El Centro Patrimonial Recoleta Dominica, compuesto principalmente por el Museo de Artes Decorativas, el Museo Histórico Dominico y la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica, fue inaugurado en 2005 pero su historia es mucho más antigua.
“Recoleta” significa recogimiento, de ahí el nombre Recoleta Dominica, espacio que empezó su construcción en 1750 y que originalmente contemplaba el convento, la iglesia y la biblioteca. Tres años más tarde comenzó a funcionar esta última, consagrándose como una de las primeras de Latinoamérica.
La biblioteca cuenta actualmente con una colección de 120 mil volúmenes, de los cuales 30 mil están en exhibición. Los libros datan desde el siglo XVI hasta el XXI, siendo el más antiguo uno escrito por Santo Tomás de Aquino, entre 1504-1506, y el más nuevo de la década de los 80.
El Centro tiene su origen ligado al Papa Pío IX o Pío Nono, quien en su paso por Chile durmió en el convento. Más tarde, y ya en su cargo de sumo pontífice, envío en agradecimiento un altar que dio pie a la creación de un espacio de conservación para objetos de valor.
En 1998 se firmó un comodato -un contrato donde se establece un préstamo de uso- entre la orden Dominica y la ex Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (actual “Servicio Nacional del Patrimonio Cultural”), donde se entregaba el recinto por 50 años siempre y cuando fuera restaurado. Ese año se mudó del claustro el último fraile Dominico.
En el Museo Histórico Dominico existen seis salas donde se exhiben prendas de vestir, cuadros, figuras, objetos ceremoniales, e incluso relicarios donde la gente guardaba huesos y restos de personas santificadas cuyos cadáveres fueron profanados. Por insólito que parezca, esta era una práctica común, porque la gente creía que estas piezas otorgaban protección. De esta anécdota nace la frase “cuídalo como hueso santo”, según mencionara Paulina Reyes, Encargada del Área de Educación del Centro.
Además, existe un cuarto que recrea cómo vivían los monjes de la Recoleta Dominica, donde se conserva el escritorio, la cama, las ropas y otros objetos personales.
Por su parte, el Museo de Artes Decorativas cuenta con salas dedicadas a diversos objetos de platería colonial tanto sudamericana como europea donde destaca una colección de fina platería mapuche, piezas de porcelana y cristal que van desde el siglo XVIII al XX, además de esculturas, joyas, figurillas de marfil y otros materiales propios de oriente. La colección se inició gracias a la donación que Hernán Garcés Silva, estudioso de las bellas artes, hizo en 1982 a la ex Dibam.
Gonzalo Soto, estudiante de Licenciatura en Lingüística y Literatura Inglesas comentó que “había venido antes, pero siempre había querido volver. Lo que me llamó más la atención fue el Museo Patrimonial por sus cerámicas, y también la biblioteca, por la colección de libros que tiene en tan buen estado. Además es mucho más fácil pedirlos aquí que en otras bibliotecas”.
La entrada al Centro es liberada, y funciona durante la semana. Además, el recinto cuenta con una sala didáctica donde se desarrollan talleres dirigidos a grupos de diversos rangos etareos. Para mayor información están las Redes Sociales:
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