Historiadores presentan manifiesto sobre el juicio a la dictadura militar

Historiadores presentan manifiesto sobre juicio a la dictadura militar
El Tercer Manifiesto de Historiadores, titulado "La dictadura militar y el juicio de la historia", fue publicado en internet.
El Tercer Manifiesto de Historiadores, titulado "La dictadura militar y el juicio de la historia", fue publicado en internet.

"El historiador no es solamente un personaje que estudia un pasado muerto, que no tiene nada que ver con el presente y con el devenir cotidiano de los ciudadanos, sino que es una persona que debe estar -a nuestro juicio- comprometida con los problemas de su tiempo presente".

Así lo afirma el profesor Sergio Grez, académico de la Universidad de Chile y director del Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna, y es esa la visión que lo ha inspirado, a él y a otros historiadores chilenos, a conformar el Comité de Iniciativa, el que acaba de difundir su Tercer Manifiesto de Historiadores, titulado La dictadura militar y el juicio de la historia.

El grupo está integrado, también, por los profesores Pablo Artaza y el premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, -académicos de nuestra Casa de Estudios- y otros cuatro historiadores, quienes realizan un análisis sobre el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet, y su régimen.

Los dos anteriores manifiestos fueron emitidos en enero de 1999 y diciembre de 2004, y sus temas fueron la detención de Pinochet en Londres y el Informe Valech, respectivamente.

Los tres textos que circulan por Internet e incluyen largas listas de adherentes, tanto de Chile como del extranjero. En el caso del último, ésta crece día a día y en ella destaca la firma del lingüista estadounidense Noam Chomsky.

Según Sergio Grez, los tres manifiestos "surgen de las inquietudes ciudadanas y también de las preocupaciones historiográficas de seis o siete historiadores, relacionadas con los avatares de la historia de Chile de las últimas décadas, lo que podríamos llamar en nuestro lenguaje profesional, la historia de nuestro tiempo presente. Los tres manifiestos, aún cuando rebasan ese tema, tiene que ver con la experiencia de la dictadura militar".

-¿Considera que las versiones que se han venido presentado sobre estos tres temas eran sesgadas? ¿Faltaba otra mirada?

-Ha habido por parte de los partidarios de la dictadura y de los poderes fácticos una tentativa por escribir y transmitir una cierta visión de la historia de Chile, una visión apologética del rol de la dictadura, por parte del propio dictador. El primer manifiesto que nosotros escribimos a comienzos del año 99 fue una respuesta a la carta de Pinochet a los chilenos que él escribió cuando estaba retenido en Londres, y también fue en polémica con fascículos de la historia de Chile publicados por el historiador conservador Gonzalo Vial, que fue, entre otras cosas, ministro de Educación de Pinochet. Frente a esta visión apologética de la dictadura, que pasaba por alto o minimizaba, entre otros problemas, los sistemáticos atropellos a los derechos humanos y la instauración de un sistema neoliberal terriblemente injusto y opresivo, este grupo de historiadores decidimos salir al paso de estas versiones y responder desde nuestros saberes y desde nuestra disciplina, a una serie de falsedades, deformaciones y mitificaciones contenidos en distintos documentos y discursos.

-¿Usted considera que esa se ha transformado en una suerte de historia oficial?

-No creo que haya una historia oficial. Hay muchas versiones de la historia, por suerte. Pero en todo caso es una visión de la historia que es muy difundida a través de los medios de comunicación y que has permeado incluso a algunos antiguos opositores de la dictadura, que han asumido en sus discursos que, si bien hubo atropellos a los derechos humanos y que esa fue la parte criticable del régimen militar, no es menos cierto que hubo una obra en el plano económico de la cual Chile sería beneficiario hasta el día de hoy, ocultando que esa supuesta "obra" o fue realmente el resultado de la supuesta genialidad del dictador, sino el producto de una muy bien meditada política de algunos centros internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la Universidad de Chicago, los Chicago Boys, y lo que se considera como la derecha política y económica de este país, que planificaron este sistema en el cual estamos viviendo hasta el día de hoy, pero algunos antiguos opositores a la dictadura asumieron como elementos rescatables de la obra del dictador. Frente a eso nosotros hemos reaccionado en este último manifiesto, que es un juicio histórico a la dictadura militar.

