2 de abril, Día Internacional de la Concientización Sobre el Autismo

La necesidad de conocer más sobre el Trastorno de Espectro Autista en Chile

U. de Chile convoca Jornada de Extensión por Día Mundial del Autismo
Se estima que un 1 por ciento de la población tiene algún Trastorno de Espectro Autista.
Se estima que un 1 por ciento de la población tiene algún Trastorno de Espectro Autista.
Ricardo García, psiquiatra infanto-juvenil y jefe del Programa de TEA en la Clínica Psiquiátrica, estima que las mejoras en las condiciones de los pacientes con TEA ha sido lento en nuestro país.
Ricardo García, psiquiatra infanto-juvenil y jefe del Programa de TEA en la Clínica Psiquiátrica, estima que las mejoras en las condiciones de los pacientes con TEA ha sido lento en nuestro país.
El psiquiatra infanto-juvenil Matías Irarrázabal advierte que el no tratamiento temprano del TEA impacta de forma importante en la adaptación social de los pacientes y sus familias.
El psiquiatra infanto-juvenil Matías Irarrázabal advierte que el no tratamiento temprano del TEA impacta de forma importante en la adaptación social de los pacientes y sus familias.

Comienza en la niñez y dura toda la vida. Así es el Trastorno del Espectro Autista (TEA), una condición neurológica y de desarrollo que impacta en cómo una persona se comporta, interactúa, se comunica y aprende. El autismo, el síndrome de asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado son parte del TEA, y todos ellos se manifiestan de distintas formas y tienen distintos tratamientos.

“Es necesario informar a la comunidad en qué estado está el autismo en Chile, porque ha habido mucho movimiento, especialmente de los papás que han trabajado para lograr mejores diagnósticos, acceso a tratamientos y a educación y los resultados han sido lentos”, señaló Ricardo García, psiquiatra infanto-juvenil y jefe del Programa de TEA en la Clínica Psiquiátrica de la U. de Chile.

Población con TEA: El desafío de saber cuántos son

“Los países más desarrollados que tienen instrumentos para hacer estudios en la población general, han llegado a tener una cifra de 1 en cada 100 niños menores de 18 años, una cifra muy alta comparada con lo que era hace unos 40 años atrás que era de unos 3 a 4 por 10 mil. Y hay estudios en Estados Unidos que están muy bien avalados científicamente que dan una cifra de 1 en 68”, afirmó García. El psiquiatra agregó que son los hombres en quienes más se presenta este trastorno, en una proporción de 1 es a 4 en comparación con las mujeres.

“Con la prevalencia que hay a nivel regional y a nivel mundial, uno puede estimar que un 1 por ciento de la población tiene TEA, lo que es bastante alto comparado con otras enfermedades raras”, apuntó Irarrázabal. Ante la falta de esta información, el psiquiatra, junto a un grupo de académicos de nuestro plantel -en asociación con académicos de la Pontifica Universidad Católica y miembros del Ministerio de Salud-, está organizando el primer estudio epidemiológico para contabilizar a la población que vive con esta condición en Chile.

“Para asignación de recursos y de programas, uno necesita saber qué tan grande es el problema y una de las formas de saberlo es básicamente entender qué porcentaje de la población lo tiene y cómo evoluciona en el tiempo”, indicó Irarrázabal.

Tratamiento temprano: Un factor clave

“La ciencia ha avanzado muchísimo, los tratamientos también y los diagnósticos también. La idea es que mientras más temprano podamos hacer un diagnóstico y un tratamiento intensivo y precoz, los resultados actualmente son bastante buenos en términos de funcionamiento”, advirtió García.

En la misma línea Irarrázabal agregó que ésta es una condición que se puede detectar muy tempranamente, “en general, hay indicadores que se pueden ver antes de los 18 meses de edad", y alertó respecto a que “las consecuencias del no tratamiento son muy altas para el sistema de salud, para el sistema educacional, y para la sociedad en general. La adaptación del individuo y las familias a los diferentes sectores de manera temprana, tiene mucho mejor pronóstico que el tratar de integrar a un niño en que el trastorno se detecta a los seis años y donde probablemente ya va a ser rechazado por el sistema escolar”.