Al ser consultado por los desafíos que enfrenta al asumir la Dirección Académica y de Relaciones Internacionales (DARI), Daniel Opazo destaca como el más importante, el rol coordinador que debe tener la Dirección con las unidades académicas, “apoyando sus procesos de desarrollo y la planificación de los mismos en el mediano y largo plazo, incluyendo temas como constitución y proyección del cuerpo académico, líneas de investigación e impacto en la docencia, así como la vinculación con el medio. Dicha coordinación debiera incluir tanto a departamentos e institutos como a ambas Escuelas y las direcciones de Investigación y Creación y de Extensión y Vinculación con el Medio. Este rol también incluye apoyar desde la Facultad la formulación a nivel de la Universidad de una institucionalidad de Desarrollo Académico, generando políticas que permitan asesorar a las y los académicos en el avance y alcance de sus carreras”.
En lo referido a la actividad internacional, opta por “profundizar aquello en lo cual la Facultad ha avanzado, ampliando el número y alcance de los convenios internacionales, consolidando los acuerdos existentes y explorando nuevas opciones tanto en América como en los demás continentes, incluyendo Asia y África, donde hoy no tenemos convenios. Un criterio similar usaremos en cuanto a la movilidad estudiantil, buscando complementar la oferta actual con mayores opciones para los y las estudiantes de Diseño y Geografía”.
Consultado por la situación en la que recibe la DARI, el nuevo director destaca “los profesionales a cargo de las diferentes áreas de la Dirección (Biblioteca, Servicios de Tecnologías de Información, Convenios Internacionales y Movilidad Estudiantil) son muy competentes y están compenetrados con sus tareas y el desempeño de sus equipos. Hay necesidades de mejoramiento, tanto en términos de infraestructura como de dotación y capacitación del personal, pero contamos con un buen grupo de trabajo para enfrentar las tareas regulares y los desafíos inmediatos. Respecto a las tareas y responsabilidades de la Dirección, daremos prioridad a la revisión y ajuste del Plan de Desarrollo 2030, para lo cual programaremos una serie de instancias de diálogo y trabajo con los tres estamentos y particularmente con los departamentos e institutos”.
Opazo no ha considerado necesario hacer cambios en la estructura de la dirección en lo inmediato, “si bien existen algunos temas que competen al ámbito de responsabilidades de la Dirección y para los cuales no tenemos personal especializado, como por ejemplo los procesos de acreditación, probablemente deberemos esperar algunas definiciones de carácter más general para emprender acciones en esa línea”.
Con este escenario, el profesor Opazo destaca, en lo inmediato, dos objetivos a conseguir, “en primer lugar, la formulación de un plan para relevar el rol de la Biblioteca como espacio fundamental de nuestro quehacer académico, promoviendo la puesta en valor de sus colecciones, fortaleciendo su uso como espacio complementario para las actividades docentes y fomentando su potencial como espacio de investigación. Un plan de este tipo deberá comprender al menos tres ámbitos: dotación y calificación del personal; infraestructura; y estudio y proyección de las colecciones.
En segundo lugar, el desarrollo de un proyecto o programa para complementar desde la Facultad las políticas universitarias de tecnologías de la información, con foco en la integración de bases de información, accesibilidad y aplicación en la coordinación y planificación académicas, y en el máximo aprovechamiento de los recursos académicos y de gestión en línea, lo cual no sólo supone la posibilidad de optimizar nuestras prácticas actuales, sino sobre todo la oportunidad de integrarlas mejor y hacerlas más dinámicas”, finalizó