Inéditas elecciones en Colombia

Gilberto Aranda: "Pasaron a segunda vuelta dos sectores antagónicos al establishment tradicional"

Pasaron a segunda vuelta dos sectores antagónicos al establishment
El profesor Gilberto Aranda destacó que ambos candidatos representan a sectores alejados del tradicional establishment político, ligado a los partidos Conservador y Liberal.
El profesor Gilberto Aranda destacó que ambos candidatos representan a sectores alejados del tradicional establishment político, ligado a los partidos Conservador y Liberal.
Por primera vez en muchos años las elecciones se desarrollaron sin incidentes, en un contexto marcado por el acuerdo de paz con las FARC.
Por primera vez en muchos años las elecciones se desarrollaron sin incidentes, en un contexto marcado por el acuerdo de paz con las FARC.
Los colombianos regresarán a las urnas el 17 de junio, donde deberán escoger entre el uribista Duque, o el izquierdista Petro, como nuevo Presidente de la República.
Los colombianos regresarán a las urnas el 17 de junio, donde deberán escoger entre el uribista Duque, o el izquierdista Petro, como nuevo Presidente de la República.

Participar en política en Colombia no es algo fácil, aunque en la actualidad el escenario ha mejorado gracias a los acuerdos de paz firmados en 2016 entre el gobierno de Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. La importancia de este episodio queda reflejada en el hecho de que antes de éste la participación en las elecciones no lograba cruzar el umbral del 50 por ciento de los ciudadanos.

Es por eso que el 53,38 por ciento de adhesión al proceso alcanzado el domingo pasado representa uno de los hitos de una jornada que ha sido calificada como histórica, y que tiene al candidato Iván Duque, del partido de derecha "Centro Democrático" del ex presidente Álvaro Uribe, y a Gustavo Petro, del izquierdista "Movimiento Colombia Humana" disputando la segunda vuelta.

El pasado de violencia en este país -luego de que en los años 80 un partido político formado por ex guerrilleros fuera casi exterminado por la acción de grupos paramilitares, en el que la guerrilla se vio envuelta en secuestros, atentados y extorsiones, y donde el narcotráfico ha sido un fantasma recurrente- contrastó con la total normalidad que marcó esta jornada electoral, algo que fue relevado por las autoridades como un triunfo de la democracia.

Al respecto, el académico Gilberto Aranda analizó las razones detrás de esta histórica participación, las diferencias y características de ambos candidatos y la influencia del acuerdo de paz del 2016, entre otras materias que marcarán el tránsito a la segunda vuelta del 17 de junio en Colombia.

- Los medios y analistas han destacado mucho la gran convocatoria de estas elecciones, ¿a qué se debió este fenómeno?

La alta participación, que superó la barrera del 50 por ciento, lo que sin duda es muy bueno, se debe a que hubo una campaña muy importante a través de los medios de comunicación y los líderes de opinión para comprometerse y llamar a votar.

También hubo algo de campaña del miedo, y una de las cosas que más resaltan en mi opinión es que están llegando a la segunda vuelta los sectores que no forman parte y que son antagónicos al establishment habitual, particularmente la izquierda colombiana, porque el "Centro Democrático" -indirectamente- también es parte de la élite, aunque no de las formaciones políticas más tradicionales como el Partido Conservador y el Partido Liberal.

Estamos hablando de una sociedad que estuvo hasta los años 90 dominada por el binomio conservador liberal, y que sólo a partir del siglo XXI comienza una nueva época, con la emergencia de liderazgos de corte populista-conservador, como el del ex Presidente Álvaro Uribe. Además, es la primera elección sin las FARC en armas, luego de un tratado de paz que de alguna manera potenció al candidato de la izquierda, Gustavo Petro, quien logró un 25 por ciento, el mejor resultado de la izquierda en la historia. Sin embargo, éste se encuentra aún muy lejos del 39 por ciento alcanzado por el representante del uribismo, Iván Duque, quien tiene la primera opción.

Tenemos entonces dos visiones antagónicas que están llegando a la segunda vuelta en desmedro del centro político, que será cortejado por ambos candidatos de cara al 17 de junio.

- ¿De qué manera influyeron en el ambiente electoral los acuerdos de paz con las FARC, y en particular el plebiscito que se realizó al respecto?

Efectivamente Iván Duque, con su cuota de imagen jovial, pero sin por ello dejar de agitar el tema del miedo, logró capitalizar la opción del No a los acuerdos de paz de una parte muy importante de la ciudadanía. Al mismo tiempo también hay que decir que tenemos una incógnita sobre este acuerdo, porque el candidato ha dicho que si bien no va a desconocerlo, piensa revisarlo, lo que supone básicamente analizar cosas como llevar a los líderes de las FARC ante tribunales, lo que lo dejaría todo en suspenso.

