Rector: Ideas y Propuestas para el Seminario "Debilidades y Desafíos de la Institucionalidad Científica en Chile"

Rector: Institucionalidad Científica en Chile, Ideas y Propuestas
 Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez Vera.
Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez Vera.

Antecedentes para la discusión

En este mismo salón, hace un año o un poco más, el Consejo de Rectores entregó un documento con una propuesta sobre bases para una política en ciencia y tecnología en el país. Y uno podría decir: "está bueno de diagnósticos, de repetir propuestas y que las repetimos en cuanto seminario somos invitados". La pregunta, entonces, es ¿nos falta voluntad política para ponerlas en práctica?

La razón es muy simple: existe una tremenda desconfianza. Cuando el año pasado habían conflictos en la relación, por ejemplo en los proyectos basales, la creencia es que los académicos, los científicos, son un grupo de personas que lo único que andan buscando es -usando el término de las quienes manejan las arcas fiscales- "capturar". Escuchamos decir: "Conicyt está capturado por los científicos", "las universidades están capturadas por los académicos" y así observamos que todo está "capturado". Lo único que no está capturado es cómo se manejan las platas fiscales y eso de alguna manera refleja los problemas que estamos teniendo acá.

Hace un par de meses, celebramos con gran alegría los 30 años de existencia del Programa FONDECYT. Evoco este reciente acontecimiento por la decisiva importancia  que ha tenido este programa en lo que hoy ha alcanzado  Chile en cuanto a su desarrollo científico y tecnológico.

Ha sido, a no dudarlo, la piedra angular sobre la cual se ha construido una sólida base que nos sitúa dentro de los primeros lugares en Ciencia y Tecnología en la región de acuerdo a diferentes rankings internacionales. Algunas cifras: En estas 3 décadas, FONDECYT ha financiado cerca de 14.000 proyectos (de los cuales 11.414 Regulares) con una inversión superior a los 1.470 millones de dólares de junio 2012 (1.350 millones de dólares sólo en proyectos Regulares). Más de 10.000 Investigadores Responsables han contribuido al desarrollo científico y tecnológico del país a través de los distintos proyectos financiados por este programa.

¿Pero cuáles son las lecciones que se pueden extraer de FONDECYT con la perspectiva que aportan sus 30 años de existencia con el propósito de proyectar y transitar hacia una nueva etapa para el desarrollo científico y tecnológico que requiere nuestro país?

Durante este largo período se han mantenido casi inalterables sus rasgos esenciales, es decir un sistema competitivo que privilegia la calidad por sobre toda otra consideración; el sistema de evaluación y selección de proyectos basado en la revisión por pares estableció tempranamente un mecanismo transparente para la asignación de recursos que ha permitido  legitimarlo no sólo al interior de la comunidad científica nacional  sino también por un conjunto amplio de actores.

La regularidad y predictibilidad de este instrumento ha permitido cimentar verdaderamente el oficio de investigador profesional.

En torno a los proyectos financiados por este programa ha sido posible contar con laboratorios y redes de investigación activos, mayoritariamente en las Universidades del Consejo de Rectores (CRUCH), que han permitido además acoger y formar a varias generaciones de jóvenes investigadores y desarrollar su vocación científica que tanto requiere el país.

Pero quizás el factor más importante de su éxito ha sido la sólida institucionalidad que  ampara al Programa FONDECYT, la cual ha hecho posible mantener la perspectiva de largo plazo sin que se vea alterada por razones  coyunturales.

En estos treinta años, el mapa de la ciencia, tecnología e innovación han cambiado profundamente. Hoy el país cuenta con un conjunto diverso de programas e iniciativas, recursos sustancialmente mayores que entonces, una comunidad científica, aunque pequeña, de calidad y abierta al mundo. Es precisamente por lo que hemos podido alcanzar, que se plantea el desafío de levantar la mirada con el propósito de proyectar el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación en concordancia con el país del siglo XXI que queremos, sus necesidades y anhelos.

