Trabajo mancomunado con el Ministerio de Salud

Los desafíos que plantea la futura Ley del Cáncer

Los desafíos que plantea la futura Ley del Cáncer
El objetivo de la Facultad de Medicina es entregar formación avanzada y contribuir al manejo integral de las personas con cáncer en Chile.
El objetivo de la Facultad de Medicina es entregar formación avanzada y contribuir al manejo integral de las personas con cáncer en Chile.
Doctora Karin Kleinsteuber, directora de la Escuela de Postgrado.
Doctora Karin Kleinsteuber, directora de la Escuela de Postgrado.
Doctor Enrique Castellón, subdirector de Grados Académicos de la Escuela de Postgrado.
Doctor Enrique Castellón, subdirector de Grados Académicos de la Escuela de Postgrado.

La iniciativa legal presenta desafíos en torno a la implementación de futuros programas de título de especialista en otras profesiones de la salud, 

Para ello, la Escuela de Postgrado está evaluando la actual capacidad formadora en los diferentes programas de título de especialista relacionados con enfermedades relacionadas al cáncer, tales como radioterapia oncológica y urología, entre varias otras, así como subespecialidades derivadas, como oncología médica, ginecología oncológica, hematología de adulto y hematooncología pediátrica, cirugía de cabeza y cuello, coloproctología y otras. Así lo explica la doctora Karin Kleinsteuber, directora de esta unidad, señalando que “esta base apunta a estimar nuestra capacidad formadora potencial, viendo qué tanto podría crecer cada programa, en un crecimiento que mantenga las oportunidades y las horas docentes por estudiante, en función de mantener nuestros estándares de calidad; por ejemplo, en los casos en que la aprobación está ligada a alcanzar un determinado número de procedimientos o de cirugías realizadas que son necesarias para adquirir la correspondiente destreza”.

Este registro, añade, comprende contar con cada programa actualizado a partir de criterios de autoevaluación, como la que tiene lugar con fines de acreditación. “Esto implica que todos los miembros del programa analizan sus fortalezas y debilidades, en todos los niveles. Tenemos que saber qué necesitan para fortalecerse, porque quizás no es un requerimiento de más horas docentes, sino que de acceso a tecnologías, ya sea como propias o mediante convenios con los centros que dispongan de ellas. Así lograremos una panorámica de aquello con lo que contamos y con lo que deberíamos tener para comprometernos con el Ministerio de Salud con una capacidad formadora definida”.

Al hacer un análisis de las debilidades de cada programa, agrega, se podrá hacer foco principal en resolver aquellas consideradas como críticas, “pero tal vez en otros casos se tratará de abocarse en apoyar el plan de desarrollo de ese programa, porque a veces los equipos trabajan sin aprovechar todas las instancias de convenios o de relaciones que hay dentro de los mismos hospitales en convenio. Es así como, antes de invertir en equipamiento costoso y de alta obsolescencia, puede tener más sentido generar colaboraciones con instituciones que ya cuenten con estos recursos. En ese sentido, para nosotros representará una gran ventaja el convenio amplio establecido entre nuestra facultad y la de la Universidad Católica, que nos permitirá intercambiar experiencias docentes en distintas especialidades sin que medie una retribución económica”.

El objetivo, informa la doctora Kleinsteuber, es “superar las falencias que detectemos para poder ofrecer de manera responsable un aumento de capacidad formadora en las especialidades que son necesidad país, condicionado a cierto apoyo en áreas o aspectos específicos. Por ejemplo, generando becas docentes con devolución de pago asistencial obligatorio en centros específicos donde se van a desarrollar estos polos”.

Círculo virtuoso

Las becas docentes, aclara, “representan una combinación bastante virtuosa, según la cual el médico en formación puede optar a retribuir su beca con horas docentes y horas asistenciales, en hospitales de la Región Metropolitana; por ejemplo, ya tenemos un caso en neurología pediátrica, que hace 33 horas asistenciales y 11 docentes”.

