Senador González sobre situación de Instituto Nacional: "La U. de Chile debe poner una propuesta enfocada en los derechos humanos en el centro del debate"

Senador Gabriel González se refirió a situación del Instituto Nacional
Senador Universitario Gabriel González.
Senador Universitario Gabriel González.

El día jueves 20 de junio te reuniste con la comunidad del Instituto Nacional. ¿De qué se trató este encuentro y qué temas abordaron? 

Me reuní con algunas profesoras que conocía desde antes, para saber de primera fuente y desde la mirada de los docentes cómo estaba la situación interna del liceo, porque la Mesa del Senado se juntó con los estudiantes, recibió a representantes de los alumnos del Instituto Nacional en la Casa Central y tuvimos de primera fuente su visión. Yo quería enterarme un poco más de cómo lo ven los profesores.

Realmente hay situaciones bien complejas que abordar. Lo concreto y lo que se me dio a entender es que hoy la Dirección de Educación Municipal de Santiago (DEM) no tiene ningún tipo de proyecto pedagógico para resolver este conflicto. Más bien lo que intenta hacer el alcalde Alessandri es mostrar la imagen de que hay mano dura y que con la fuerza policial se van a erradicar a los “delincuentes” que tienen paralizado al Instituto Nacional.

A mi juicio hay una retórica que proviene del gobierno del presidente Piñera y que es súper evidente en varios casos: Primero, la ministra diciendo que no se va a juntar con los profesores flojos, la ministra diciendo que hay que sacar a los delincuentes del Instituto Nacional, el alcalde Alessandri secundando esas palabras. Básicamente, poniendo a todos en posición de flojos, irresponsables, "patipelados" y delincuentes.

Hay una preocupación muy grande por parte de los docentes sobre cuál va a ser el proyecto educativo que se va a imponer sobre esto, porque la fuerza policial ya sabemos que no ha dado resultados y tampoco la represión a través de Aula Segura. Más bien, lo que hace es incrementar los problemas al interior de la comunidad educativa de estos liceos, que no sólo ocurre en el caso del Instituto Nacional, sino que también se ha reproducido en varios establecimientos de Santiago. No es una cuestión aislada. Lo que viene a hacer Aula Segura es fracturar a las comunidades educativas.

¿Qué rol le cabe al Senado en la situación que está viviendo la comunidad del Instituto Nacional?

Más allá del Senado, la U. de Chile históricamente ha estado vinculada con el Instituto Nacional y también con varios liceos públicos donde tienen sus prácticas docentes. Además, la Facultad de Filosofía y Humanidades -que tiene el Departamento de Estudios Pedagógicos, DEP- trabaja con liceos. Se debe evidenciar la vinculación histórica entre la U. de Chile y la educación pública y entender también que el Instituto Nacional, de cierta manera, hizo nacer a nuestra casa de estudios en los inicios del país. Y por eso la Universidad tiene una especie de deuda con este liceo.

Entonces, el rol que le cabe a la U. de Chile es ver cómo puede mediar un conflicto de estas características, poniendo sobre la mesa una perspectiva crítica que releve la necesidad de abordar estos temas de manera pedagógica, analizando cuáles son los proyectos educativos que están en tensión, cuáles son las demandas de los estudiantes que no son escuchadas, cuáles son las demandas de los profesores de estas comunidades educativas, que ven que hoy día sus sostenedores no tienen ningún rol protagónico más que poner fuerza policial. Eso no resuelve el problema, la policía no crea un proyecto educativo. Con un enfoque en los derechos humanos la U. de Chile tiene que poner una propuesta en el centro del debate en donde se deje de lado la pulsión del garrote que está utilizando la derecha. Eso hay que evitar.

La Universidad tiene un rol muy importante en cuanto a las pedagogías de este país, en cómo se educa a los estudiantes de la enseñanza media en Chile. Yo creo que hoy nos cabe la tarea de instalar eso en el debate público, de que hoy la fuerza policial no resuelve el problema, sino que son las propias comunidades y las propias emergencias de proyectos educativos de las comunidades que van a resolver esto desde el punto de vista de la pedagogía, del diálogo, de un enfoque crítico que ponga en el centro los derechos humanos y de la infancia, que hoy se han roto permanentemente en estos colegios. Eso no puede ser tolerable en un país que se dice democrático y en una universidad que se dice pública.

¿Qué acciones concretas debe llevar a cabo el Senado Universitario para aportar e incidir en este tema?

Cuando ocurren incidentes en el Instituto Nacional (en la calle Arturo Prat) la Universidad se ve afectada por la fuerza policial. Hay gases lacrimógenos que ingresan a la casa de estudios que impiden el normal trabajo de los integrantes de la comunidad universitaria. De modo que este no es un tema puramente ético o político, tiene también una dimensión práctica. Es imposible circular con normalidad producto de una política errada de parte del Ministerio de Educación y del alcalde Alessandri.

En cuanto a las acciones concretas que se pueden llevar a cabo, yo creo que hay que ver de qué manera la U. de Chile con sus distintos enfoques, de derechos humanos, de derechos de infancia y desde el área de sus pedagogías, puede intermediar a través de un diálogo activo con el sostenedor del liceo, los estudiantes y los profesores. Esto, ya que hoy en ese diálogo la Universidad puede cumplir un rol muy relevante a la hora de poner puntos de fondo sobre la mesa. Yo creo que esto ya se ha hecho por parte de los estudiantes y también por parte de los docentes cuando critican la forma negligente de resolver estos conflictos mediante la fuerza.

En ese sentido, hoy es muy importante poner esa rigurosidad que le cabe a la U. de Chile y a varias otras universidades públicas de insertarse en ese debate público. Es muy relevante que hoy el Senado tenga un encuentro con el alcalde Alessandri, con la Cátedra de Derechos Humanos, con los académicos del Departamento de Estudios Pedagógicos, para insistirle en que estos conflictos no se van a resolver por la fuerza. Esto se resuelve con pedagogía, con un diálogo democrático de las comunidades educativas y fundamentalmente con un proyecto que nazca de las necesidades propias de los agentes que integran esas comunidades educativas. Ese es un rol importante que puede cumplir el Senado Universitario y la U. de Chile, generar espacios abiertos de discusión sobre cómo se enfrenta el tema de Aula Segura. Esta ley tiene serias repercusiones en los estudiantes que se ven afectados por esas persecuciones políticas. Es una forma de "eliminar esa manzana podrida", como dice la ministra. Lo que no sabe la ministra es que esas manzanas podridas son niños que están en proceso de aprendizaje. Y eso es terriblemente brutal desde el punto de vista de los derechos humanos. En ese sentido la U. de Chile tiene un papel muy importante. Tenemos académicos con vasta experiencia en procesos de este tipo y creo que podemos aportar desde una mirada pluralista y democrática.