Entre ellos no hay uso consistente de condón o de anticonceptivos

Adolescentes con VIH vertical no saben más de sexualidad que pares no infectados

Jóvenes con VIH vertical no saben más de sexualidad que pares sanos
Profesora Valeska Vergês
Profesora Valeska Vergês

Así lo dio a conocer quien es matrona y miembro del Cemera, señalando que estos son los resultados de una investigación cualitativa que se inició el 2016 y que incluyó a 28 adolescentes que viven con VIH vertical; es decir, adquirido por transmisión madre-hijo, de las regiones Metropolitana –que se tratan en los hospitales San Juan de Dios, Sótero del Río, Roberto del Río, Exequiel González Cortés y San Borja Arriarán-, y Quinta, con pacientes del Hospital Gustavo Fricke.

A ellos se les aplicó una entrevista semiestructurada diseñada especialmente para el proyecto, con el fin de recoger creencias y experiencias en sexualidad de los adolescentes que viven con VIH vertical en las regiones mencionadas. “De esta forma, incluimos a 28 jóvenes bajo control de servicios pediátricos, entre hombres y mujeres, mayores de 12 años y con autorización por parte de los adultos responsables en el caso de los menores de edad, a quienes entrevistamos en confidencialidad”, explicó la profesora Vergês. Agregó que en el transcurso de esta investigación, y de acuerdo a la información que fueron obteniendo, surgieron otros ámbitos por consignar además de las creencias y experiencias, como fueron la revelación de la condición a otros, la adherencia al tratamiento y la valoración que los entrevistados dan a la educación sexual entregada por los equipos de salud tratante en sus respectivos hospitales.

Creencias y conocimientos

En materia de creencias, “indagamos qué conocimientos tienen estos adolescentes, y la verdad es que son bastante básicos, no se escapan del promedio de los jóvenes chilenos. Saben de anticonceptivos y de infecciones de transmisión sexual, pero de manera superficial; un poco más en cuanto a VIH –por ejemplo, en cuánto tiene que estar la carga viral y los linfocitos CD4, los medicamentos que toman y las terapias-, pero no todos saben respecto al riesgo de reinfección al que pueden estar expuestos, y manejan poca información respecto de la resistencia al tratamiento”, informa la docente. De hecho, añade, “cuando les preguntamos qué tema les gustaría conocer más, la mayoría solicitaba profundizar sobre VIH. Querían saber más acerca de su condición, y cuando lo fuimos cotejando con sus experiencias, nos dimos cuenta que es porque a ellos les tocó más de una vez que al revelar su diagnóstico a otros se entrampaban en preguntas sobre su condición y ellos no sabían responde. Eso les generaba angustia y vergüenza, que son los sentimientos más asociados a esta situación una vez que empiezan a tener experiencia en sexualidad. Plantean la posibilidad de tener talleres para saber más y conocer otras vivencias de jóvenes en igual condición y que a estos encuentros se invitara a familiares e incluso a algunos amigos o pareja”.

En relación a la diferencia de lo que saben hombres y mujeres, la docente dice que “también es muy parecido a lo que pasa a nivel de país, ellas saben más y ellos menos, tanto en relación a la sexualidad como a la condición de vivir con VIH”.

Experiencias y temores

Por parte de las experiencias en sexualidad, “nos dimos cuenta que los que cursan la adolescencia inicial o que no han iniciado su vida sexual, tienen la expectativa que cuando tengan pareja le contarán acerca de su condición antes de tener relaciones; pero después, entre los que ya han tenido esta experiencia, nos dimos cuenta de que no sucede así, que no todos cuentan que viven con VIH. Algunos sí, primero le comentan a su pareja y después ven si inician o no vida sexual, pero otros no, ocultan la información por miedo al rechazo”

Esta misma contradicción ocurre en materia de anticoncepción y uso de preservativos: “En el discurso de lo que creían, decían que había que usar siempre el condón, pero en la experiencia no lo hacen siempre, es un uso ocasional en algunos casos; uno esperaría que fuera siempre así, que fueran más consecuentes con lo que saben”, sentenció la profesora Vergês.

También en el ámbito de las experiencias, el equipo a cargo del proyecto detectó que el grupo en general postergó el inicio de la vida sexual, respecto a los adolescentes no infectados. Ahondando en los temores manifestados por este grupo, la especialista aclara que se refieren a ser rechazados al conocer su condición, a contagiar al posible hijo en caso de embarazo, y al rechazo que podría sentir ese hijo hacia ellos cuando supiera que viven con VIH. “Incluso algunas de las adolescentes plantean que no desean ser madres biológicas, sino que prefieren adoptar”.

Guías con recomendaciones

En otras de las conclusiones, el equipo investigador concluyó que entre la develación de su condición –proceso durante el cual el niño o niña comienza a darse cuenta de que su salud es diferente de la de sus pares- y la revelación propiamente tal, cuando es informado por su madre o adulto responsable de que es portador del VIH, el joven aprende acerca del autocuidado, de las terapias y de los controles médicos, lo que no evita que en la adolescencia media se enfrente a la rebeldía característica de la edad y que, por ello, deje el tratamiento, “pensando, además, que no le va a pasar nada si lo suspende”, señala la profesora. Incluso, añade, “esto sucede también porque los adultos que están a su cuidado se relajan y piensan que como ya está más grande, no necesitan recordarle que debe ser constante en la toma de sus medicamentos”.

“Otro factor importante en la educación es la valoración que hacen de los equipos de salud, para ellos las doctoras y sicólogos tratantes son fuente de información, pero sí sugieren que se hable más del tema, que se realicen talleres informativos, porque estos profesionales les dan información respecto de su condición, pero no acerca de sexualidad, a menos que les pregunten directamente”.

Por todo lo anterior, es que la académica señala que como fruto de esta investigación escribieron guías de recomendaciones dedicadas a los miembros del equipo de salud que tratan a adolescentes que viven con VIH, incluyendo estos resultados así como las inquietudes –y sus respectivas respuestas- más frecuentes en materia de esta infección, en cuanto a sexualidad y a educación sexual, que esperan difundir a través de los medios electrónicos del Ministerio de Salud.