Lo que es y lo que no es la Educación Parvularia

Lo que es y lo que no es la Educación Parvularia

Este mes celebramos 73 años desde que se fundó la primera Escuela de Educadores de Párvulos en la Universidad de Chile, con fecha 22 de noviembre de 1944, casa de estudios que asumió primeramente la formación de estos profesionales en América Latina. De acuerdo a investigaciones realizadas (Peralta, 2013), el primer Jardín Infantil se abrió en 1864 y el primero de carácter público en 1906.

Como se puede apreciar, este nivel educativo posee una larga historia en nuestro país, sin embargo, hay una representación social de la Educación Parvularia muchas veces desfavorable, pese a la gran diversidad y cobertura en la formación a través de más de 40 universidades, así como los esfuerzos que ha desarrollado la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) hace más de 46 años y Fundación Integra hace 26 años. Contamos con una Subsecretaría especial para este nivel inaugurada en mayo del 2015, donde se están impulsando relevantes desafíos.

No obstante, en Chile aún persisten miradas peyorativas cuando los estudiantes eligen esta carrera como opción o hacia quienes trabajan en este nivel en centros educativos, incluso, en la docencia universitaria.

Se hace urgente dar a conocer lo que verdaderamente es la Educación Parvularia. Al leer o escuchar la descripción que realizan medios de comunicación calificándola como “la Parvularia”, sin saber si se trata de un(a) Técnico(a) en Educación Parvularia, quien apoya la labor del(la) profesional, o bien, es el(la) propio(a) Educador(a) de Párvulos.

Hace días se resaltaba en la prensa: “estudiantes de Parvularia demuestran fervor cívico”. Al leer este titular, pensé que mal se referían a quienes estudian la profesión; avanzando en la lectura de la nota me di cuenta que se referían a niños y niñas de un centro educativo. Así también se hace referencia al Kinder o Pre-kinder cuando se trata de grupos de niños y niñas, siendo que en Chile ello tiene un nombre diferente al Kinder Garden, como lo estableció el fundador de los Jardines Infantiles ya hace más de 170 años en Alemania y que tenía otro significado.

Los adultos compran libros para rellenar y exigen a los niños y niñas aprender sin tomar en cuenta cómo debiera ser el aprendizaje en estos años, lejos de cuadernos y papel y lápiz. También sabemos que a través de muchas ventanas de centros educativos se visualizarán en el mes de diciembre los característicos árboles de pascua, con copos de nieve y viejos pascueros dibujados por el adulto y rellenados por los niños y niñas, todos iguales, pese a que quienes sabemos y queremos respetarlos como sujetos de derecho –esos dibujos– no representan la expresión, los significados, ni la autonomía de los niños y niñas. Para eso, la sociedad debe estar comprometida y entender lo que es y no es la Educación Parvularia.

Tenemos, por una parte, una herencia y por otra presiones desde el neoliberalismo en que nos vemos enfrentados a diario: adultos que exigen adelantar procesos a los niños y niñas sin respetar su etapa de vida, apresurándolos en sentarse solos, caminar, escribir y leer aunque no estén preparados, enseñando contenidos innecesarios… en fin. Así llegan las imposiciones y al campo de la Educación Parvularia lo que atenta contra el bienestar de los niños y niñas.

Invito a la sociedad a resignificar la labor que cumplen los profesionales de éste nivel educativo y, especialmente, a los adultos familiares para que apoyen a sus hijos e hijas para estudiar esta profesión, clave en el desarrollo humano, y así celebrar una educación parvularia consolidada en nuestro querido Chile.