Semana de la Docencia de Pregrado

Académicos y estudiantes reflexionaron en torno a los desafíos de la docencia universitaria

Docentes y estudiantes dialogaron en torno a la docencia universitaria
En sus cuatro días, la Semana de la Docencia de Pregrado, recibió a cientos de docentes, estudiantes, investigadores y profesionales para reflexionar y dialogar en torno a la docencia universitaria.
En sus cuatro días, la Semana de la Docencia de Pregrado, recibió a cientos de docentes, estudiantes, investigadores y profesionales para reflexionar y dialogar en torno a la docencia universitaria.
La Semana comenzó con el compartir de diferentes trayectorias docentes que desde la biografía y experiencia dieron entregaron su visión respecto a la formación integral y docencia universitaria.
La Semana comenzó con el compartir de diferentes trayectorias docentes que desde la biografía y experiencia dieron entregaron su visión respecto a la formación integral y docencia universitaria.
La visión de las y los estudiantes estuvo representada por tutoras y tutores pares que agradecieron la oportunidad de diálogo y la apertura con que se recibieron sus opiniones.
La visión de las y los estudiantes estuvo representada por tutoras y tutores pares que agradecieron la oportunidad de diálogo y la apertura con que se recibieron sus opiniones.
De una forma propositiva y apasionada, las y los docentes que compartieron su experiencia motivaron a la audiencia para seguir reflexionando y realizar cambios para innovar y mejorar permanentemente.
De una forma propositiva y apasionada, las y los docentes que compartieron su experiencia motivaron a la audiencia para seguir reflexionando y realizar cambios para innovar y mejorar permanentemente.

Inaugurando esta semana y citando estudios de Alexander Astin, la vicerrectora de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile, Rosa Devés, enfatizó en el papel primordial que tiene la interacción frecuente entre estudiantes y docentes en la percepción positiva que estos últimos tienen de su experiencia universitaria integral, impactando fuertemente en otros aspectos de los procesos, tanto formativos como personales, que se viven en la educación superior. Interacción y diálogo que este año se quiso intencionar en la Semana de la Docencia de Pregrado, a través de mesas de discusión que tuvieron tanto a docentes como a estudiantes como protagonistas.

“Cuesta, pero no mucho, aprenderse el nombre de los estudiantes” indicó Felipe Díaz, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, durante el primer día de esta semana, relevando la importancia de reconocer y valorar la diversidad y particularidad de cada estudiante; además de construir opinión en la sala de clases y fortalecer los caminos propios de las y los estudiantes, como tres aspectos cotidianos que, a su juicio, fortalecen la docencia y la formación integral. Para él “hay mucho que activar, hay que incentivar preguntas más que dar respuestas (...) preguntar qué opinan y opinar uno”. Si queremos fortalecer nuestra formación integral, dijo, es necesario fortalecer los caminos propios de los estudiantes, sus ideas, qué les provoca.

Diego Narváez, estudiante de la misma Facultad, por su parte, señaló al cierre de la Semana, que “el nivel de aprendizaje integral es mucho más rico cuando se es consciente de las diferencias y se celebran”. Una de las cosas que más le llama la atención es “cómo, de a poquito, nos vamos homogeneizando, lo que a algunos les parece bueno, porque nos estamos formando como `ingenieros´ (...), pero pienso que, en ese proceso de homogeneización, hay cosas que se pierden. Detalles sumamente interesantes de la vida de cada uno de nosotros que fueron quedando en el pasado y no florecieron jamás porque había otras cosas que hacer”.

Para el profesor del Instituto de la Comunicación e Imagen, José Miguel Labrín, a pesar de que todavía quedan remanentes de formas tradicionales, con una sensación de convivencia plural y pretendida imagen homogeneizadora, la Universidad “aún es una excepcionalidad en este país, es una oportunidad de ser parte de una sociedad más compleja de la que muchos vivimos antes de entrar” y donde además se “permite reflexionar sobre ella y cuestionarla”.

