“Los días previos a la erupción del volcán todos los animales andaban extraños, tosiendo y afectados, yo pensé que estaban resfriados. El día anterior, todos los pájaros se fueron, fue en la tarde y el cielo se cubrió de aves y ya no las vimos. Luego de la erupción volvimos a Chaitén a limpiar nuestras casas, a sacar las cenizas con la esperanza de volver algún día. Ya no me acuerdo cuánto tiempo pasó… pero un día desperté con el canto de los pájaros y en ese momento me dije: ‘ya! ahora podemos volver definitivamente, si ellos volvieron es porque ya no hay peligro para la salud’ y fue así como decidimos volver a nuestra tierra ”.
Este testimonio, de un habitante de Chaitén afectado por la erupción volcánica de 2008, fue compartido por la académica Adriana Espinoza, Profesora de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile y miembro del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile (CITRID) en el seminario "Nuevos desafíos para la reducción de riesgos de desastres: De la protección civil a la protección de los animales” .
En el encuentro, realizado el viernes 25 de mayo en la Casa Central de la U. de Chile, participaron representantes de diversas instituciones vinculadas a los desastres socionaturales para abordar políticas y desafíos relacionados con la situación de los animales en estos contextos. El evento fue organizado por el Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (GAB) de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET), la Facultad de Ciencias Agronómicas, CITRID y la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID).
El seminario abordó las políticas de Reducción de Riesgos de Desastres (RRD) de cada institución sobre la base de tres interrogantes. Éstas fueron abordadas por los representantes del Centro GAB, FAVET, la Facultad de Ciencias Agronómicas, CITRID, Ministerio de Agricultura (MINAGRI), Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), Corporación Nacional Forestal (CONAF), Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Red Intensiva Veterinaria, Asociación de Médicos Veterinarios de Animales Exóticos (AMVAE), Servicio Agrícola Ganadero (SAG), Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA) y el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP).
La primera pregunta apuntó a explorar la existencia de información respecto de los animales afectados tras los desastres, si ésta estaba sistematizada y si se pudo convertir en datos útiles para estudios, líneas base o políticas públicas; la segunda, abordó las principales dificultades para generar acciones en el área de la prevención, respuesta y rehabilitación de animales; en tanto, la tercera, consultó sobre las iniciativas existentes para mejorar la RDD en la dimensión animal.
“Tras las exposiciones de los especialistas, concluimos que no se cuenta con una sistematización de datos de animales afectados posterior a los distintos desastres ocurridos en los últimos 10 años en nuestro país, pues ninguna institución ha levantado un registro después de las catástrofes ocurridas, salvo SERNAPESCA que cuenta con datos de varamiento, entre otros. También se destaca la falta de recursos financieros y la ausencia de una normativa clara que establezca el rango de acción para cada institución. Esto configura una situación de alta vulnerabilidad para las animales en caso de un desastre socionatural” , sostuvo Liza Fonseca , médico veterinaria, Coordinadora del Centro GAB y Punto Focal Titular de la Dimensión Animal en ONEMI.
De esta manera y a raíz de las conclusiones, se propuso recoger la información existente relativa a datos levantados en la dimensión animal post desastre y normativa vigente, en cada institución para sistematizarla; trabajo que estaría a cargo del Centro GAB de FAVET U. de Chile. Asimismo, se buscará postular de manera conjunta a fondos concursables que permitan obtener recursos y de esta manera generar acciones que aborden la problemática desde la transdisciplina, pasando por el ámbito sicosocial hasta los aspectos más operativos.
Animales y el impacto de éstos en las personas
Para los expertos es clave diferenciar para las labores de protección, los animales de producción, los de compañía, animales de traspatio y la fauna silvestre , por lo que la prevención, respuesta y rehabilitación son diferenciadas, así como el impacto ante un desastre es muy distinto entre un grupo animal y otro.
Desde el punto de vista del ser humano, la pérdida de un animal de compañía, como lo señaló la psicóloga Adriana Espinoza, produce y profundiza el duelo. Por el contrario, la sobrevivencia de una mascota facilita la vivencia del duelo relacionada con la pérdida de otros seres queridos y/o pérdidas materiales.
En tanto, la pérdida de los llamados animales de producción, está relacionada fundamentalmente con un impacto económico, tanto para los grandes ganaderos como para las familias campesinas, en las que muchas veces estos animales se convierten en el sustento o en la reserva económica del núcleo familiar.
Por último, la pérdida de fauna silvestre dice relación con los daños a nuestro ecosistema y, por ende, a los servicios ecosistémicos que generan los animales en los diversos hábitats.
Aprendiendo de la experiencia
Hace diez años, en la tragedia de Chaitén en 2008, mientras el volcán se desbordaba, cientos de personas fueron evacuadas y cientos de animales quedaron rezagados. Así, perros, gatos, vacas, caballos y otros, se convirtieron en los únicos habitantes de un pueblo desolado. Se prohibió el rescate animal negando el ingreso de organizaciones no gubernamentales (ONGs) y proteccionistas a Chaitén y Futaleufú. Diez días –tras múltiples presiones de los dueños y de organismos pro animales- se iniciaron los operativos de rescate, pero miles ya habían muerto.
En el terremoto del año 2010 hubo cambios en el proceder; fue así como muchas ONGs lograron coordinarse con las instituciones estatales para apoyar el rescate animal. Los organismos públicos e incluso las fuerzas armadas, pusieron a disposición su logística para operativos, rescatando, trasladando, atendiendo clínicamente e incluso llevando alimentos a los animales afectados. Sin embargo, aún primaba una política reactiva y basada en el voluntariado. Algo similar sucedió con la erupción del volcán Calbuco en 2015.
Durante los megaincendios del verano del año 2017, diversas instituciones realizaron operativos de ayuda animal, incluso el Cuerpo de Bomberos de Santiago contaba con kits de rescate animal. Se destacó aquí el gran rol del Colegio Médico Veterinario quien organizó a los centenares de voluntarios que quisieron participar de los operativos y de la rehabilitación de los animales.
Un punto de inflexión se dio gracias a la promulgación de ley de tenencia responsable de animales de compañía, en julio de 2017, que favoreció la creación y formalización de una mesa de trabajo en torno a la dimensión animal en ONEMI. La mesa está conformada por diversas instituciones, públicas y privadas, dentro de las cuales está el Centro GAB de FAVET U. de Chile.
“A partir de la ley 21.020 (Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía), los animales están inmersos en la Reducción de Riesgos de Desastres. La gestión de ONEMI actualmente se centra en el reforzamiento del sistema de emergencia, sistema de alerta temprana y fortalecimiento del sistema de protección civil . Se ha considerado que la prevención es clave y se ha impulsado la tarea de educar a la población en materia de autocuidado y junto a eso está el resguardo de los animales ”, sostuvo el representante de ONEMI, Sr. Fernando Díaz.
Como pasos a seguir, el Coordinador del Centro GAB de FAVET U. de Chile, Sr. Cristian Pérez, señaló que “dada nuestra condición como país, de estar expuestos constantemente a amenazas que revisten ciertamente la posibilidad de transformarse en desastre, tenemos la firme convicción que Chile debe crear una red nacional de rescate animal frente a situaciones de emergencia o desastres, con el concurso de todos los actores, nadie debe quedar excluido. Hay que generar investigación, obtener información, para hacer una gestión no en la incerteza, sino para que podamos disminuir realmente los riesgos”.
