En el marco de la Bienal de Artes Mediales, llevada a cabo del 8 al 25 de octubre en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, la organización de dicho evento, en conjunto con el Goethe-Institut Chile, convocó a artistas y realizadores a participar en el 12º Concurso Internacional a la Creación y Autoría Juan Downey, cuya máxima distinción en la línea Residencia, recayó en el artista visual, académico y subdirector del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile, Daniel Cruz; quien por dos meses realizará una residencia artística en Salvador de Bahía, Brasil, como parte del premio.
Este reconocimiento lo obtuvo con “GeoObs: Geometría de la observación”, proyecto de investigación y creación artística que estudia la relación y articulación de tres capas dialogantes de la representación visual emplazada en la red y cómo estas enfrentan diversas escalas y magnitudes del ser contemporáneo.
Dicho proyecto busca atender a los posibles diálogos intersticiales para explorar articulaciones, fisuras y desplazamientos en el contexto contemporáneo de la comprensión de estar en red. La noción y paradojas de la comunicación global y sus efectos en las dimensiones tangibles como virtuales.
“Mis trabajos en general tienen que ver con una observación y cuestionamiento particular de cosas, acciones o espacios, donde ‘aparecen’ fisuras, y que en este caso se integran con la noción de globalidad versus un reconocimiento del sujeto como factor de contraste. En el caso de GeoObs me parecía interesante el nuevo lenguaje de la observación y comunicación en el que estamos insertos. Es decir, estamos en un umbral de la observación donde existen dos bordes desde uno como sujeto. La paranoia o la completa incredulidad. El mito de que todo lo que uno escribe o registra se está archivando, o la simple acción de parchar la cámara de tu computadora personal como acción subversiva, ya que se nos está espiando y almacenando la información en algún disco duro de la NSA Utah Data Center, me parece un terreno exquisito a explorar” reconoció el artista.
De esta forma, Daniel Cruz a través de su proyecto “GeoObs: Geometría de la Observación” confronta modelos y sistemas complejos de la dimensión informacional que superan la verosimilitud de la representación, construyendo alteraciones e iteraciones visuales que integran estrategias de inserción en el paisaje, relaciones sociales y geopolíticas, como también gestos urbanos, que buscan relevar los conceptos de transparencia, seguimiento y traza.
Para ello desarrollará diversos estudios preliminares que devienen en la producción de cinco cuerpos de obra, proponiendo distintas acciones constructivas que provocan un desplazamiento hacia el interior del campo del arte.
“Por ahora tengo pensado cinco cuerpos de producción que están pensados de manera integral, pero seguramente van a ir modificándose porque aparecen más cosas en el proceso. Algunos tienen que ver con la idea de un documental; otros tienen que ver con el dibujo; otros con objetos, en tanto geometrías volumétricas. Las piezas de este proyecto tienen que ver con la observación y recolección de datos e informaciones que entregan los sistemas informáticos como también la comprensión de la actividad local, territorial y sus dinámicas sociales.
La Huella Digital
Y es que a partir del evento del bombazo en el Subcentro de Escuela Militar ocurrido en septiembre del 2014 y que dejó 14 heridos, el artista observó, al igual que la mayoría de los usuarios, que los basureros del Metro de Santiago fueron retirados y junto con ello, apareció el desecho como un elemento de distorsión.
“A partir de ese acontecimiento, la primera medida que toma el Metro de Santiago es poner unos plásticos transparentes para dejar ahí los comprobantes de pago. Luego colocan bolsas transparentes para la basura, lo que deja entrever que esta acción, el bombazo, hace que aparezca la idea de la transparencia de la basura. Sin embargo, a la vez, la basura del ticket de carga de la tarjeta BIP del metro contiene información que permite hacer un seguimiento de las personas por la ciudad, revelando cuántas veces las personas entran al sistema de transporte, cuántas veces cargó dinero, a qué hora, etc.. Medida que devela el poco conocimiento sobre la información que portamos y su posible valor”, dijo el artista
De allí que la obtención de información a partir de un código, una reducción formal, sea parte del proceso de obra del artista quien realizará un ejercicio de dibujo gráfico con los datos recolectados. “El proyecto en general es de mucha observación de situaciones que tienen que ver con esta idea de la huella digital que uno deja por la ciudad. También de los dispositivos que te rastrean, que si bien pareciera que generan una huella invisible, se hace visible a partir de ciertos elementos, transformando muchas veces en un valor autónomo que va más allá del dato numérico”, aseveró.
Es así como GeoObs interpela a esta triada de conceptos - Dispositivo, Imagen y Dato- para proponer un ejercicio vinculado al arte “y no necesariamente a lo que podrían ser insumos demográficos o variables de desplazamiento, ya que me interesa establecer relaciones de lo binario emplazado en cuestiones más materiales”, recalcó Cruz.