En este sentido, Rodrigo Collío, estudiante de Administración Pública, expresó sentir que la diversidad se manifiesta en las aulas y que desde que entró a la Universidad se ha dado cuenta de un avance en equidad e inclusión. Sin embargo, indicó, aún queda por progresar cuando piensa en su mejor amigo de la infancia y de su colegio en La Pintana, quien también ingresó a la Universidad de Chile, pero no pudo continuar. “Cuando se hace presente -la diversidad en el aula-, considero que el aprendizaje es realmente un proceso que nos transforma en personas más reflexivas, empáticas y abiertas al mundo que nos rodea”, pero “hay un desafío importante respecto de cómo valorar la diversidad, porque para mí significa entender que nosotros logramos entrar a la Universidad de Chile contra todo pronóstico y que formamos parte del 50% de la matrícula de esta universidad que espera cumplir el sueño de ser los primeros profesionales de nuestras familias y que, en ese intento, estamos dando lo mejor de nosotros”.

Lo esencial es entender que el mundo cambió y que como docentes tenemos que cambiar. Tenemos que adaptar nuestras prácticas”, recalcó en tanto, la académica de Derecho, María Nora González, a quien le motiva producir un cambio cultural e incentivar la transformación desde el rol de profesor que gestiona y entrega saberes, a uno que es mediador de conocimientos disciplinares y forma en el pensamiento crítico, la reflexión y la toma de decisiones. Para ella, entre otros, los desafíos de la docencia son desplazar el eje desde el docente al estudiante que aprende, superar las barreras disciplinares, incentivar actividades formativas transdisciplinarias y personalmente, crear campos clínicos interdisciplinarios para la Universidad de Chile.

Perteneciente a la misma Facultad, la estudiante María Fernanda Peterssen, subrayó la relevancia de la retroalimentación como una forma de hacerse cargo de las diferencias y aportar al proceso de aprendizaje. Por otra parte, también destacó el avance que ha notado en la Universidad respecto a la valoración de la diversidad. Como ejemplo concreto, manifestó su alegría por el aporte que significa la actualización de la Encuesta Docente. “Me alegra mucho que ellos -las y los docentes- tengan la oportunidad de saber si están haciendo algo que quizás incomoda a algunas diversidades y en ese sentido lo rescato porque significa además, con todos los temas que se han conversado en la Semana de la Docencia, que se está valorando mucho la diferencia. Y eso, los estudiantes lo valoramos”.

Todas las relaciones marcan nuestra experiencia en la U y son fundamentales para el aprendizaje”, expresó también hoy jueves, Valentina Licanqueo, estudiante de Ciencias Químicas, quien puso en la mesa la primordialidad del diálogo, las relaciones interpersonales como factor protector de la salud mental y la construcción conjunta como comunidad para “sostenernos”. En la misma línea, el profesor de Música, Rubén González, el lunes rescató lo significativo de “acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje” y de tomar en cuenta no sólo lo intelectual, sino que también lo emocional y lo físico.

La invitación de Valentina fue a recuperar el vínculo, a desarrollar o recuperar las habilidades comunicativas y a que “todos cuestionemos nuestras propias prácticas”. Un cuestionamiento que la académica de Trabajo Social, Caterine Galaz, también planteó para las y los docentes a través de preguntas como ¿cuál es nuestro rol como docentes?, o ¿qué tipo de formación queremos y estamos transmitiendo?. Un rol que para la profesora del Instituto de Asuntos Públicos, Olga Espinoza, es un espacio de transformación social, donde la empatía y conectarse con las y los estudiantes para que sientan que son sujetos particulares, es fundamental.

Cerrando una exitosa semana, que sigue planteando retos, la directora del Departamento de Pregrado, Leonor Armanet, además de agradecer a todos quienes fueron parte de esta experiencia y visibilizar los desafíos que aún quedan pendientes, apreció especialmente “la interpelación que nos hacen nuestros estudiantes, una interpelación positiva, donde hay una reflexión y una necesidad de acción. La vinculación, la comunicación en la sala de clases y formar comunidad son los desafíos que tenemos que tener y los anhelos que nos harán una mejor universidad”.