Educación tradicional

Libro reúne material pedagógico inédito para enseñar mapuzugun en las aulas chilenas

Libro reúne material pedagógico inédito para enseñar mapuzugun
El libro reúne las historias de siete educadores del país, quienes tienen en sus hombros la tarea de hacer perdurar la lengua originaria hacia las generaciones más jóvenes.
El libro reúne las historias de siete educadores del país, quienes tienen en sus hombros la tarea de hacer perdurar la lengua originaria hacia las generaciones más jóvenes.
Manuel Huichao es uno de los siete educadores tradicionales que aparece en el texto que será lanzado este 21 de marzo.
Manuel Huichao es uno de los siete educadores tradicionales que aparece en el texto que será lanzado este 21 de marzo.

Los educadores tradicionales, con el apoyo de un profesor/a mentor/a, son los encargados de enseñar la lengua indígena en escuelas que implementan la asignatura de lengua indígena, que son aquellas que tienen un 20 por ciento o más de estudiantes con ascendencia de algún pueblo originario, según el decreto 280 del año 2010 del Mineduc, que contempla la enseñanza del mapuzugun, quechua, aymara y rapa nui.

En la actualidad, son más de mil los educadores tradicionales que se encuentran en el sistema educativo en todo el país y 1391 establecimientos que implementan la asignatura. En el libro Mapuche Nütram: Voces e Historias de Educadores Tradicionales se reúnen las historias de siete educadores del país, quienes tienen en sus hombros la tarea de hacer perdurar la lengua originaria hacia las generaciones más jóvenes. “Son sus historias de vida la que determinan sus conocimientos sobre la lengua y la cultura y las que definen sus prácticas pedagógicas y cómo transmitirán los contenidos de enseñanza que imparten en sus clases”, explican los editores del libro Margarita Calderón, Diego Fuenzalida y Elizabeth Simonsen.

Además, el libro reúne material pedagógico inédito creado y cantado o relatado por los educadores mapuche, basado principalmente en géneros tradicionales como ülkantun (canto), epew (cuento), piam (relato) y ngellipun (rogativa)todos los cuales se han posicionado como  estrategias de enseñanza para los educadores tradicionales que imparten la asignatura de Lengua y Cultura Indígena. Cada material está acompañado de una ficha pedagógica con el nivel escolar recomendado para aplicarse, el contenido curricular que se relaciona y actividades prácticas para realizar con los alumnos.

Los educadores tradicionales que participaron del libro son: Manuel Huichao, Antonia Huentecura, Francisca Blanco Riffo, Luis Levio, Héctor Elías Lincoqueo, Elisabeth Lizama Catrilef y Adela Caripán.

El libro Mapuche Nütram: Voces e Historias de Educadores Tradicionales financiado por el Proyecto Transversal de Educación de la U. de Chilefue desarrollado por un equipo del CIAE integrado por la lingüista Margarita Calderón, el antropólogo Diego Fuenzalida y la periodista Elizabeth Simonsen. El volumen será presentado el miércoles 21 de marzo, a partir de las 18.30 horas, en la sala Eloísa Díaz de la Casa Central de nuestro plantel.

Reseña de cada educador

Manuel Huichao: Es un joven educador tradicional y profesor de música titulado de la UMCE, amante del rock y criado en Santiago, que actualmente hace clases de mapuzugun en las escuelas Francisco Ramírez y Elsa Ramírez, ambas particular subvencionadas de la comuna de San Ramón. En la cultura mapuche, el rol de los abuelos es fundamental en el traspaso de la lengua y costumbres a las nuevas generaciones. Y el caso de Manuel aquello fue evidente: “Casi todo lo que sé es gracias a mis abuelos, y sin ellos tal vez mi historia sería muy diferente”.

Antonia Huentecura: Fue un sueño (pewma), los que suelen tener un papel relevante en la vida y en las decisiones de los mapuche, lo que hizo que esta educadora decidiera cambiar su destino y transformarse en una educadora tradicional. Así tras ejercer como secretaria y luego por 17 años como educadora diferencial, Antonia decidió dar un fuerte giro. “Un tío falleció en un verano. Entonces yo soñé, como una semana antes, que él andaba muy bien vestido, muy bien ordenado, con camisita blanca, que estaba frente a un pizarrón y enseñaba mapuzugun. Después yo me fui al sur, lo fui a despedir y yo entendí de ese sueño, de ese pewma, que mi tío me estaba diciendo que yo siguiera por esa senda, por el mapuzugun”.