El desarrollo científico, tecnológico e innovación del país requiere enmarcarse en una visión de futuro que defina prioridades sobre la base de conceptos de desarrollo económico, social, educacional y cultural explícitos. Debe situarse por tanto en un horizonte mayor, determinado por el tipo de desarrollo que queremos alcanzar considerando como eje la vida y la calidad de vida de los chilenos ahora y en el futuro.

Lamentablemente, la política nacional vigente en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación no ha sido definida en función de un objetivo estratégico a alcanzar y más bien constituye el resultado de una agregación inorgánica de un conjunto de instituciones, principalmente fondos de financiamiento, carentes de coherencia por la ausencia de nociones articuladoras.

Prueba de lo anterior es que no existe una relación adecuada entre las agencias públicas de financiamiento de la ciencia, tecnología e innovación, las políticas e instrumentos asociados a la producción de investigación y las instituciones que desarrollan la investigación y las políticas de desarrollo económico y productivo. Se ha caminado por la senda de financiar proyectos propuestos por académicos, privilegiando  una relación agencia-investigadores, con excesivo menoscabo de las instituciones en que ellos trabajan.  Las universidades y centros de investigación se han transformado en meros albergues de proyectos sin que tengan la posibilidad de establecer sus propias políticas de investigación  y proyectar lo que nuestro país requiere para el mediano y largo plazo o siquiera participar activamente en la definición de las políticas públicas que finalmente le son impuestas. La creación de nuevas instituciones privadas de investigación (denominadas "centros de investigación"), porque esa es la tendencia se hacen concursos para que los grupos de investigación postulen a partir de las universidades y luego que ganan el concurso se les exige que tengan un rut aparte y prácticamente se transforman en empresas paralelas que andan dando vuelta al albergue de la universidad, y claro, felices por un lago porque hay recursos pero claramente sin correr ninguno de los riesgos que tiene cuando no hay recursos. En ese momento nuevamente debe asumir la universidad para seguir con los albergues correspondientes. No critico el planteamiento, critico que no hay compatibilidad entre el necesario concurso de los académicos y los necesarios recursos que tienen que tener las instituciones que desarrollan en el largo plazo investigación, desarrollo de ciencia y tecnología.

El desarrollo, entonces, de Centros de Investigación bajo un criterio administrativo, que conduce a una disociación entre las universidades y dichas entidades más bien agrava esta situación en vez de contribuir a fortalecer la institucionalidad en Ciencia, Tecnología e Innovación. Es decir, la participación de las universidades e instituciones en la definición de políticas en la materia está circunscrita a los investigadores con lo cual no se fortalece la institucionalidad en este campo. La condición de instituciones de derecho privado de estos Centros de Investigación no se traduce en una autonomía real de ellos, pues están sujetos a múltiples restricciones por parte de las agencias que los financian, lo que impiden una adecuada gestión.

Muchas veces uno siente, desde el punto de vista de la universidad, que los jefes de estos grupos de investigación están fuera y los cuerpos directivos académicos de la universidad prácticamente no tienen ningún control sobre esos grupos, sobre todo cuando se trata de recursos de envergadura.

La nueva política de Ciencia, Tecnología e Innovación debe mejorar la articulación entre el Estado y los actores científicos, tecnológicos, productivos y de servicios. Las políticas del Estado en todos los campos de su quehacer son pobremente apoyadas por el conocimiento innovador y actualizado, aún cuando dicho conocimiento está disponible en los Centros, Universidades y otras instituciones que realizan ciencia o desarrollan tecnologías con ayuda del financiamiento del Estado. Las actuales  políticas nacen y se desarrollan a partir de la motivación del administrador de la entidad pública y el apoyo de consultoras, sin que se garantice una mirada crítica, con lo cual se evita sistemáticamente toda discusión y se pierde la posibilidad de generar una reflexión profunda que nos permita resolver localmente nuestros problemas. Un ejemplo emblemático -que debiera ser caso de estudio para universidades extranjeras-  fue la definición de los llamados Clusters de Potencial Económico por parte del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad hace unos años atrás, ejercicio que careció de toda participación de los diversos actores del país, lo que se tradujo en su falta de legitimidad y consecuentemente su abandono temprano. Pero la lección no se aprendió. ¿Cuántos recursos se perdieron en este ejercicio? No pocos, me imagino. 