El cableado submarino
Para el académico del DAV, la observación de estos datos aportan información valiosa y compleja sobre vivir en la ciudad, sobre el habitar, ya que lo digital de los datos tienen una incidencia sobre el campo del territorio físico, tal como ocurre con el cableado submarino, como el que existe en Salvador de Bahía –lugar de la residencia- cuestión que motivó al artista a participar del certamen.
“El proyecto tiene ciertas relaciones de contexto con el lugar donde es la residencia y que fueron bastante pertinentes para poder proponer la idea general a desarrollar, porque en Salvador de Bahía la conexión física a internet es a través de dos puntos físicos, el mismo número de conexiones que tiene Chile, formando parte de los elementos que están dentro del proyecto en términos de investigación: la relación de lo digital con lo físico, que en este caso es la información que viaja a través de estos cableados y la inserción en el territorio de estas conexiones” contextualizó Daniel Cruz.
“Esto además tiene un universo de ficción y de mito que me interesa, y que a mi manera de ver, era un buen gatillante para la residencia, porque implicaba un reconocimiento al territorio local. Ahí aparecen otros ejercicios que están bajo el mismo concepto general de la residencia, de la investigación y de la propuesta material de los cuerpos de obra finalmente”, agregó.
Fue precisamente esta investigación relacionada con Salvador de Bahía el factor clave para seleccionar el proyecto del académico como ganador. Así lo manifestó Catalina Ossa, Directora Ejecutiva de la Bienal de Artes Mediales y parte del jurado del certamen: “la relación que Daniel Cruz generó con Salvador de Bahía como sitio especifico, al integrar en su proceso de investigación su condición de portal de los cables de internet que conectan América con el resto del mundo, lo hicieron meritorio de la residencia. Por otro lado, integra en su proceso una ramificación de obras que se nutrirán de este proceso de investigación, como su proyecto inspirado en Drone Survival Guide, del artista Rubern Pater. De esta manera Cruz resignifica, deriva, y se nutre de este y otros proyectos que se vinculan a la vigilancia, el remix, y la crisis derivada de esto en relación a la pérdida de privacidad como derecho humano”.
Así mismo el jurado consideró que la propuesta de investigación y creación del académico del DAV, tendrá la posibilidad de construir un marco contingente y de alto interés para la comunidad artística chilena. A lo que Ossa puntualizó: “En general consideramos que la obra de Daniel Cruz es sumamente interesante en diversos niveles. Por un lado, es alguien que al venir de la fotografía y entrar en territorios que determinan una interacción con otros formatos, tiene la visión y versatilidad para asumir el desafío técnico y conceptual necesario para que obras de artes mediales logren un equilibrio entre ambas complejidades. Desde el punto de vista técnico, la obra de Daniel utiliza versátilmente diversos medios, tanto análogos como digitales, y desde el punto de vista conceptual, asume contingencias propias del uso de tecnologías en contexto sociales, desde un punto de vista crítico y creativo”.
Al ser consultado qué significa para él y su carrera haber obtenido este reconocimiento, Daniel Cruz aseveró que, “en primer lugar es un honor haber recibido este premio que porta el nombre del destacado artista nacional Juan Downey. Además permite enfocarme en el desarrollo de un proyecto en residencia de producción; ejercicio que he realizado anteriormente y que ha sido enormemente fructífero, ya que son detenciones del día a día, digo, no estás en la rutina, y te permite enfocarte al cien por ciento, lo que es súper provechoso. Además Salvador de Bahía es un lugar muy interesante por la cultura, el acervo histórico de una ciudad puerto que fue conexión directa con el viejo continente en una época de diversos desarrollos de América, como también lugar de contingencias. A esto se suma la posibilidad de vinculación internacional con otros actores regionales como europeos y así poner en la mesa diversas dimensiones del quehacer artístico”, concluyó.
El premio otorgado por el Goethe-Institut Chile consiste en una residencia con gastos pagados como también los costos de producción en el Nuevo Centro de Residencias del Goethe-Institut en Salvador de Bahía, Brasil, proyecto que empieza a funcionar en el 2016.
Durante la residencia el artista dispondrá de un departamento con espacio de trabajo, además de las salas con equipamiento especial y espacios comunes donde alternará con los demás artistas y podrá entablar un diálogo interdisciplinario.
Cabe destacar que El Goethe-Institut tiene otros centros como estos, como el de Tokio Japón o el de Los Ángeles USA, que han significado un punto de encuentro e impulso para los artistas que han desarrollado ahí sus proyectos, según lo que manifestó Mariangela Ortiz, encargada del Área Programación Cultural del Goethe-Insitut Chile.
Con este reconocimiento, Daniel Cruz pasa a formar parte de la primera generación de artistas residentes del recientemente inaugurado Goethe Institut de Salvador de Bahía, junto a otros profesionales de gran trayectoria, entre ellos dos alemanes y dos latinoamericanos.