NICANOR PARRA: POESÍA POLÍTICA


Por Ignacio Valente

 

 

Un prejuicio originado en los tiempos de la "poesía pura", y exacerbado en esta década nuestra de receso político, pretende que los problemas de la polis vendrían a ensuciar la pureza de las esencias líricas, engendrando una poesía panfletaria e ideológica de calidad inferior. Esta idea no resiste la menor confrontación con la historia de la literatura. Los grandes poetas griegos, latinos, medievales, modernos y contemporáneos han hecho "poesía política" en una medida considerable. Podríamos citar, en nuestro siglo, una gran variedad de registros: el tono profético de Trakl, George y Edith Sitwel; la manera mixta -la perspectiva intimista personal de Kavafis, Machado, Eliot, Quasimodo y Pasternak; el mesianismo de Blok, la fantasía irónica de Maiakovski, la militancia abierta y programática de Brecht, Aragon, Alberti y, muy especialmente el propio Neruda. Es verdad que este último cae a menudo en lo panfletario, en lo pedagógico, en la explicación y la apología, haciendo evidente la especial dificultad del género; pero, sin duda, es autor de cierta gran poesía política. También lo es Nicanor Parra a su peculiar manera, que en contraste con la seriedad nerudiana -un contenido revolucionario bajo un lenguaje "tradicional"-, consigue la subversión más íntegra del lenguaje mismo, operando a través de ese elemento político por excelencia que es su ironía.

Esta antología de su Poesía política (Editorial Bruguera), con brioso prólogo de Enrique Lafourcade, se remonta desde 1950 hasta hoy mismo. Contiene excelentes poemas que no son políticos -como "Defensa de Violeta Parra"- otros que lo son en sentido amplio -batallas campales de robots y energúmenos, fantasmas ecológicos, crítica de la vida nacional- y muchos que son políticos en sentido propio y directo. Quienes piden a esta poesía "tomar partido" se sorprenden de la ubicuidad ideológica del autor, que hace posible leer sus poemas -escritos en su mayoría durante los cuatro últimos regímenes del país- en forma casi intercambiable. Obviamente hay muchos que llevan inscrito su momento y su blanco: la Unidad Popular en poemas como éstos: "Revolución / revolución/ cuántas contrarrevoluciones /se cometen en tu nombre", o "La realidad no cabe en un zapato chino / menos aún en un bototo ruso"; mientras que se trata de hoy en versos como éstos :"Bese la bota que lo pisotea/ no sea puritano hombre x Dios" o bien: "Ayer /de tumbo en tumbo/ hoy/ de tumba en tumba". En cambio, son casi intemporales las referencias de poemas como "Los límites de Chile" que en 1968 dice: "Chile limita al Norte con el Cuerpo de Bomberos,/ al Sur con el Ministerio de Educación,/ al Este con la Cordillera de Nahuelbuta / y al Oeste con el vacío de las olas del Océano que se nombró más arriba, /al Sur con González Videla./ En el medio hay una gran plasta rodeada de militares, curas y normalistas/ que succionan a través de cañerías de cobre". Incluso, hay en la antología poemas dobles o "correspondientes", cuyo núcleo es el mismo, pero que se matizan de otro modo, según el régimen contra el cual apuntan.

Esta versatilidad ideológica ha valido al autor, desde cierta izquierda, el reproche de "payaso de la burguesía". Es lo previsible para un autor que dispara casi simultáneamente contra los cuatro puntos cardinales, que vive rompiendo los esquemas y las etiquetas, y que apenas se dejaría tipificar con el vago título de anarquista. En lo formal, a su vez, hay una ambigüedad intrínseca a sus propias herramientas poéticas, como la propiedad ventrílocua de la poesía dramática: "Cuándo van a entender/ éstos son parlamentos/ dramáticos/ Éstos no son/ pronunciamientos/ políticos". Algo parecido cabría añadir de su ironía, por naturaleza ubicua y giratoria, también llegado el caso, de su habilidad para hablar entre líneas: "Confío 100% en el lector/ estoy convencido de que hasta los.../civiles / son capaces de leer entre líneas".

Más interesante que el trabajo convencional de clasificar al poeta político es el análisis de su forma de operar políticamente en el interior del lenguaje. A este respecto, yo le aplicaría los conceptos que un brillante ensayista chileno, Martín Hopenhayn, usa para definir la operación verbal y crítica de Kafka, salvadas las diferencias de la analogía. Hopenhayn llama "literatura del trapecio" a la que exagera ciertas facciones de su objeto -como una caricatura- para vulnerarlo y trascenderlo: lo violenta, lo empuja hasta sus límites y así patentiza su limitación; enfrenta el lenguaje como discurso ideológico y justificación del orden, el lenguaje como discurso insurrecto: "El escritor es un trapecista que le vende el alma al diablo para derrotarlo". Pues bien, la poesía política de Parra es muy esencialmente una "literatura del trapecio" y también , si queremos, del baile en la cuerda floja. Cuando Parra asume de cierto orden establecido expresiones como "por la libre determinación de los pueblos/ por un mundo sin explotadores/ el orden público está asegurado", lo que hace es precisamente invertir el sentido del discurso ideológico: subvertir. De un slogan convencional extrae su efecto inverso, la caricatura que lo hiere y trasciende: "La izquierda y la derecha unidas/ jamás serán vencidas".

La ironía política y el humor negro de Parra inyectan en el interior de un discurso convencional ya dado una carga de profundidad, una bomba de tiempo. Recordemos el enunciado de los típicos acertijos matemáticos para darnos cuenta de la operación verbal subversiva que el poeta cumple al reescribir sobre la base implícita de esa convención: "Poema/ Problema:/ Ciento 4 civiles en un cajón/ cuántas orejas y patas son". Un mecanismo análogo opera en el terrible humor negro de este Chiste: "De aparecer apareció/ pero en una lista de desaparecidos".

Es evidente que no todos los poemas políticos de Parra se dejan explicar por este procedimiento, pero eso ocurre con muchos de ellos, y sobre todo con los mejores. Hay otros que pagan un excesivo tributo a la idea, a la conclusión o moraleja, sin verbalizar la operación subversiva. Pero la antología está sembrada de esos aciertos que justifican el título -Poesía política- como sólida dimensión de su entera obra poética.

 

 

En: El Mercurio, Santiago, 18 de diciembre de 1983, p.E3

 

SISIB y Facultad de Filosofía y Humanidades - Universidad de Chile