Esto permite promover la formación de especialistas interesados en docencia que permanezcan en los servicios más allá de cuando se acabe su compromiso de devolución con éste. “Me parece que el fortalecimiento de la oncología y de todos los programas vinculados a esta área podría ser a través de las becas docentes, porque no sólo contribuiría a aumentar la masa crítica de especialistas que enseñen en sus respectivas disciplinas, sino porque también representa otras ventajas para el interesado, como es facilitar el que mantengan al día sus competencias, lo cual es indispensable para los procesos de recertificación”, sentencia la directora.  

Primera especialidad de Mastología en el país

Otra vertiente en términos de la contribución de la Facultad de Medicina a la futura implementación de la Ley del Cáncer es la próxima aprobación final y puesta en marcha del programa de subespecialidad de Mastología, derivada de cirugía general y de ginecología. “Es una especialidad prioritaria, porque es la primera causa de muerte en la mujer chilena: tres mujeres fallecen diariamente por esta patología y cada tres horas hay una nueva diagnosticada. Y se da la paradoja que siendo una demanda GES –por lo que se establece que quien tiene a su cargo el manejo de estas pacientes son especialistas calificados y certificados-, lo curioso es que en nuestro país no existe un especialista en mastología, hasta hoy. Este programa va a ser multicéntrico, con asentamiento principal en los hospitales San Borja Arriarán y Luis Tisné, y con la participación del Hospital Clínico Universidad de Chile y Clínica Las Condes; todas, unidades con alto número de pacientes a los que se puede ofrecer solución de acuerdo a los estándares actuales de la disciplina”. Justamente, añade, “esperamos ofrecer este programa al Ministerio de Salud en términos de financiamiento mediante becas docentes, que resulten en el aumento de la capacidad formadora en una especialidad completamente nueva”.

Adicionalmente la Facultad de Medicina provee de una serie de alternativas de educación continua que permite adquirir nuevas competencias a profesionales de la salud –no sólo a médicos-,   así como contribuir a la formación y actualización continua que permitirá en el futuro recertificar las competencias definidas para un especialista o profesional de la salud dedicado a cáncer. “Nuestra idea es analizar de entre la oferta de educación continua las alternativas de cursos, estadas y otras que provean de capacitación de calidad en esta materia, en concordancia con las políticas de postgrado”.

Es decir, finaliza la doctora Kleinsteuber, “para nuestra facultad la Ley del Cáncer constituye un estímulo y una oportunidad de revisar la oferta formativa de los programas de postgrado relacionados al diagnóstico y manejo de esta enfermedad, de modo de establecer planes de desarrollo basados en los procesos de autoevaluación que permitan abordar racionalmente debilidades y potenciar fortalezas manteniendo altos estándares de calidad. Todo esto hace muy relevante el trabajo de los comités académicos que incorporaron la cultura de la calidad en la enseñanza de las especialidades médicas: esto es, que siempre es posible mejorar”.

El indispensable rol de la Facultad de Medicina

El doctor Enrique Castellón, subdirector de Grados Académicos de la Escuela de Postgrado y director del Departamento de Oncología Básico-Clínica de la Facultad de Medicina, participó directa y activamente en la creación del Plan Nacional del Cáncer y su proyecto de ley, pues fue llamado a integrar, en abril de 2018, la Comisión Asesora Ministerial en Materias de Cáncer, formada por el Ministerio de Salud, con representación de la sociedad civil –universidades, sociedades médicas relacionadas con oncología, agrupaciones de pacientes y ONG relacionadas- y el apoyo del equipo técnico de esa cartera. Esta comisión elaboró, en siete meses, el Plan Nacional del Cáncer 2018-2028 y el proyecto de ley presentado.

“Como equipo definimos nueve áreas temáticas relevantes y se trabajó en subcomisiones a las que se convocó a paneles de expertos para el desarrollo de cada una. Así, me correspondió encabezar la de investigación e innovación en cáncer, para lo que llamé a un grupo compuesto por varios académicos de nuestra institución. Estas nueve áreas temáticas fueron Promoción, Educación y Prevención; Provisión de servicios asistenciales a las personas con cáncer y sus familias; Fortalecimiento del Recurso Humano; Fortalecimiento de los Sistemas de Registro y de Vigilancia Epidemiológica; Participación de la Sociedad Civil; Desarrollo de Investigación e Innovación; Modelo de Gestión; Marco Regulatorio y, por último, Financiamiento”, explica el doctor Castellón.

