David Johnson dictará la conferencia pública "El secreto de la cultura"

David Johnson dictará conferencia pública "El secreto de la cultura"
El próximo 8 de julio, David Johnson dictará la conferencia pública "El secreto de la cultura", en la que abordará el problema de la aporía del secreto.
El próximo 8 de julio, David Johnson dictará la conferencia pública "El secreto de la cultura", en la que abordará el problema de la aporía del secreto.
"Yo creo que la estructura (del secreto) es la misma, pero los efectos son distintos y siempre tienen que ver con relaciones de poder", señala David Johnson.
"Yo creo que la estructura (del secreto) es la misma, pero los efectos son distintos y siempre tienen que ver con relaciones de poder", señala David Johnson.

Por segundo año consecutivo, David Johnson, profesor asociado y Jefe del Departamento de Literatura Comparada de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo (SUNY Buffalo), llegó a nuestro país invitado por el Doctorado en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte para dictar el seminario "En torno a la soberanía: Foucault, Agamben, Derrida" a los estudiantes de este programa asociado de las Facultades de Artes, Filosofía y Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.

Junto a ello, este próximo miércoles 8 de julio dictará la conferencia pública "El secreto de la cultura", en la que planteará el problema de la aporía del secreto. Para él, la necesidad de reflexionar en torno a este tema surgió mientras escribía el libro Anthropology's Wake: Attending to the End of Culture, en el que investigó "las líneas filosóficas de la antropología como disciplina. Por un lado, para cada capítulo leí un texto antropológico importante, pero siguiendo la filosofía en que se basaban, y por el otro, intenté leer los restos de la antropología dentro de la filosofía".

En esa investigación descubrió que la antropología siempre quiere buscar y guardar el secreto del otro y que, en cierto sentido, el archivo es el secreto. Como él explica, "de vez en cuando se intenta cerrar el archivo para preservar el secreto pero, a veces, queremos abrirlo para que todo el mundo lo lea e investigue. Eso es lo que me fascina porque, a fin de cuentas, no intento decir qué es el secreto porque cada cultura es una cultura del secreto. Y pese a que el secreto no tiene ningún contenido, tampoco es inefable porque tiene una estructura aporética que determina y destruye la posibilidad de la cultura, y a la vez la posibilidad de cualquier identidad y subjetividad".

¿Cómo fue que llegó a esa conclusión?

Estaba intentando proyectar una escena en la conquista de México en que Cortés, como todos saben, tenía a esta mujer indígena, la Malinche. Ella fue regalada a otra tribu por su padre, y luego pasó a manos de los españoles, cuando fue entregada a Hernán Cortés. Permaneció con Cortés durante la conquista y, en un momento, estando más o menos en Cholula, un lugar ubicado cerca de lo que hoy es Puebla, se encontró con otra mujer indígena que le dijo que podía ser su hija y que quería que fuese su nuera. Según Bernal Díaz del Castillo, esa mujer le contó a Malinche el plan de los indios para matar a los españoles, pero pensando que Malinche era una de ellos. Es decir, el secreto quedaba dentro de la familia porque esta mujer contó el secreto a otra india. Pero Malinche contó el secreto a Cortés, quien mató a todos los indios.

Por un lado, lo que uno puede aprender estructuralmente de eso es que no hay un secreto que se pueda mantener como secreto, sin decirlo. Lo otro, siempre intentamos decir los secretos entre nosotros, entre familia, entre nuestra propia cultura. No hay secreto dentro de una sola persona porque si tú tienes un secreto que quieres guardar, tienes que decirte a ti misma "tengo un secreto que no puedo contar". Ese gesto, contar un secreto a alguien, al otro en ti, abre la posibilidad de contar el secreto a todos. Entonces, esta mujer cuenta el secreto a una de ellos, a Malinche, y contándoselo, esta mujer contó el secreto al otro. Entonces, el secreto guardado entre nosotros se secretó, se nos escapó y nos abrió al otro, quien vino a hacernos daño. La cosa que uno tiene que tomar en cuenta es que el secreto, esto es, la estructura del secreto, corresponde también a la estructura de la identidad. La Malinche era india, era de una tribu conocida como "Mexica". Hablaba, entonces, náhual o algún idioma parecido. Su padre la regaló a una tribu del sur y así aprendió un idioma maya, el quiché tal vez. Uno puede cruzar fronteras culturales, uno puede adoptar las prácticas de otras culturas, sólo si uno no pertenece a una cultura. Sólo si el idioma materno es aprendido y no es nada natural, puede uno aprender otro idioma; sólo porque las prácticas culturales son aprensibles puede uno identificarse con una cultura, pero también participar en las otras. O sea, la tradición y la traición cultural resultan del hecho que nadie pertenece -en sentido estricto- a una cultura.  Malinche es un efecto de todo esto. También la mujer que pensaba que ella pertenecía a la cultura, a la familia, y por eso le contó el secreto. Cortés también.

