A la fecha, quince de los dieciocho planteles que conforman el CUECH cuentan con una oficina, unidad o dirección de género, proceso que se desató a partir del movimiento feminista de mayo de 2018, el cual mantuvo en toma a casi todas las universidades del país, tanto públicas como privadas. Si bien en ese momento surgió con mayor fuerza la denuncia por casos de abuso o acoso sexual, junto a la demanda de protocolos para tratarlos, hoy se considera necesario avanzar en las causas de fondo que generan la desigualdad y violencia de género en la sociedad, evidentemente reproducidas en las casas de estudio.
Actualmente, las universidades del CUECH cuentan mayoritariamente con protocolos para enfrentar, investigar y sancionar el abuso y acoso sexual. Ello tendería a verse como una misión cumplida, manifestaron varias de las participantes del encuentro, junto con expresar su preocupación por la ausencia de presupuestos de continuidad a partir del año 2021, ya que en muchos casos se funciona con fondos del proyecto de fortalecimiento de las universidades estatales, pero a partir de esa fecha no estaría presente el componente de género.
El desafío ahora es dar un salto desde lo urgente a lo importante, definiendo “qué orientaciones y calidad queremos para estas instalaciones”, señaló Antonia Santos. A su juicio, esto implica continuar con un proceso de institucionalización en las estructuras de las universidades, “con posibilidad efectiva de incidencia en la toma de decisiones de modo que la perspectiva de género permee el quehacer completo de ellas”.
Kiki Durán, de la Universidad de Aysén, apuntó que una de las mayores dificultades para avanzar en esa dirección es que las unidades de género se conformaron para hacer frente a temas de abuso, pero no para generar políticas. En ese sentido, hubo acuerdo en que avanzar en esa dirección implicaría contar con glosa presupuestaria permanente y tener la posibilidad de contar con profesionales especializados y de dedicación exclusiva.
Sin embargo, las realidades son diversas y en algunos casos aún no se supera etapa de la instalación. “Me ha impresionado la resistencia que existe en todos los espacios. Hay que estar permanentemente recordando los acuerdos ya firmados por los rectores”, manifestó la nueva coordinadora del Proyecto Dirección de Género de la Universidad del Biobío, Fancy Castro.
Para la directora de Igualdad Género, Carmen Andrade, "esta jornada nos permitió identificar en que nivel de institucionalización y de avance se encuentran las políticas de igualdad de género en las universidades del Cuech y diseñar estrategias para que los compromisos con la igualdad de género suscritos por los rectores se concretizen en todas las universidades estatales"
Junto a ello, Carmen Andrade detalló que en el plantel existe un compromiso institucional en virtud del cual se inició un proceso de certificación en estándares de género que será visado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En el mediano plazo, detalló, esto favorecerá un proceso de transformación institucional integral hacia una cultura de igualdad de género en todo el quehacer universitario.
Por su parte, la Dirección de Género de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso (UPLA), cuenta con un consejo asesor triestamental y una inserción en las instancias de decisión política del plantel, relató su directora, Ana Timm. “Durante las últimas movilizaciones hemos estado trabajando mano a mano con los estudiantes y nos hemos ganado su confianza”, agregó.
La situación del país no estuvo ausente en la discusión. “Tenemos que velar porque la perspectiva de género esté presente en el proceso constituyente y evitar que se ahogue en un contexto de demandas generalizadas”, precisó la coordinadora del grupo, llamando a estar atentas y vigilantes al respecto.
Además de los planteles ya mencionados, participaron en el encuentro representantes de las universidades de Magallanes, La Frontera, Tecnológica Metropolitana, de Talca, de Santiago, O´Higgins, Metropolitana de Ciencias de la Educación y de Valparaíso.