“Qué fantástico sería lo que ha ocurrido en Chile”, evalúa con algo de ironía el médico Ramiro Molina, profesor emérito de la U. de Chile, especializado en obstetricia y ginecología y autor de investigaciones relacionadas con la educación sexual juvenil, al abordar los resultados del Índice de Bienestar 2019 dado a conocer esta semana.
El estudio, que aborda múltiples dimensiones que incluyen desde la salud y las finanzas personales y familiares a las prácticas de vida saludable, incluye desde 2016 una consulta sobre vida sexual.
El reporte constata un sostenido incremento en la proporción de encuestados que se muestra “totalmente de acuerdo” con la frase “de acuerdo a mi elección de vida, estoy satisfecho/a con mi vida sexual“. El porcentaje sube al doble, de 15% a 30%, en cuatro años.
Más de sexualidad
Esta subida es una de las pocas que registra la versión 2019 de la encuesta que llevan a cabo GfK Adimark, la Clínica de la U. de los Andes y la empresa Salcobrand. El sondeo mostró una fuerte caída en la percepción de bienestar en general.
Según Molina, el resultado positivo que evidenció la consulta sobre satisfacción sexual le parece un tanto “difícil” de explicar, “con toda la información que tenemos sobre este aspecto”.
“Por ejemplo, Chile es el único país latinoamericano que no tiene educación sexual”, puntualiza.
Adiós a los “dogmas religiosos”
Un diagnóstico en la misma línea plantea el médico Mauricio Salas Sironvalle, vicepresidente de la Sociedad Chilena de Sexología. “Chile está adquiriendo las características de una sociedad más desarrollada en la que se asumen los temas valóricos no desde el dogma religioso imperante, sino como la necesidad principal del ciudadano de tener una vida sexual más aceptada por todos”, precisa.
“Por ejemplo, los temas del aborto o la diversidad sexual son mucho más aceptados por la sociedad. Entonces, las personas tiene menos sufrimiento en cuanto a su intimidad y orientación sexual que antes”, enfatiza.
Esta mayor aceptación de la sexualidad sin tabúes, indica, también incide en que las personas la asuman sin las culpas o trabas que la sociedad imponía en el pasado. “La gente quiere estar bien, pasarlo bien, y no solamente tener una vida productiva. También quiere tener una vida sexual de mejor calidad. La vida ya no es solo ganar más: se está viendo la emergencia del individuo como alguien que quiere tener una vida más plena”, afirma.
Mayor respeto a la diversidad
No obstante, el especialista plantea una posible explicación para este sostenido incremento, fundada en que la sociedad chilena ha experimentado una creciente apertura frente a este aspecto vital.
“La sociedad chilena, en estos últimos cuatro o cinco años, se ha ido abriendo progresivamente con respecto a la temática de la sexualidad”, asevera.
“Y lo que se ha abierto en el país, fundamentalmente, es el respeto por las personas con diversidad sexual. Por lo tanto, hay personas que hoy se sienten libres para responder una pregunta que antes, hasta hace algunos años, no tenían ninguna posibilidad de contestar”, agrega.
Al mismo tiempo, agrega, “las personas se sienten más libres de poder contestar una vez que se han abierto las puertas de la comunicación y de los medios en este ámbito, lo que no significa que tengamos una mejor educación sexual”.
“Cada día me doy cuenta en mi trabajo, que hago con escolares y adolescentes, que la ignorancia en materia de sexualidad es impresionante“, advierte.
Del mismo modo, hace notar que para evaluar con mayor precisión estos fenómenos se requiere llevar a cabo estudios específicos sobre sexualidad “que son muy complejos de realizar”.
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