En materia de prevención de daño miocárdico por reperfusión

Ensayo clínico de investigadores de la Facultad de Medicina se impone en LV Congreso Chileno de Cardiología y Cirugía Cardiovascular

Estudio de Facultad de Medicina destaca en Congreso de Cardiología
El doctor Juan Carlos Prieto recibió el premio de manos del doctor Mario Ortiz, presidente del comité científico de la Sociedad Chilena de Cardiología
El doctor Juan Carlos Prieto recibió el premio de manos del doctor Mario Ortiz, presidente del comité científico de la Sociedad Chilena de Cardiología
Dres. Rubén Aguayo, del Hosp. San Juan de Dios; Jaime González, del HCUCH; Ramón Rodrigo y Juan Carlos Prieto, parte de los autores de esta investigación.
Dres. Rubén Aguayo, del Hosp. San Juan de Dios; Jaime González, del HCUCH; Ramón Rodrigo y Juan Carlos Prieto, parte de los autores de esta investigación.

El encuentro se realizó entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018 en Concepción, ocasión en que la investigación titulada “Efecto del Ascorbato en la prevención del daño miocárdico por reperfusión: ensayo clínico aleatorizado multicéntrico” obtuvo el premio “Fundación Araucaria” como el mejor trabajo sobre enfermedad coronaria.

El doctor Ramón Rodrigo, académico del Programa de Farmacología Molecular y Clínica del ICBM, explica que este estudio presenta el tercer ensayo clínico en su línea de investigación sobre enfermedad cardiovascular; es decir, con pacientes. “Durante estos años de investigación hemos podido probar los resultados del uso de vitaminas antioxidantes en modelos clínicos de hipertensión arterial esencial, de fibrilación auricular postoperatoria y de daño miocárdico. En este caso, se trata de prevenir el daño por reperfusión, que es la llegada masiva de oxígeno al corazón cuando se abre la arteria ocluida por un trombo, lo que se resuelve mediante angioplastía. Esto, porque la reperfusión puede dar cuenta hasta del 50% del daño residual luego de un infarto”.

Por su parte, el doctor Juan Carlos Prieto, coinvestigador y también académico de la misma unidad, así como cardiólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile, explicó que “ha habido múltiples intentos a nivel mundial de buscar sustancias que prevengan ese daño, sin lograrlo. Este laboratorio hace tiempo que evaluó que para poder neutralizar ese efecto oxidante había que usar concentraciones altas de vitamina C por vía intravenosa. Este estudio clínico significó reclutar pacientes en los diferentes centros involucrados, lo que para nuestro medio es siempre complejo, porque implica la participación coordinada de diferentes equipos clínicos involucrados en todo el proceso, desde obtener el consentimiento informado del paciente para la realización del procedimiento hasta facilitar la evaluación de la función cardíaca y del tamaño del infarto una semana y tres meses después de la reperfusión por angioplastía. Representa toda una logística que, como dijeron en los comentarios luego de nuestra presentación en el congreso, perfectamente se podía ver en una nación desarrollada, pero que no es común verla en un país como Chile”.

Los resultados dados a conocer en la investigación, que reclutó a 110 pacientes los cuales fueron sometidos a dosis masivas de ácido ascórbico antes de ser intervenidos para resolver la oclusión arterial que provocó el infarto, mostró éxito en cuanto a protección cardiológica funcional, “pero no todo el logro que hubiéramos querido en cuanto a reducir el tamaño del infarto”, añadió el doctor Prieto.

Nuevo estudio

Por ello, el doctor Rodrigo aclara que “tuvimos que ponernos a estudiar para ver por qué sucedió eso, y surgieron algunas ideas que probamos en un modelo de corazón aislado de ratas, en el cual no sólo modificamos las concentraciones de ácido ascórbico, sino que agregamos dos componentes antioxidantes más. Y es que nos dimos cuenta de que el hierro podría potenciar la formación de radicales libres, pues resulta que cuando un tejido está sometido a isquemia –o disminución de oxígeno por falta de circulación sanguínea- seguida de reperfusión, el hierro que está depositado en el tejido cambia y pasa a ser hierro libre, formando los radicales libres que son destructores del tejido; por eso decidimos incluir deferoxamina en la solución de infusión de ácido ascórbico que se les da por vía endovenosa a los pacientes. Este compuesto es un quelante de hierro, un ligando que al unirse al hierro lo inhabilita para participar en estas reacciones. Por otra parte, constatamos que los pacientes que habían sido tratados con ácido ascórbico tenían una disminución de glutatión reducido, que es un mecanismo de defensa antioxidante que el organismo posee, por lo que agregamos además un precursor de glutatión que es el N-Acetilcisteína, compuesto que ha sido utilizado clínicamente en muchos modelos y que es completamente inocuo”.

Los investigadores trabajaron con esos tres componentes, tanto de forma individual como de biasociación y de triasociación, “logrando llegar a una concentración óptima, en la cual se obtiene un efecto mayor en la triasociación que en los compuestos entregados individualmente, y que protege de forma muy importante en cuanto al tamaño del infarto en el corazón aislado de rata”, puntualiza el doctor Rodrigo.

De esta forma, añaden, se abrió una nueva fase en esta línea de investigación, en la que esperan producir este compuesto mediante colaboración con algún laboratorio farmacéutico y recursos provenientes de fondos concursables externos.

Por último, el doctor Abraham Gajardo, médico en formación del Programa de Doctorado en Ciencias Médicas y colaborador en este estudio, señala que ser parte de esta línea científica “es una interacción muy enriquecedora para todos los que estamos como estudiantes, en el sentido que se es parte de los dos mundos, la investigación básica y la clínica; se pueden tomar experiencias y conocimiento para llevar de un lugar a otro. Es una oportunidad de formación única, donde uno ve cómo hacer investigación de buena calidad en Chile, no con los recursos que uno desearía, pero generando aplicaciones que finalmente pueden salvar a pacientes o mejorar su calidad de vida. Los aprendizajes que se adquieren desde la base, a partir de las teorías básica y clínica, el cómo se analizan los resultados, es lo que a uno lo va formando como investigador”.