-Al leerlo queda la impresión de que creen que Pinochet fue más que nada un títere.

-No, no es así. Nosotros hablamos de que Pinochet fue un instrumento de tendencias profundas que venían preparándose desde hacía varias décadas, y alentadas también por ciertos poderes fácticos internacionales, pero también señalamos que el dictador tuvo habilidad y ambición propia, y un juego propio, para lograr el mayor poder personal posible y usufructuar de ese poder. No es un simple títere. Si bien fue instrumento de fuerzas mayores que lo sobrepasaban y que tal vez ni siquiera logró comprender bien, al mismo tiempo trató de sacar su tajada, en el sentido más literal de la palabra, porque sabemos lo que hizo en ese plano para realizar su propio juego en función de sus intereses personales.

El primer manifiesto fue el que tuvo mayor eco público. Fue publicado en el diario La Segunda y generó una réplica de Gonzalo Vial. La polémica derivó en la publicación de un libro de la colección Libros del Ciudadano de LOM Ediciones, pero sin la respuesta de Vial, porque él se opuso. Así, incluyó una página en blanco, donde se daban las referencias de dónde había aparecido la respuesta del historiador y se explicaba su posición, "y a continuación publicamos nuestra réplica y una serie de artículos de opinión en torna al manifiesto, tanto de personas que lo firmaron como de algunos colegas de posiciones de centro, que si bien eran opositores a la dictadura, no estuvieron de acuerdo en firmarlo, porque tenían algunas discrepancias sustantivas respecto de la óptica historiográfica y política", explica Grez.

No tuvo la misma repercusión el Manifiesto de historiadores contra los que torturan a nombre de la Patria, a propósito del informe Valech, y el tercero, La dictadura militar y el juicio de la historia, acaba de comenzar a circular en Internet en alrededor de 20 páginas web.

 
"Pinochet fue un instrumento de tendencias profundas que venían preparándose desde hacía varias décadas", afirma el profesor Sergio Grez.

-¿Cuánto de la discusión que ustedes plantean efectivamente llega al público masivo? ¿No queda un poco como una discusión entre pares?

-Sobrepasa el cuadro de los historiadores. Nosotros evidentemente quisiéramos que la masividad de la difusión de este manifiesto fuera mucho mayor aún, pero eso excede nuestras posibilidades, tiene que ver con la buena o mala disponibilidad de los medios de comunicación para acoger  este tipo de reflexiones críticas. Porque en el manifiesto no sólo hay una crítica a la dictadura, sino también a algunos personeros o corrientes políticas que, habiendo sido opositores a la dictadura, han cooperado para perpetuar el modelo económico y social heredado por el régimen militar. Evidentemente eso restringe las posibilidades del eco público que tenga esto, pero afortunadamente existen otros medios en la actualidad, que tienen que ver con el desarrollo tecnológico, como Internet, las páginas web, las cadenas de mensajes de correo electrónico, y estimo, sin exageración alguna, que el manifiesto en estos pocos días que lleva siendo difundido ha sido leído por varias decenas de miles de personas.

-¿Más adelante vendrán más manifiestos? Los tres que han escrito han tenido como eje a Pinochet y la dictadura. Y Pinochet ya murió.

-Sí, pero la herencia de la dictadura, lamentablemente, no. Si haremos otros manifiestos, no lo sabemos, depende de los avatares de nuestra historia. Tampoco se trata de estar pronunciándonos sobre todos los asuntos que ocurren día a día, que son coyunturales, porque ya no sería la función nuestra como intelectuales, como historiadores. Esa es más bien la función de los partidos políticos o de las organizaciones sociales. Pero sí respecto de temas trascendentes, que tienen que ver con cuestiones de gran importancias, estructurales. Evidentemente, desde nuestra perspectiva, que es una perspectiva de historia crítica, comprometida socialmente, es importante que respecto de temas como estos haya un pronunciamiento.