Luis Levio: Luis Levio Curilen pensó que su vida iba a ser igual para siempre: tenía 46 años y llevaba 25 trabajando como obrero textil en una fábrica de Santiago, muy lejos de su natal Lautaro, en la región de La Araucanía. Pero en febrero de 2012 sufrió un preinfarto, producto del estrés de un trabajo con enorme presión y una carga laboral que implicaba desempeñarse por turnos y muchas veces pasar toda la noche trabajando. “No había otra cosa que volver al sur, a la tierra, al contacto directo con la tierra para poder sanarme”, dice hoy. Apenas salió del hospital renunció a su trabajo de toda la vida y se fue de vuelta a Lautaro con su señora y sus hijos para vivir cerca de su mamá y sus hermanas. Así nació Luis, el educador tradicional.

Adela Caripán: A los 8 años, Adela tuvo que abandonar su casa para ir a trabajar de empleada doméstica, porque a su madre, viuda, no le alcanzaba para alimentar las doce bocas que componían el hogar en Coñaripe. A los 13 llegó a Santiago, donde más tarde conocería al que fuera su marido, Pedro Inaipil Cheuquemil, su futuro esposo, un kimche (sabio mapuche), que incentivó la promoción de las tradiciones de los pueblos originarios en la comunidad y uno de los creadores del Diccionario Ilustrado de la Lengua Mapuche para Niños. Con él, Adela retomó su mapuzugun y las tradiciones de su tierra olvidada. Pero un día de enero de 2013 un trágico accidente cambió sus vidas para siempre. Si cuando era niña, la mawida (montaña) le quitó a su padre en un trágico accidente con una yunta de bueyes, en enero de 2013 también la mawida le quitó a su marido y a su hijo mayor. Después de un fuerte periodo de dolor, Adela decidió entregarlos en una ceremonia mapuche y entonces volvió a nacer, esta vez, como educadora tradicional. Desde entonces dedica sus rogativas a la mawida.

Elisabeth Lizama Catrilef: Elisabeth nació en una familia tradicional chilena, donde se cultivaban costumbres que ella creía que eran de campo, como ir a bañarse los días de San Juan al río. Pero fue el reencuentro con su padre, a quien recién conoció cuando ella tenía más de 20 años, lo que la hizo descubrir su pasado williche (mapuche del sur). Así, inició el camino para rescatar la lengua y culturas indígenas que se habían olvidado. Así supo que ese olvido había sido fruto del despojo: a inicios del siglo XX, su tatarabuelo  y toda su familia, fueron desalojados de sus tierras en Walinto, hacia el interior de Riachuelo, comuna de Río Negro, porque colonos alemanes llegarían allí.

Francisca Blanco Riffo: La formación como educadora de la tía Panchita, como la llaman en su comunidad Trumpulo Chico, en Padre Las Casas, ha estado ligada a sus raíces desde siempre: su kimün (conocimiento) está basado en una crianza ligada a kimche (sabios) y una formación mapuche tradicional: “Yo me crie, siempre lo he dicho, y nunca me avergonzaré: yo nací en una ruka, con piso de tierra. Nosotros no conocíamos casa de madera y fui la última hija de mis papás, de mis viejos, de mis hermanos. Mi abuelita murió descalza, nunca usó zapatos. Ella no hablaba el castellano, hablaba el mapuzugun, igual que mi papá y mi mamá. Esa es mi formación como educadora”.

Héctor Lincoqueo: Antes de convertirse en educador tradicional, Héctor Lincoqueo (50), nieto de cacique por parte de madre y de padre y oriundo de la comunidad Cacique Lincoqueo, camino a Labranza, IX Región de la Araucanía, fue pastor de ovejas, agricultor, hortalicero, carpintero, constructor y reparador de casas e, incluso, monitor de sanidad animal. Todos esos oficios dejaron una huella en su vida y terminarían conformando al Héctor actual: un kimche reconocido por su comunidad y puntal de la interculturalidad de la escuela de Trañi Trañi, donde ejerce hace doce años. Al igual que su madre, Héctor debió dejar la escuela a temprana edad. Pero después de convertirse en educador, Héctor retomó sus estudios inconclusos.