Recordando la lista de esos clusters. Estos consultores externos que venían a decirnos a nosotros donde debíamos poner el énfasis, por alguna razón curiosa no se dieron cuenta que en Chile el problema de la educación es un problema crítico, el problema de la salud, es un problema crítico, el problema de la energía, es un problema crítico, y el problema del medio ambiente, también es un problema crítico. Ninguno de estos cuatro temas fueron propuesto como clusters por estos consultores extranjeros.

Recientemente, se ha anunciado el eventual traspaso de CONICYT al Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, lo cual ha generado un amplio rechazo de toda nuestra comunidad universitaria. No se entiende francamente que dicha cartera, cuya misión es promover el desarrollo productivo del país, quiera definir la base científica como tampoco que el Ministerio de Educación se adentre en el campo de la innovación productiva, como por ejemplo el reciente programa MECESUP de innovación en educación superior o los llamados INeS. Y acá es curioso, se ha llamado recientemente a convenios de desempeño y se han resuelto. Se resolvieron 7 convenios de desempeño para formación inicial de profesores, cada uno de ellos con 1500 millones de pesos.  El otro día supimos que se habían resuelto los 3 convenios innovativos, los INeS 2500 millones de pesos cada una y se les asignó a tres universidades, una de las cuáles no tiene acreditación en investigación, vale decir uno puede hacer investigación en Chile sin tener en su interior la capacidad para hacer buena investigación, sea básica o aplicada. 2500 millones de pesos para una universidad que no está acreditada en investigación y 1300 millones de pesos para universidad que postulan a formar profesores en sus iniciativas.

Durante los últimos años ha existido aumento significativo y progresivo en los instrumentos de ciencia, tecnología e innovación y los montos invertidos en ellos. No obstante, estos instrumentos están desprovistos de una plataforma articulada y de mecanismos estables de evaluación ya que su existencia responde a coyunturas políticas más que a un plan de acción debidamente estructurado. Lo anterior se verifica en la proliferación  de programas administrados por distintas instituciones,  lo que redunda en que el sistema de financiamiento de la ciencia en su conjunto se torne ineficiente. Prima el concepto "hay recursos, qué hacemos" y no "qué hacemos (o qué queremos hacer) y cuánto necesitamos". Es decir, hay un vacío político; la decisión sobre la asignación de recursos, en primera instancia, no es ni científica ni tecnológica.

En la actual institucionalidad, dominan las Comisiones, Consejos, etc. donde proliferan las visiones personales y las posiciones de grupos de interés. Es decir son más bien la expresión de la actual posición y correlación de fuerzas político-institucionales, donde se asume que el crecimiento económico es bueno per se con lo cual el ámbito de la ciencia, la tecnología e innovación ha terminado siendo un espacio autoritario en la que se impone una visión política de ese desarrollo sin posibilidades de discusión, toda vez que la institucionalidad no es representativa del conjunto de actores del sistema y sus diferencias, como por ejemplo que no incorpora la dimensión regional como herramienta de desarrollo equilibrado desde un enfoque territorial, tanto en su dimensión económico-productiva como social.

La  institucionalidad de Ciencia y Tecnología  vigente está fuertemente orientada por los objetivos económicos de innovación (p.e. los denominados "clusters"), colocando la ciencia al servicio del modelo económico, subordinándola a objetivos de desarrollo económico-productivos, lo que limita su contribución al desarrollo de la sociedad.

El concepto de innovación o mejor dicho de "transferencia tecnológica" hoy en boga no integra adecuadamente el papel de las ciencias sociales y humanidades, espacio fundamental para entender los fenómenos que hoy enfrenta la sociedad chilena. Es más, en el propio espacio del desarrollo tecnológico e innovación se aprecian limitaciones cuya superación requiere de una mirada desde las ciencias sociales. Hace falta una visión de país que considere que la ciencia y la tecnología forman parte de su desarrollo y cultura, incorporando las distintas dimensiones de la vida humana como objeto de investigación. Necesitamos conocer el país que habitamos, la sociedad que estamos construyendo, los grupos sociales que la conforman, la calidad de la democracia, el desarrollo de los recursos humanos, en función del tipo de sociedad que buscamos. Necesitamos conocer nuestras carencias y potenciar nuestras fortalezas, lo cual implica reforzar la investigación en el campo de las ciencias sociales y humanidades integrándola al desarrollo económico, social y cultural que necesitamos. Encontrar las respuestas a estas preguntas debe ser un esfuerzo continuo, un esfuerzo que se da en todos los ámbitos y no se debe limitar esta discusión al tema innovación y ciencia.

