos atisbos de un nuevo tipo de nazismo pero no es lo que vimos en el pasado, o al menos eso esperamos, y van a tener una mayor sofisticación debiendo ceder en muchas de sus plataformas más xenófobas.