Nuevas bases del concurso Conicyt vuelve a preocupar a la U. de Chile

Nuevas bases del concurso Conicyt vuelve a preocupar a la U. de Chile
El Vicerrector de Investigación y Desarrollo Jorge Allende, es presidente de la Comisión de la U. de Chile para el debate nacional sobre políticas de investigación científica, tecnológica e innovación
El Vicerrector de Investigación y Desarrollo Jorge Allende, es presidente de la Comisión de la U. de Chile para el debate nacional sobre políticas de investigación científica, tecnológica e innovación

Después de los avances logrado por el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) en las negociaciones con el gobierno para modificar el Programa de Financiamiento Basal para Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia del Conicyt, donde la Ministra de Educación Yasna Provoste y el de Economía, Alejandro Ferreiro, conciliaron con las universidades cambiar el requisito de crear una personalidad jurídica para poder participar, y contemplar la opinión de estas instituciones en la formulación de las nuevas bases; el panorama vuelve a complicarse.

La Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) reformuló sus bases del concurso y difundió en su página web la modificación solicitada, pero para sorpresa de las universidades, incluyó nuevos términos que vuelve a colocar trabas para las Casas de Estudios que generan investigación, sin mencionar que no tuvieron acceso a participar en dicho replanteamiento del programa en cuestión.
En la última reunión del CRUCH, del 27 de septiembre, el vicepresidente alterno Alfonso Muga, anunció a la prensa que la directiva del Consejo expresará formalmente su molestia a las autoridades pertinentes.

"No se cumplió el acuerdo"

Al interior de la Universidad de Chile, el tema está siendo analizado con atención y el Vicerrector de Investigación y Desarrollo de esta Corporación, Jorge Allende, encabeza la Comisión de debate nacional sobre políticas de investigación científica, tecnológica e innovación, conformada a mediados de este año, luego que el CRUCH llamó a todas las universidades a elaborar un documento que invite a la discusión en todos sectores de la sociedad.

-¿Cuáles son los aspectos que están incomodando esta vez a las universidades del CRUCH respecto a las nuevas bases presentadas por el Conicyt?
-Hay varios puntos. El primero y muy importante es que el acuerdo entre los rectores y los Ministros de Educación y Economía fue que se iba a consultar antes de enviar las nuevas bases. No se cumplió con esta parte y simplemente aparecieron las bases.

En segundo término, si bien se modificó el requisito respecto a la personalidad jurídica de los Centros -que nosotros considerábamos inaceptable-, también se modificó la parte financiera que hace muy difícil, prácticamente imposible a las universidades postular.

Por un lado reduce todo el aporte de las universidades a los Centros a un máximo del cinco por ciento del total del presupuesto y limita el aporte en especies valoradas. A los Centros, las universidades le están dando los sueldos de los académicos que participan, están aportando los laboratorios, las bibliotecas, los servicios de la universidad, y todo eso sólo puede ser valorado en un cinco por ciento, lo que es una cantidad ínfima que no se condice con el aporte real que significa.

El otro punto referente al financiamiento exige que haya un 20 por ciento del total del presupuesto, total estimado en un mínimo de seis mil millones de pesos -para cinco años- que debe ser puesta por el sector productivo y en dinero. Según esto, el 20 por ciento alcanzaría unos 1.200 millones de pesos, cantidad muy grande de dinero que es prácticamente imposible que el sector productivo esté dispuesto a aportar para un programa de desarrollo de un centro universitario que incluye varios proyectos.

-¿Existen antecedentes de proyectos de dicha magnitud aportados por el sector productivo a las universidades?
-Hay algunos proyectos en que el sector productivo ha incluido una cantidad de esa magnitud, muy pocos, pero hay algunos. Sin embargo, cabe precisar que son proyectos que se gestionan por consorcios donde el sector productivo tiene una gran mayoría en la sociedad anónima que se forma. Aquí no habrá ese control por parte del sector productivo porque serían centros universitarios, por lo tanto consideramos muy inalcanzable ese requerimiento.

Investigación productiva v/s investigación del espíritu

El Vicerrector de Investigación y Desarrollo hizo el alcance de que las bases son diseñadas en función del decreto firmado por la Presidenta de la República, el cual fue modificado exclusivamente en los acápites que objetaron las universidades del CRUCH.

Sin embargo, Jorge Allende hace ver que las modificaciones en las nuevas bases se extentienden más allá de los cambios hechos en el decreto de ley publicado a comienzos de septiembre en el Diario Oficial. El nuevo programa de financiamiento incorpora, esta vez, requisitos extras, aprobados por Contraloría y difundidos por la página web de Conicyt "que cambian seriamente las condiciones, haciendo muy difícil que las universidades puedan presentarse al concurso. Eso es lo que se objeta ahora", precisó el académico.

-Recientemente ha aparecido en la prensa columnas de opinión con distintas posturas frente a la participación de las universidades como actores que estén involucrados en la elaboración de políticas públicas de innovación. Al respecto José Joaquín Brunner puso en duda la capacidad de estas instituciones por estar concentradas en las investigaciones relativas al "espíritu" y menos con las "fuerzas productivas". ¿Qué opinión le merece esta visión?
-Estoy en total desacuerdo con el planteamiento del señor Brunner porque las universidades que en Chile hacen investigación están trabajando muy estrechamente con las empresas. La Universidad de Chile ha podido presentar a Corfo Innova, 56 proyectos este año, en todo tipo de áreas y con el aporte del sector empresarial debidamente consignado. Estos proyectos requieren de un 20 por ciento de aporte, no en dinero directo, sino en aporte valorado. Entonces claramente las universidades pueden y han estado de manera muy efectiva dialogando con el sector empresarial sobre proyectos que nos interesan a ambos.
Evidentemente que hay áreas en las universidades que son más del espíritu, como dice José Joaquín Brunner, que son difícil de conseguir aporte en el sector empresarial. Eso es así, pero las universidades no pueden renunciar a investigar y a estudiar en esas áreas. Tampoco debiera renunciar el Estado y debiera apoyar esas áreas con mecanismos que no exijan esta contraparte del sector empresarial.

-Nuevamente las universidades no fueron invitadas a participar en la elaboración de las bases del concurso Concicyt. ¿Qué opina de la postura de que los actores involucrados no debieran participar en la formulación de este programa de financiamiento?
-En todas partes del mundo, una política tiene éxito cuando uno involucra los actores. Los actores, si se sienten comprometidos, si han podido participar, si han podido opinar y su opinión ha sido considerada de alguna manera, dan mejores resultados. Nadie le gusta embarcarse en una cosa donde no ha tenido la más mínima participación, especialmente cuando el conocimiento y la experiencia en el tema de investigar e innovar está en las universidades, en gran medida. Evidentemente que también tienen que participar el sector empresarial, el sector del gobierno y los actores sociales. No estamos diciendo que somos los únicos que deben decidir. En todas partes del mundo esto se hace con la participación de todos los actores y las universidades ciertamente lo deberían ser en este caso.