Este trabajo sentó las bases de cinco líneas estratégicas claves para el plan 2018-2028, contenidas en el documento firmado por el Presidente de la República el 3 de diciembre del año recién terminado:

  • Línea Estratégica 1: Promoción, educación y prevención primaria, que contempla temas como creación de conciencia, factores de riesgo y protección, entornos saludables e inmunización.
  • Línea Estratégica 2: Provisión de servicios asistenciales: Tamizaje, diagnóstico y etapificación oportuna. Tratamiento, rehabilitación, cuidados paliativos, apoyo a pacientes y familias, gestión GES y listas de espera.
  • Línea Estratégica 3: Fortalecimiento de la red oncológica, en términos de capital humano, infraestructura y equipamiento.
  • Línea Estratégica 4: Fortalecimiento de los sistemas de registro, investigación y vigilancia. Para mejorar la disponibilidad y calidad de información, así como facilitar la investigación.
  • Línea Estratégica 5: Rectoría, regulación y fiscalización. Generación de criterios y estándares, modificaciones de normas y regulaciones y fiscalización de puesta en marcha.

“Como Facultad de Medicina y como Universidad de Chile tendremos un enorme rol contribuyendo a la puesta en marcha e implementación de esta nueva ley. En materia de prevención, por ejemplo, promoviendo estilos de vida saludables, para lo cual se debería incorporar en las mallas de todas las carreras de la salud un curso formal en oncología. En cuando a fortalecimiento de los recursos humanos, hay que tener en cuenta que nosotros formamos a más del 50% de los especialistas del país. En Chile hay poco más de 100 oncólogos, de los cuales el 37% trabaja en el sector público, donde se atiende el 80% de la población; y de acuerdo a las recomendaciones de la OCDE debiéramos tener alrededor de 400, para cumplir con la meta de un oncólogo por cada 100 mil habitantes. Nosotros formamos entre tres y cuatro anualmente, y una de las metas es duplicar la cantidad de oncólogos”.

Por otra parte, añade, “no hay otras profesiones de la salud con alguna especialidad relacionada, pero ya fue aprobado por Consejo de Facultad el Programa de Título de Especialista de Enfermería Oncológica de Adulto, de la cual estamos esperando su próxima puesta en marcha, para lo cual hay comprometido financiamiento ministerial. La idea es que haya en todas las carreras, pensando en la rehabilitación de los pacientes”.  

En esa misma línea, dio a conocer que en su calidad de subdirector de grados académicos, “estoy en conversaciones con la Facultad de Ciencias Sociales para la creación de un programa interfacultades de título de especialista en Psicooncología, para el acompañamiento de pacientes y sus familias, que no existe en el país”.

Además, señala que otras áreas de nuestro plantel pueden hacer fuertes contribuciones, tales como el Instituto de Salud Poblacional en cuanto al fortalecimiento del registro y vigilancia epidemiológica, y todos los investigadores básicos, clínicos y epidemiológicos en el desarrollo de nuevo conocimiento científico y de innovación. “Qué determina que tengamos más cáncer de vesícula, por ejemplo, o aumentos de cáncer gástrico o pulmonar relacionado con agentes ambientales. Fomentar que estos desarrollos escalen en términos de medicina traslacional o de precisión. Pero para eso no puede ser que la investigación en cáncer cuente con sólo 10 millones de dólares aproximados de financiamiento. En ese sentido el Ministerio de Salud hará un activo trabajo intersectorial con otras carteras y reparticiones, particularmente con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, porque nuestro objetivo es que existan líneas especiales de investigación prioritaria en cáncer. Este es un tema de extrema urgencia para el país y el mundo; en Chile tenemos siete regiones donde el cáncer ya es primera causa de muerte y se estima que en los próximos cuatro años lo será para todo el territorio nacional. Y un aspecto a considerar es que entre el 30% y 40% de los cánceres se puede prevenir”, finaliza el académico.