Columna de Manuel Guevara, candidato a Doctor en Etnología y Antropología Social en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París

Manuel Guevara: "La inmaterialidad como nueva categoría patrimonial"

M. Guevara: "La inmaterialidad como nueva categoría patrimonial"
El Doctor © Manuel Guevara realizó conferencias sobre el concepto social y normativo de patrimonio inmaterial en el Magíster de Sociología y el Núcleo de las Artes y Prácticas Culturales de FACSO.
El Doctor © Manuel Guevara realizó conferencias sobre el concepto social y normativo de patrimonio inmaterial en el Magíster de Sociología y el Núcleo de las Artes y Prácticas Culturales de FACSO.
Manuel Guevara, candidato a Doctor en Etnología y Antropología Social en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París.
Manuel Guevara, candidato a Doctor en Etnología y Antropología Social en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París.
La emergencia del concepto de patrimonio cultural inmaterial en el marco de la historia de la UNESCO requiere trazar la trayectoria de las temáticas ligadas a la tradición y la cultura ancestral.
La emergencia del concepto de patrimonio cultural inmaterial en el marco de la historia de la UNESCO requiere trazar la trayectoria de las temáticas ligadas a la tradición y la cultura ancestral.

Durante las primeras décadas de la UNESCO, se produjo una interesante producción intelectual cuyo objetivo fue el de demostrar el carácter complejo de las costumbres, ritos y manifestaciones de lo que en aquel entonces se conocía como sociedades primitivas.

En el año 1973, el gobierno boliviano enviaría una carta a la UNESCO solicitando integrar el folklore a la normativa internacional de los derechos de autor. La década que seguiría esta fecha estaría marcada por la realización de una serie de conferencias regionales sobre las políticas culturales. Su punto culmine ocurrió en México en 1982 donde se elevarían al rango de patrimonio cultural las expresiones provenientes de la tradición y de la cultura popular. Sin embargo, dos décadas tendrían que pasar para que un instrumento normativo de carácter vinculante fuese adoptado por la comunidad internacional.

En efecto, el proceso de descolonización y posterior formación de nuevos Estados constituirían la piedra inicial para el reconocimiento del valor patrimonial de las expresiones que se encontraban sujetas al olvido y la negación. Esta lucha por la enunciación de un derecho a la identidad cultural, basada sobre cierta definición de la diferencia, intentó re-apropiarse de la noción de patrimonio cultural, hasta ahora entendida bajo una lógica propia y exclusivamente occidental.

Es así como la creación de una nueva categoría patrimonial en torno a la figura de la inmaterialidad, conformaría un nuevo espacio de poder transnacional donde un dispositivo sobre la memoria posibilitaría una re-escritura de la Historia.

Del culto del objeto a la sacralización de lo vivo

Con el objeto de entablar una discusión profunda acerca de las inflexiones de la noción de patrimonio cultural en el marco de las políticas culturales internacionales, se inaugura una nueva categoría patrimonial a través del estudio de la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, adoptada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el 17 de octubre del 2003.

Quisiera referirme a la conformación de este nuevo patrimonio como un punto de inflexión de las políticas culturales de la UNESCO, lo cual representa un cambio de paradigma al interior de la organización. De esta manera, mostraremos el paso desde una visión monumentalista de los bienes culturales hacia una redefinición del concepto de cultura que subraya el valor patrimonial de las expresiones culturales vivas. Así, hay lugar a un cambio de perspectiva que modifica la noción de patrimonio cultural, entendida como un objeto fijo y, por lo tanto, museificable, hacia una idea en la actualidad basada en procesos culturales, llevados a cabo por comunidades para las cuales dichas expresiones adquirirían un sentido y otorgarían un sentimiento de identidad.

La proclamación del patrimonio inmaterial recrea las relaciones de tiempo, es decir, lo que anteriormente pertenecía a una condición de pasado, se traslada hoy hacia un presente vivo, rompiendo así con la linealidad del tiempo. El nuevo esquema de conjugación de las categorías fijas del tiempo, crea un espacio donde determinadas situaciones del presente llevan la marca de un pasado ancestral. La ruina adquiere formas humanas, y el modelo de protección es reemplazado por una nueva idea de salvaguardia.

Consideramos que el patrimonio cultural inmaterial se ha introducido en las políticas culturales transnacionales como un dispositivo de poder sobre la memoria. La multiplicidad de los usos del patrimonio permitiría no solamente refundar proyectos de índole nacional, como ha sido el caso de América Latina, sino que también la distinción de comunidades al interior de una sociedad podría significar una cierta jerarquización socio-cultural que implica, en definitiva, sacralizar las expresiones culturales tradicionales como si estuvieran ligadas a una idea determinada de autenticidad.