También aludiendo permanentemente al peligro del castro-chavismo, similar al concepto de Chilezuela que se utilizó acá. En una sociedad como la colombiana, que es la que recibe mayor cantidad de venezolanos en la región. De esta forma, hace sentido que algunos sectores de la población más acomodados reciban este mensaje y voten a favor de Duque, quien parece perfilarse con una muy buena intención de votos de cara a la segunda vuelta.

- Varios análisis tendían a sumar la votación de Petro con Fajardo, un candidato más de centro que resultó tercero, ¿es tan fácil endosarle su votación?

No es tan fácil, lo más probable es que se divida. Si hacemos esa matemática también se podría sumar el siete por ciento de Vargas Lleras a Duque. Además tendríamos que ver cómo vota el candidato Humberto de La Calle del Partido Liberal.

La primera opción la tiene Duque con 14 puntos de ventaja, aunque no es algo absoluto. La votación de Fajardo, el ex gobernador de Antioquia, está yo diría un tanto dividida. Hay un sector de su coalición, el Polo Democrático, que debería aproximarse a las posiciones de Petro, pero no hay que olvidar que él formó parte del Polo en el pasado y se generaron heridas cuando lo abandonó. De hecho, hay gente que ha dicho que no votará por él por eso mismo. Creo que es algo que hay que mirar con detención, es probable que esa votación de centro se divida y vaya tanto a Petro como a Duque.

De todas maneras, es interesante que en un país donde la izquierda no había tenido figuración histórica, y que donde después del Bogotazo de 1948 había quedado aletargada, por primera vez un candidato de ese sector pasa a la segunda vuelta con un porcentaje interesante de votos.

- Sobre la votación del centro, podrían haber pasado a segunda vuelta con un acuerdo con Humberto de La Calle

Se intentaron acercamientos, pero de La Calle -que fue uno de los negociadores del acuerdo de paz por parte del gobierno de Santos y que iba por el Partido Liberal- insistió en su camino propio y estos son los resultados. Durante estas últimas semanas se movió mucho el tablero, porque fue sorpresiva la manera como Fajardo subió. Iván Duque también estaba muy al fondo y terminó situándose en el primer lugar, y Petro -por supuesto- que lo siguió en votos. 

- ¿Qué elementos son los fundamentales a la hora de diferenciar a los dos candidatos?

Creo que son tres los puntos cruciales: Los acuerdos de paz, la economía y la seguridad. A pesar de esto, creo que Petro y Duque tienen algo de parecido, por ejemplo su estilo retórico, cómo se dirigen a la ciudadanía en forma horizontal y apelan a su calidad de gente de fuera de las élites tradicionales, cosa que no es tan así en el caso de Duque, un abogado formado en Estados Unidos con vínculos sociales muy próximos al conservadurismo. Y bueno, qué decir de este guerrillero del M19, que no nació en ninguna de las principales ciudades del país, como es Gustavo Petro.

- Llama la atención la adhesión del uribismo, pensando en que es una sensibilidad política que surge hace pocos años desplazando a las fuerzas tradicionales de la derecha, y que se consolida a pesar de las denuncias de vinculación con el paramilitarismo y el narcotráfico

Creo que las clases medias altas y altas se aproximan al uribismo en función de la seguridad que le confirió a una parte importante de Colombia. Él marcó el inicio de un ciclo de crecimiento e hizo posible algo básico como la posibilidad de viajar de una ciudad a otra, cuestión que no ocurría.

A veces no lo tenemos muy en cuenta en Latinoamérica, pero en Colombia hace 20 años atrás era muy difícil desplazarse en auto entre Bogotá y Medellín o hacia ciudades de la costa, porque existían retenes de las FARC o de otros grupos que podían intervenir y eventualmente secuestrar. Eso fue parte de la vida de muchos colombianos y Uribe, a través de su plan de Seguridad Democrático, un concepto que nace en el contexto de los acuerdos de paz en Centroamérica, que él adaptó y le sacó partido. Esto le hizo sentido a una gran parte de los colombianos.

Esta figura con tintes populistas me recuerda un poco a Chávez, ese estilo de llamar por teléfono y hablar de la solución inmediata a un problema particular, muchas veces pasando por encima de la institucionalidad, acerca a experiencias como la de Chávez y la de Uribe, reconociendo que ambos se despliegan en un contexto de una democracia con liderazgos populistas, a pesar de que representan universos diferentes.