Hace un momento mencionaba que el secreto estaba en los archivos, ¿en el archivo como documento?

El archivo, en cierto sentido, es el secreto. El archivo entendido como documento y también como lugar o espacio donde archivamos las cosas, es una estructura. El archivo, por un lado, es el lugar para guardar las cosas, para preservarlas, para separar estos documentos de los demás, para protegerlos. Y esa es una forma de construir un secreto, de construir murallas, de limitar el acceso al archivo porque no todos tienen acceso. Hasta en una democracia no todos pueden entrar al archivo porque hay que tener un carnet, pedir permiso y, de todos modos, hay documentos clasificados por un cierto número de años. Son los secretos que no se pueden decir, pero están ahí, archivados. Por otro lado, el archivo es precisamente construido para diseminar los documentos porque es cierto que la gente puede entrar, porque abrir el archivo, diseminar los secretos, también es una manera de preservar una cultura. Entonces, por un lado tenemos que guardar las cosas y por el otro diseminar. Pero obviamente, abriendo los archivos y los secretos a todos...

Se destruye la cultura.

Exactamente, porque se abre y cualquier persona puede entrar, presentándose la posibilidad de contaminación, por ejemplo. Esa es la estructura aporética de la frontera y del secreto mismo, pero del secreto en los dos sentidos: secreto como algo a guardar y preservar -no decir-, y también como algo que se secreta, que se expele involuntariamente, que se dice a veces sin querer decirlo.

¿Quién sería el encargado de resguardar el secreto?

Todos. Lo primero que haces si piensas que tienes un secreto es decirte a ti mismo que tienes un secreto para no contarlo a los demás. Si crees que tienes un secreto es porque ese secreto vino de otro, entonces, alguien se acercó a ti y te dijo, tengo un secreto, ¿sabes guardar un secreto? Y tú dices, sí, claro. Y lo que hace esa persona para guardar el secreto es pasártelo a ti. Eso es exactamente lo que pasa. Uno no puede tener un secreto sin decirlo y, en ese momento, se hace posible que ese secreto disemine por todas partes.

 ¿En el hecho de recibir el secreto necesariamente está decirse a uno mismo ese secreto?

Sí. Pero lo que estoy diciendo es que la posibilidad de guardar un secreto es decir el secreto, y la posibilidad de decir el secreto es guardar el secreto. Lo que pasa es que en el momento en que uno abre el secreto al otro, necesariamente abre el secreto a todos. Uno tiene que compartir un secreto, tiene que ser posible que ese secreto se comparta entre todos, y eso es lo que hace posible la imitación de cualquier cosa, la traición pero también la tradición. Eso es lo que me fascina.

Usted decía que la Malinche no pertenecía a ninguna cultura y, en ese sentido, uno podría decir que todos tenemos la posibilidad de movernos entre distintas culturas. ¿A qué se refiere entonces cuando habla de cultura en el título de su conferencia?

Estamos hablando de la frontera, el límite de la cultura. La cultura se constituye en el límite, y eso significa que no se constituye dentro de sí misma, sino que en relación con el otro. Es decir, la cultura siempre se forma, se establece, fuera de sí misma, en relación con el otro. Una cultura, entonces, en ningún momento está presente como tal o en sí misma. No hay una esencia de la cultura que uno podría determinar positivamente. Por eso es tan difícil precisar la cultura porque podemos equivocarnos en los esfuerzos de identificar a otros. Una vez estaba en un McDonald's en Estados Unidos con mi hijo, con quien intentaba hablar en español. Un tipo que estaba al lado se acercó y nos dijo -en español- que quería saber de dónde éramos. Antes que pudiera contestarle me dijo no eres de Chile, ni de Colombia, ni de éste o éste otro. ¿De Ecuador? No, le dije, soy de acá. La cosa es que él sabía de donde no éramos, pero no de dónde sí. En cierto sentido, eso es lo que pasa con la cultura.