El desarrollo científico-tecnológico y la innovación es una conducta humana que surge como consecuencia de una historia, cultura y estructura particular de la sociedad y no responde a un deseo o mandato gubernamental acompañado de una (circunstancial) disponibilidad de fondos. Depende de manera fundamental del nivel de educación y del grado de apertura de la sociedad. A menudo se considera como ejemplos paradigmáticos a seguir a Irlanda, Nueva Zelanda, Finlandia, etc. en circunstancia que el punto de partida de esos países, dado el nivel socio-educativo (capital social) alcanzado, fue muy alto, lo que les permitió una mayor intensidad científico-tecnológica en el tejido productivo y social.

Vista así las cosas, no es de extrañar que el concepto de innovación y ciencia en particular no se percibe como parte importante e integral de la sociedad chilena sino que como un complejo plenamente técnico. Sin embargo, debiéramos ser nosotros los ciudadanos quienes determinemos los temas importantes a resolver, si queremos lograr una sociedad más favorable a la investigación. Debemos aclarar el contexto social, político, económico y cultural ampliado en el que la investigación ejerce su incidencia sobre la sociedad y cómo este contexto ejerce su influencia sobre la investigación, moldeándola.

El establecimiento de un diálogo a nivel país supone una cooperación estrecha entre un gran número de actores de los ámbitos de las organizaciones de investigación, las autoridades públicas, los medios de comunicación, las universidades, los ciudadanos, la sociedad civil, las empresas, entre otros y sacar la discusión, y la toma de decisiones, de la intimidad en que se desarrolla en la actualidad. Es una expresión fina para decir entre "cuatro paredes".

Ideas y propuestas de la Universidad de Chile para superar las actuales limitaciones en Ciencia, Tecnología e Innovación

IDEA 1: Definir una Estrategia Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación

Así como hace 30 años se concibió una estrategia destinada a desarrollar capacidades científicas autónomas en el país que ha sido la base de lo que actualmente tenemos como sociedad, se requiere en la actualidad rediseñar una estrategia de desarrollo científico-tecnológico y de innovación que sea capaz de incorporar las necesidades que el país manifiesta, reflejando la complejidad de la sociedad chilena del siglo XXI.

Definición consensuada y de largo plazo de la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación

Chile carece de una Política de Estado consensuada, orientadora y de largo plazo (con alcance de décadas) que fije tareas, metas, prioridades y que esté diseñada sobre la base de nuestra realidad y nuestras potencialidades. Corea y Brasil son ejemplos de países que han logrado mantener políticas de Estado por más de 20 años y que ahora cosechan sus frutos.

Como primera etapa, es necesario poner énfasis en la reestructuración de las definiciones políticas más que en las políticas en ciencia, tecnología e innovación y consecuentemente en la organización y gestión del sistema. Esta definición política debiera construirse sobre la base de una amplia participación de manera que sus objetivos reflejen las distintas visiones presentes en la sociedad chilena en esta materia.

Propuesta: Constituir por mandato presidencial una instancia temporal integrada por representantes de amplios sectores de la sociedad (gubernamental, académico, sociedad civil, medios de comunicación, empresarios, entre otros), cuya tarea sea proponer en un plazo breve una Política Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación para los próximos años sobre la base de objetivos de desarrollo humano.

IDEA 2: Asegurar la coherencia y articulación institucional en Ciencia, Tecnología e Innovación

La actual institucionalidad pública en materia de ciencia, tecnología e innovación constituida por un conjunto de instancias sin funciones claras, se ha traducido en una paulatina pérdida de liderazgo y ausencia de autoridad política legítima en este campo que a la vez asegure una coherencia global del sistema. Para superar el actual estado de situación  y lograr una institucionalidad estable en el tiempo, se requiere contar con un espacio de expresión política mayor que el actual y que, a la vez,  refleje las diferencias conceptuales que existen entre el desarrollo científico por una parte y el desarrollo tecnológico e innovación, por otra.

