Bernardo Subercaseaux: pasión e interés por los libros antiguos

Bernardo Subercaseaux: pasión e interés por los libros antiguos
Carolina Nahuelhual, directora de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica.
Carolina Nahuelhual, directora de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica.
Prof. Bernardo Subercaseaux, director Académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Prof. Bernardo Subercaseaux, director Académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Bernardo Subercaseaux: pasión e interés por los libros antiguos

Carolina Nahuelhual, directora de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica e investigadora parte de CInELA, señaló que el primer encuentro ha tenido como propósito reflexionar, propiciar el intercambio de ideas y relevar las colecciones antiguas y patrimoniales. En este contexto surge CInELA, agrupación de investigadoras e investigadores abocados al libro antiguo desde múltiples perspectivas disciplinares con el fin de preservar el patrimonio bibliográfico local.

Una plataforma para otorgar visibilidad a los trabajos de distintos actores vinculados al estudio del libro antiguo, a propósito de su contenido, materialidad, creación, recepción, catalogación y/o circulación, entre otras variables, con un énfasis de sus usos en Chile y proponiendo el aumento de espacios de análisis.

En esta línea, la conferencia del Prof. Subercaseaux hizo un recorrido por las pasión de destacados bibliófilos y sus colecciones. “La adquisición de libros antiguos es un asunto de azar casi más que de dinero”, señala recordando que en una vereda del mercado persa encontró un original en alemán de poesías de Rainer María Rilke por tan solo 1500 pesos. “Cada encuentro es un renacer del libro, una forma de volver al pasado, de sacarlo de la inexistencia y de ponerlo en el tiempo con mayúscula”.

Este encuentro es el que ha alimentado la pasión de grandes coleccionistas, bibliófilos, que como José Toribio Medina alcanzaron a ser más de 40.000 ejemplares. O, desde otra perspectiva, lo que llevó a Pablo Neruda, en 1934, cuando todavía era un joven de escasos recursos a adquirir, en cuotas mensuales, las Soledades de Góngora, editada por un impresor flamenco del siglo XVII. Citando a Walter Benjamin, el Prof. Subercaseaux explica esta insistencia señalando que “uno de los recuerdos más bellos de un coleccionista se da en el momento que rescata un libro antiguo, en el que tal vez nunca había pensado”.

Destacó además otra dimensión, el paso de la intimidad privada a la pública en el momento en que los bibliófilos donan sus colecciones. José Toribio Medina que entregó en 1925 su biblioteca al Estado, hoy en la sala que lleva su nombre en la Biblioteca Nacional. También a Pablo Neruda que donó su colección de libros y caracolas a la Universidad de Chile y que hoy es resguardada por el Archivo Central Andrés Bello.