El límite entre la cultura chilena, la ecuatoriana, la uruguaya, etc., es puramente política, una cuestión de casualidad, de costumbres que ustedes pueden identificar de vez en cuando entre ustedes, pero no siempre. Y como la cultura se constituye en el límite, también tiene que ser posible que uno imite al otro. Y una vez que admitimos que tiene que ser posible que un argentino pase por un chileno, también tenemos que admitir que es posible que un chileno pase por un chileno, es decir, que nuestra identificación con lo que llamamos nuestra cultura es siempre "counterfeit", simulacro. Esto es efecto de la estructura del secreto. El secreto nombra la relación absoluta con el otro que no se puede cerrar y, precisamente por eso, por el hecho que no podemos no admitir al otro, intentamos cerrar la frontera, construir un archivo, preservar nuestro secreto y decirlo sólo entre nosotros. El secreto es nada más que la relación absoluta al otro.

¿La estructura del secreto funciona siempre igual, es decir, en la época de la conquista, hoy, aquí o en Estados Unidos?

Para guardar el secreto tengo que decirlo, para decirlo tengo que guardarlo. Esa estructura es universal y debemos poder leerla en cualquier texto. Pero los efectos del secreto van a ser diferentes. Sahagún fue un sacerdote que estuvo en México en el siglo XVI y decidió que para extirpar la cultura indígena de esa región había que conocer todo sobre su cultura. Escribió un texto enorme, de varios tomos, donde estaba absolutamente todo, una enciclopedia de esa cultura precisamente para destruirla. Pero podemos ver la misma cosa en otro lado, con el ejemplo de la Malinche. O con los sacerdotes que vinieron y escribieron durante los siglos XVI y XVII instrucciones para conducirse mediante la confesión, precisamente para sacar información a los indios conversos, para obtener el secreto y dominar al otro. Yo creo que la estructura es la misma, pero los efectos son distintos y siempre tienen que ver con relaciones de poder.

En la conquista, descubrir el secreto de los pueblos originarios podía ser muy dañino para esa cultura, ¿en la actualidad también?

Sí. Conocer el secreto del otro puede ser dañino, pero es imposible no conocerlo. Esa es la posibilidad del secreto. Es muy importante saber que por la cuestión de la estructura aporética del secreto podemos destruir al otro o preservarlo, pero lo más importante, creo, es saber y entender la estructura del secreto. Sería imposible que uno guarde el secreto de manera que el otro no pudiera descubrirlo. Tiene que ser imposible porque para guardar el secreto uno tiene que contarlo, y al contarlo va a estar dentro de ti mismo y se abrirá al otro. Esa es la estructura del secreto.

Entonces, es como si el secreto no existiera.

El secreto no existe. Lo que existe es la estructura del secreto como la apertura hacia el otro. Yo estoy siempre abierto al otro, tengo que tomar decisiones que van a preservar al otro y, a veces, esas decisiones tienen que ver con intentar guardar un contenido, una información específica. También puede resultar que busco información específica y piense que estás de mi lado, que eres amiga, que eres de mi familia, y no lo eres. Todo eso viene de la estructura aporética del secreto, porque es una aporía, un lugar por donde no puedo pasar. La aporía es precisamente eso: para guardar algo tengo que decirlo, y para decirlo tengo que intentar guardarlo. Para contar un secreto, tengo que pensar en que es para guardarlo.

La conferencia "El secreto de la cultura" se realizará a partir de las 18:45 horas de este próximo miércoles 8 de julio en el Auditorio de la Facultad de Artes, sede Las Encinas (Las Encinas 3370, Ñuñoa). La entrada es completamente liberada y para mayor información, llamar al teléfono 9787510.