Propuesta: Establecer una nueva institucionalidad acorde con las necesidades y características del país, que permita darle expresión política al ámbito del desarrollo científico, tecnológico y de innovación que supere la actual fragmentación del sistema. Diversas propuestas han sido señaladas, como por ejemplo la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, Subsecretarías o un Consejo Autónomo con nombramiento del Ejecutivo y ratificación Parlamentaria. El diseño institucional debiera ser, a nuestro juicio, fruto de un amplio consenso entre los diferentes actores, poniendo en el centro de la discusión la estrategia que debiera tener el país en esta importante materia.

IDEA 3: Fortalecer la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT)

Durante los últimos años, la labor de CONICYT se ha desperfilado severamente en relación a la misión y objetivos que debe atender, pues ha quedado subordinada a metas relacionadas con la esfera técnico-productiva, descuidando la construcción del cimiento sobre el cual basar el desarrollo socio-económico y cultural del país.

Propuesta: Constituir al interior de CONICYT un Consejo que integre a representantes del ámbito científico, asegurando representatividad sectorial y regional.

IDEA 4: Duplicar  la inversión  en Investigación y desarrollo

Para dar un salto de proporciones en ciencia, tecnología e innovación existe  amplio consenso sobre la necesidad de aumentar la inversión en investigación y desarrollo la cual, a pesar del incremento materializado durante los últimos años, es menor a lo que el desarrollo del país requiere y a las posibilidades que tiene. El gasto en I+D de Chile fue de un 0,5% del PIB en el año 2010, muy por debajo del promedio de la OCDE que alcanzó al 2,4% en el año 2011. Sin embargo, para que ello sea posible de materializar, es necesario incrementar en forma rápida la masa crítica de científicos y tecnólogos con que cuenta el país, factor limitante clave en la actualidad.

Propuesta: Duplicar el gasto en ciencia, tecnología e innovación en un período de 10 años, buscando optimizar el gasto mediante una revisión crítica de los fondos existentes, de acuerdo a prioridades y objetivos de desarrollo humano explícitos.

IDEA 5: Fortalecer la formación de capital humano avanzado y su inserción al mundo académico y/o productivo

Si bien la formación de capital humano avanzado ha tomado relevancia en los últimos años a través del incremento de becas de postgrado tanto en Chile como en el extranjero, no ha ocurrido con una mirada sistémica que asegure la articulación de esta nueva capacidad con las necesidades del país. No basta con aumentar el número de becarios si no se promueve una efectiva renovación y aumento de los cuadros académicos en universidades con vocación a la investigación, y se incrementan nuestras capacidades de infraestructura y equipamiento. Asimismo, es necesario disponer de una mayor dotación de técnicos para los desafíos del país.

Propuesta: Asegurar a los estudiantes que realizan su postgrado en el país condiciones adecuadas para el desarrollo de sus tesis en laboratorios de investigación activos y facilitar su inserción en el mercado laboral mediante incentivos claros. Para ello, se requerirá ampliar y renovar significativamente personal académico, infraestructura y equipamiento en las universidades complejas que realizan investigación, así como en las empresas y organismos públicos. Frente al aumento importante de postgraduados chilenos en el extranjero, el país se enfrenta a la necesidad de facilitar su retorno e inserción productiva de manera de aprovechar todo su potencial en las distintas esferas de la sociedad.

Aquí se da un ejemplo de inconsistencia en el país. Qué bueno que exista el programa Becas Chile que envía a cientos de estudiantes a sacar sus doctorados a universidades extranjeros. Primer subentendido, vaya a estudiar a fuera porque los programas que aquí existen no son buenos, son malos. Segundo, aquí tiene una beca para estudiar 30 mil o 40 mil o 50 mil dólares anuales. La beca en Chile es del orden de 4 mil dólares. En su momento pregunté por qué a los becados en doctorados acreditados en Chile no se les da el mismo arancel que las Universidades de Princeton  o de California o de alguna Europea y se me respondió: "No"  porque uno de los objetivos que también estaban ahí, un objetivo macroeconómico, era que se quemaban dólares". Entonces, en mi creatividad rápida, para responder a esa curiosa estrategia respondí: "No hay ningún problema, deme los 30 mil dólares rápido, los deja en Nueva York y yo gasto los dólares como Universidad". Hasta ahí llegó la conversación.

