Primera cirugía se realizó el pasado 12 de marzo

17 pacientes con Parkinson serán sometidos a compleja intervención cerebral por médicos de la U. de Chile

17 pacientes con Parkinson serán sometidos a compleja intervención
En Chile se estima que cerca de 40 mil personas viven con Parkinson.
En Chile se estima que cerca de 40 mil personas viven con Parkinson.
"Las cirugías de neuromodulación, son -desde el punto de vista técnico- muy complejas", señaló el neurocirujano David Aguirre.
"Las cirugías de neuromodulación, son -desde el punto de vista técnico- muy complejas", señaló el neurocirujano David Aguirre.
"Los recursos ha sido lo más limitante en todo este tiempo¿, señaló Ramiro Zepeda respecto a las dificultades para la realización de esta cirugía en el servicio público.
"Los recursos ha sido lo más limitante en todo este tiempo¿, señaló Ramiro Zepeda respecto a las dificultades para la realización de esta cirugía en el servicio público.

Neurólogos, neurocirujanos, anestesistas, fisiatras, neurofisiólogos, neuropsiquiatras, pediatras, nutriólogos y neurorradiólogos provenientes del Hospital San Borja Arriarán, de los campus de la Facultad de Medicina Centro y Oriente de la U. de Chile, la Unidad de Memoria y Psiquiatría del Hospital Salvador, el Servicio de Neurradiología del Instituto de Neurocirugía, el INTA y el Servicio de Salud de Rancagua, integran el equipo médico que en 2014 comenzó la realización de cirugías de estimulación cerebral profunda en el Hospital San Borja Arriarán –parte del Campus Centro de la Facultad de Medicina–, enfocadas en pacientes con distonía generalizada y Parkinson, y cuyo costo supera los 30 millones de pesos.

Si bien desde enero de este año los pacientes con distonía –enfermedad de muy baja frecuencia en la población–, lograron la cobertura de esta intervención a través de la Ley Ricarte Soto gracias a la experiencia en distonía que iniciaron los especialistas el 2014, quienes padecen Parkinson y son susceptibles de someterse a esta intervención, no tienen ninguna política pública que los ampare y solo pueden acceder a la cirugía pagando de sus propios bolsillos, o de la solidaridad de sus entornos.

Atendiendo a estas dificultades, el equipo médico liderado por los académicos de la universidad, el neurocirujano David Aguirre y el electrofisiólogo Ramiro Zepeda, comenzaron hace 4 años a buscar en distintas entidades y niveles financiamiento para estas cirugías, sin resultados positivos. Paralelamente el Servicio de Salud O'Higgins y la Agrupación Amigos del Parkinson de San Vicente de Tagua Tagua lograron que el Gobierno Regional de esa zona financiara más de 300 millones de pesos para costear los kit de electroestimulación profunda que beneficiará a 14 pacientes de la Región de O'Higgins, y FONASA financiará el costo de la intervención quirúrgica. Así mismo FONASA financiará la intervención completa -kit + intervención- de 3 pacientes del Hospital Clínico San Borja Arriarán (HCSBA). 

Y el piloto, que realizó su primera cirugía el pasado 12 de marzo, ya cambió la vida del primero de estos pacientes, Elmo González, de 56 años, quien fue diagnosticado con Parkinson en 2011 y cuya calidad de vida había mermado notoriamente durante esta década. El segundo paciente, Ricardo Carrasco, operado el 19 de marzo, y quien se trasladaba en silla de ruedas antes de la operación, caminó por su cuenta al día siguiente de ésta e incluso volvió a bailar, como no lo había hecho por más de diez años. 

Las dificultades de la intervención

“Las cirugías de neuromodulación, son -desde el punto de vista técnico- muy complejas, porque implican dos cosas que son muy difíciles de obtener: Por un lado, el costo de la cirugía y el kit de neuroestimulación, y por otro el diagnóstico y la elección del paciente”, explicó el Dr. David Aguirre aludiendo a los 27 millones de pesos que cuestan sólo los estimuladores cerebrales profundos.

Respecto a la adecuada elección del paciente quirúrgico, Aguirre detalló que esto “implica mucha gente, hay que tener un equipo multidisciplinario. La selección del paciente toma un tiempo largo, no todos son candidatos y tienen que ser bien seleccionados para que la intervención sea costo-efectiva. Al ser una cirugía riesgosa, se tiene que justificar el riesgo que tú estás tomando”. En este sentido, si las estimaciones señalan que en Chile habría cerca de 40 mil pacientes que padecen Parkinson, solo entre un 2 y 10 por ciento serían candidatos adecuados para la intervención.

Reafirmando los dichos de Aguirre, el Dr. Ramiro Zepeda señaló que “los recursos ha sido lo más limitante en todo este tiempo”, dando cuenta de la verdadera travesía que ha enfrentado estos cuatro años el equipo de jóvenes profesionales intentando llevar los pacientes al quirófano. “Hubo varios pacientes que eran candidatos pero no teníamos de dónde sacar los recursos”, señaló el especialista.

Asimismo, el electrofisiólogo suma además otros obstáculos que han encontrado en el camino para concretar este tipo de intervenciones, entre las que se encuentra la dificultad de conseguir un pabellón durante todo el día en el servicio público, que es el tiempo que toma esta cirugía, lo que se suma a la cantidad de especialistas y profesionales del área de la salud que deben estar presentes en esta larga intervención: “Como la cirugía es con el paciente en vigilia, para eso tiene que haber un equipo quirúrgico, un anestesista, un neurofisiólogo que sepa leer el registro intracerebral, un neurólogo, tecnólogo médico, enfermeros, arsenaleras, técnicos y todo un equipo de apoyo después de la cirugía, como fisiatras y kinesiólogos que hagan la rehabilitación una vez que el paciente ya está operado”.

¿En qué consiste la operación?

Las cirugías de neuromodulación consisten en la instalación de un implante neuronal en el cerebro, que actúan como estimuladores cerebrales profundos, para tratar síntomas neurológicos invalidantes de la enfermedad de Parkinson, como el temblor, la rigidez, el movimiento lento y los problemas para caminar.

La estimulación cerebral profunda usa un dispositivo médico implantado quirúrgicamente operado por una batería llamado generador de pulsos interno—similar a un marcapasos cardíaco y aproximadamente del tamaño de un cronómetro- para enviar estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro que controlan el movimiento, bloqueando las señales nerviosas anormales que causan el temblor y los síntomas de la enfermedad de Parkinson.

El generador de pulso, que es la bateria que mantiene el sistema funcionando, dura alrededor de 9 años. Finalizado ese período habría que cambiarla, sin la necesidad de una nueva cirugía cerebral, pues esta no se instala dentro del cerebro. No obstante, la batería cuesta alrededor de 18 millones de pesos.