Creador del Programa de Formación de Especialistas en Cirugía de Cabeza

Profesor Miguel González Prado fue reconocido como Maestro de la Cirugía de Chile

Miguel González Prado fue reconocido como Maestro de la Cirugía
El Doctor Miguel González Prado fue reconocido como Maestro de la Cirugía de Chile en el 91 Congreso Chileno e Internacional de Cirugía.
El Doctor Miguel González Prado fue reconocido como Maestro de la Cirugía de Chile en el 91 Congreso Chileno e Internacional de Cirugía.
Durante el congreso, el doctor González se reunió con un grupo de quienes han sido sus discípulos.
Durante el congreso, el doctor González se reunió con un grupo de quienes han sido sus discípulos.

El 7 de noviembre de 2018, en la jornada inaugural del 91 Congreso Chileno e Internacional de Cirugía que se realizó en Puerto Varas, el doctor José Miguel González Prado recibió esta distinción de manos del doctor Nicolás Jarufe, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía. “Uno no anda detrás de los premios”, comentó unos pocos días antes de esta ceremonia, “pero ha sido emotivo; me han llegado saludos de muchos cirujanos, de varios colegas de provincia y del extranjero; incluso de algunos que no se formaron conmigo, y hasta de personal administrativo del Barros Luco. Ese reconocimiento me ha impactado por su significado”, dijo.

Hace cinco décadas recibió el título profesional de médico otorgado por la Universidad de Chile, pero de verdad nunca se ha ido de sus aulas. “Mi padre era un cirujano colo-proctólogo y todos pensaban que yo iba a seguir el mismo camino, pero me tocó tener como mentor a un jefe muy motivado e inspirador, y como encontré interesante la especialidad, opté por ella para mi quehacer futuro. Después tuve la oportunidad de perfeccionarme en el extranjero. Primero en Hamburgo, Stuttgart y Düsseldorf, y luego en París, Glasgow y Zürich. Pero siempre pensé en volver, pues en esa época en el Barros Luco las especialidades quirúrgicas estaban en formación. De hecho, recién en 1965 partió el sector Trudeau del hospital, que es donde está actualmente el Servicio de Cirugía. Su jefe era el profesor Leonidas Aguirre Mackay, quien invitó a cirujanos destacados a crear equipos quirúrgicos o especialidades dentro de su servicio, y entre ellos a mi jefe de esa época, que era el doctor Óscar Contreras Tapia. Yo me quedé bajo su alero y después seguí mi trayectoria dentro de la misma unidad”.

Así inició una carrera en la que se dedicó particularmente a la cirugía oncológica, la de tiroides, cirugía de cuello en general, y la reparadora de daños por traumatismo y en secuelas de cáncer. Con ello pudo beneficiar a sus pacientes y apreciar los avances tecnológicos e instrumentales –“está todo ahora más pequeño, sofisticado y efectivo”- que, pese a la proverbial falta de recursos del sector público en salud, se han podido gradualmente implementar.

“Sobre todo, el apoyo de imágenes para diagnóstico es increíble comparado con lo que había hace 40 años. Afortunadamente, y como la gente está más exigente, los hospitales han hecho importantes inversiones que han permitido actualizarse y ponerse a la par con lo que se hace en otras partes. Y en lo disciplinar, estamos en permanente contacto con distintos centros para presentar publicaciones en congresos y siempre tratando de realizar lo último en cuanto a tendencias en la especialidad. Yo diría que el área quirúrgica funciona bastante bien en Chile. Tenemos especialistas al más alto nivel”, añade.

Abriendo caminos

Lo dice con conocimiento de causa. “Cuando yo me formé existían las grandes especialidades, como Medicina Interna, Pediatría o Ginecología y Obstetricia; estaba la de Cirugía General. Si a uno le gustaba una determinada área en particular, hacía lo general y también lo más específico, todo imbricado; con el tiempo eso se ha ido modificando y se va a lo particular solamente. Por eso fue necesario la elaboración y desarrollo de programas de formación universitarios, y a mí me tocó hacer el primero para Cirugía de Cabeza y Cuello", el que se aprobó en 1985. Un año después partió el primer becado, y durante muchos años fue el único programa del país en la especialidad. Desde entonces han ingresado médicos en formación provenientes de distintas regiones e incluso del extranjero, como de Bolivia, Ecuador, Venezuela o Colombia.

En la actualidad, y en lo que señala como el término de su actividad profesional, “no me he jubilado aún porque me he preocupado de que cuando yo no esté este equipo del Hospital Barros Luco-Trudeau siga funcionando igual o mejor. El hecho que se aleje un jefe no debería repercutir en la calidad del centro. Me interesa que en el futuro nuestro equipo, que fuera pionero en el ámbito de la formación de la especialidad, sea mejor incluso, por lo que se han integrado profesionales excelentes para que ello sea posible. Ya no opero como antes, les doy oportunidades a ellos, pero participo cuando se me necesita: les doy espacio para que puedan tomar las riendas, y así debe ser. Soy una especie de director de orquesta, un elemento que favorece las buenas relaciones humanas, y eso ha funcionado”.