IDEA 6: Colaboración estratégica entre Universidades con Excelencia en Investigación con Universidades Regionales con menor desarrollo en Ciencia,Tecnología e Innovación

La capacidad científica y tecnológica chilena competitiva internacionalmente está mayoritariamente concentrada en Santiago y algunas pocas ciudades en nuestro país. Dado que el Estado ha descuidado el desarrollo de sus Universidades públicas a nivel central y regional, varias de ellas muestran un insuficiente nivel de investigación y desarrollo tecnológico. A las universidades con excelencia en investigación, especialmente las públicas, les cabe un rol de colaboración estratégica con las Universidades Regionales del país.

Propuesta: Desarrollar la ciencia, tecnología e innovación a nivel nacional en forma equilibrada y sustentable mediante la extensión de las actividades de las universidades con excelencia en investigación y especialmente de la  Universidad de Chile en regiones estratégicas claves. Esto se podría lograr mediante su integración con Universidades regionales con menos desarrollo. De esta forma se concentrarán los recursos en "centros faros", que cumplirían con los principios misionales y estándares de calidad de la Universidades con mayor desarrollo en investigación, en polos locales de desarrollo en base a sus ventajas comparativas.

IDEA 7: Incentivar la participación del sector privado mediante convenios de desempeños con Universidades del CRUCH

El actual incentivo tributario para gastos en investigación y desarrollo es un importante primer paso para incentivar la innovación en el sector privado pero insuficiente. Sin embargo, los resultados del actual sistema no son muy alentadores por las dificultades de acceso a dicho beneficio. Tampoco se ha observado una significativa incorporación de recursos humanos avanzados a nivel de postgrado en el sector productivo.

Propuesta: Facilitar mecanismos que permitan el diseño y ejecución de programas de desarrollo a nivel de sectores industriales que permitan la articulación entre empresas e instituciones de investigación y desarrollo.

Así como hoy tenemos un programa en Astronomía, también debiéramos tener uno en cambio climático, producción y uso de la energía, gestión de recursos hídricos, envejecimiento de la población, alimentación saludable, biodiversidad y ahí también debiéramos tener programas de excelencia.

IDEA 8: Fomentar el desarrollo de Programas Nacionales en áreas relevantes

Los grandes desafíos que enfrentan los países en este Milenio son esencialmente interdisciplinarios. Ejemplos claros de éstos son el cambio climático, producción y uso de la energía, gestión de recursos hídricos, envejecimiento de la población, alimentación saludable, biodiversidad, por nombrar sólo algunos. Estos desafíos, no son dominio exclusivo de una disciplina científica, por lo que su adecuada resolución requiere un análisis multidisciplinario que abarque visiones desde las Ciencias Naturales y Exactas hasta las Ciencias Sociales y Económicas. Este dialogo es aún incipiente en el país.

Propuesta: Tal como en la actualidad el país cuenta con un programa de astronomía, es necesario considerar nuevos programas en temas de relevancia nacional con enfoque multi e interdisciplinario.

IDEA 9: Superar la brecha en la calidad de la educación

Sin embargo el país no podrá disponer de un sólido sistema de ciencia, tecnología e innovación si no resuelve estructuralmente el factor decisivo de su desarrollo es decir lograr asegurar para todos y todas los hijos de esta tierra una educación de calidad con equidad.

Hoy estamos destinando demasiados recursos a determinados sectores y se nos olvida que en la formación inicial de profesores está la base, sobre todo en formación preescolar, que ahí está la cuna de la desigualdad.

Propuesta: Establecer un fondo de envergadura para financiar proyectos para la formación inicial de profesores y para la investigación en educación según los más altos estándares internacionales.

Muchas gracias.