Iniciativa nacida en la Escuela de Salud Pública

Proyecto Clan, una innovadora plataforma interactiva para reducir el riesgo de suicidio adolescente

Proyecto Clan: innovación para reducir riesgo de suicidio adolescente
El proyecto se desarrolla en dos establecimientos educacionales de Maipú y uno de Valparaíso.
Las imágenes y gráficas del proyecto se realizaron desde una perspectiva de equidad de género.
Los investigadores Sergio Malverde, María Gispert, Rubén Alvarado, Sara Schilling y Eric Tapia.
Doctor Matías Irarrázaval
El doctor Matías Irarrázaval, jefe del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud

El proyecto “Desarrollo y evaluación de un modelo de intervención basado en tecnologías de información y la comunicación para reducir el riesgo de suicidio adolescente en establecimientos educacionales de la RM y la V Región” es liderado por el doctor Rubén Alvarado, académico del programa mencionado, e integrado por los sicólogos María José Jorquera, del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina, así como Romina Pitronello y Franco Mascayano; los sociólogos Sergio Malverde, Eric Tapia y María Gispert; la doctora María Soledad Burrone, directora de la Escuela de Salud de la Universidad O’Higgins y  Sara Schilling, estudiante de cuarto año de Medicina en nuestro plantel.

 Esta iniciativa nació, explica el doctor Alvarado, con el fin de mejorar los indicadores en materia de salud mental de los jóvenes, enfocándose principalmente en los escolares de entre séptimo básico y cuarto medio y, de esta forma, contribuir a uno de los objetivos sanitarios del país: reducir la tasa de mortalidad por suicidio en adolescentes. Así, señala que “desde el año 2000 la tasa de muertes por suicidio en el grupo etario entre 15 a 19 años creció de manera sostenida, hasta alcanzar cifras cercanas a 18 por 100.000”.

Frente a esta situación, y dado que los adolescentes actuales están altamente motivados por la tecnología y la digitalización, “quisimos crear una herramienta que les permita usar esos avances como algo que mejore sus vidas, que estén más integrados con su grupo familiar y de pares, que desarrollen relaciones sociales enriquecedoras y que les facilite detectar cuando tengan problemas en el ámbito de la salud mental y cómo enfrentarlos”, añade el especialista.

“Expertos” adolescentes

Para ello, junto a su equipo y a un equipo de ingenieros de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas “pero, antes que nada, con el apoyo de nuestros expertos en adolescencia –un grupo de jóvenes de entre 11 y 18 años-, con quienes trabajamos directamente”, explica Eric Tapia, desarrollaron una plataforma web denominada Clan, con el fin no sólo de entregar información orientada a mejorar la salud mental de sus usuarios en distintos ámbitos de sus problemáticas, sino también a proporcionarles herramientas mediante diversas actividades y desafíos que los orienten a un desarrollo integral a nivel individual y social, así como consejería y apoyo profesional frente a situaciones de conflicto.

“Lo que pudimos observar es que sitios web con información hay muchos; la mayoría de ellos con una perspectiva muy académica. Lo distintivo de nuestra propuesta es que los adolescentes participaron directamente en su gestación”, añade el doctor Alvarado.

Este grupo, conformado por jóvenes no sólo de distintas edades, sino que también de diferente género, intereses, realidades académicas y zonas del país, colaboró proponiendo y evaluando contenido y diseño de esta nueva plataforma, de acuerdo a las necesidades que ellos detectan entre sus pares. “Así fue como se planteó que la interacción que estableciera con los usuarios debía ser en base a su anonimato, por el estigma que aún tienen los problemas de salud mental”, agregó Tapia. “Incluso el nombre Clan del proyecto fue creado por ellos, por el concepto de crear un clan de amigos que se apoyan”.

Con esta nueva plataforma ya en funcionamiento, los investigadores la probaron en tres establecimientos educacionales –dos de la comuna de Maipú y uno de Valparaíso- concitando la participación de seis cursos de cada uno de ellos, a tres de los cuales se les dio acceso digital a esta herramienta, mientras que los otros recibieron información impresa, como grupo control. “Hemos tenido un excelente recibimiento por parte tanto de profesores y orientadores de los colegios, que se sienten distantes de las necesidades de los jóvenes y sin la preparación para enfrentarlas y ayudarlos, como por parte de los propios adolescentes, que incluso ya nos llaman “tío Clan” al vernos”, sostiene Tapia. 

En ese sentido María Gispert, luego de la realización de algunos grupos focales entre escolares intervenidos, constató que “el concepto y objetivo de la plataforma se cumple bien, los chicos lo comprendieron como un sitio seguro, con información clara y elocuente para ellos”. 

Al término de la intervención, los investigadores evaluarán los resultados mediante encuestas en las que medirán diferentes indicadores de salud mental, comparándolas con las ya aplicadas al inicio entre los dos grupos. Los resultados preliminares son promisorios, pues han encontrado una mejoría significativa en los indicadores de riesgo suicida en el grupo que trabajó con la plataforma. El doctor Alvarado finaliza señalando que esperan, en una segunda fase de la iniciativa, ampliar el alcance de esta plataforma en distintas comunas y establecimientos del país, apuntando a que, en el futuro, pueda ser accesible de manera personalizada a diferentes instituciones educacionales.  

“La prevención del suicidio es posible”

En la presentación de resultados del proyecto Fondef “Desarrollo y evaluación de un modelo de intervención basado en tecnologías de información y la comunicación para reducir el riesgo de suicidio adolescente en establecimientos educacionales de la RM y la V Región”, realizada el 27 de junio de 2019, el doctor Matías Irarrázaval, jefe del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud –quien participó de la gestión de esta iniciativa en el año 2016-, destacó algunos elementos fuertes de esta propuesta en términos de su repercusión.

“En primer término, la creciente dependencia que tenemos de la tecnología, que desde otra perspectiva nos permite llegar a miles de personas; ese es un concepto clave. Sabemos que tradicionalmente las personas buscan el contacto cara a cara, pero en la actualidad para algunos grupos de personas puede ser difícil superar las brechas que les dificultan acceder a atención de salud directa; por ello, el uso de tecnología puede ser muy beneficioso. En ese sentido necesitamos de más investigación, como este proyecto presenta, para revisar la efectividad de las intervenciones digitales en diferentes soluciones de salud como pudiera ser la prevención del suicidio”.  

A ello, añadió que la trayectoria del equipo ejecutor del proyecto –que solventó la adjudicación de los recursos provenientes de Fondef- lleva décadas en el área de la prevención del suicidio e intervenciones tempranas en sicosis.

Relevó además que “otro de los problemas es a quién dirigir esta tecnología; en este caso, la elección de los adolescentes es muy buena, por su distancia con el mundo de los adultos y por su gran experiencia en el uso de dispositivos móviles. Además, se destaca el hecho que esta intervención es permanente, ya que está disponible 24/7; ambos factores hacen que su ampliación a nivel de país pudiera ser factible”.

Finalizó señalando que “la prevención en materia de suicidio es posible, es deseable y es factible de hacer en Chile; tenemos que incorporar soluciones universales y el uso de la tecnología lo permite”.