Contexto

El aumento explosivo de la urbanización a nivel mundial representa un desafío cada vez más grande para la conservación de la biodiversidad. De hecho gran parte de los 25 hotspots de biodiversidad del mundo se encuentran asociados a zonas de alta densidad humana.

La creciente noción de que las ciudades pueden ser consideradas como ecosistemas, ha contribuido a entender los mecanismos mediante los cuales la gestión de las ciudades puede afectar la biodiversidad presente en ellas, o en el entorno de estas áreas urbanas.

Si bien es cierto las ciudades pueden servir de hábitat para la fauna y flora nativas, las restricciones propias de estos ambientes artificiales limitan el grupo de especies y ecosistemas que son compatibles con el desarrollo urbano. Sin perjuicio de lo anterior, este subconjunto de especies pueden tener un rol muy importante en la conservación de la biodiversidad a través del acercamiento de la gente a los temas de conservación. Así, la preservación y restauración de la biodiversidad en las ciudades pueden ser muy útiles como forma de ganar apoyo del público para otros programas de rescate, particularmente a través de la educación.

De esta forma, el urbanismo moderno enfrenta el desafío de construir núcleos urbanos cada vez más "amigables" con la naturaleza, abordando, por ejemplo, problemas como el diseño de gradientes urbano - rurales armoniosos, el manejo de la conectividad biológica, la reducción de la erosión y los riesgos de inundación, o la provisión de productos agrícolas.

En Chile no se tiene gran conocimiento de la diversidad biológica presente en los ambientes urbanos y sólo desde hace pocos años se ha comenzado a estudiar formalmente. Por ejemplo, entre el 2001 y 2004, el Departamento Manejo Recursos Forestales de la Universidad de Chile llevó a cabo un proyecto pionero en Chile que relacionó la estructura de la vegetación en la ciudad de Santiago y su contribución a la descontaminación del aire en la ciudad.

No obstante, los municipios, encargados de gran parte de las áreas verdes en las ciudades, destinan bajos presupuestos a la creación, monitoreo y manejo de las áreas verdes, lo que sumado a un bajo nivel tecnológico y de preparación de recursos humanos para realizar el manejo de dichas áreas, resulta en un deficiente desempeño de las funciones que éstas áreas deberían cumplir. Es así que una baja proporción de municipios ha realizado inventarios vegetacionales, y muchos de ellos no han sido actualizados, por lo que se debe investigar en los aspectos de control de plagas, fauna, mejorar la legislación y la participación ciudadana, entre otros aspectos.

 

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