Reflexiones sobre la Contingencia Social desde las Ciencias Sociales

Demanda Antineoliberal en Chile: contra la Educación de Mercado

Demanda Antineoliberal en Chile: contra la Educación de Mercado

Recordar que fueron los y las estudiantes y de manera notable quienes salieron de las aulas y alzaron la voz por los atropellos y abusos a la vida de los y las chilenos(as). En este descontento social alzamos la voz para una de las tantas demandas sociales: una mejor y gratuita educación para el pueblo de Chile.

Fue bajo la superficie, en el metro de Santiago de Chile, un ícono del desarrollo e infraestructura del transporte capitalino y del país, donde estalla el grito “Evadir es luchar”, una lucha en subterráneo que sale a la superficie, a la calle, con una fuerza desmedida en amplitud y profundidad, en estallido en ciudades con cacerolazos, gritos y barricadas anunciando y denunciando las inequidades, dejando esto en evidencia de que quien se educa, enseña; una posición política virtuosa de los y las estudiantes.

La desigualdad, el costo de la vida y el reclamo por una educación que no reproduzca las desigualdades en el país se hace patente hoy junto con otras inequidades sociales, siendo una de las tantas deudas cuyas primeras manifestaciones fueron lideradas por estudiantes, tras el retorno a la Democracia en la llamada "revolución pingüina” (2006).

Luego de cinco años, en 2011, esta demanda nuevamente de los y las estudiantes se desarrolla con gran adhesión de la ciudadanía a lo largo del país, siendo la calle testigo del reclamo de la injusticia educacional en Chile, una manifestación que interpeló al primer gobierno de Sebastián Piñera y que se transformó en una gran movimiento social, cuestionando las raíces del modelo económico chileno, instalado durante la dictadura cívico militar de Pinochet.

Sin duda, la dictadura cimentó la deuda social del país en cuanto a salud, educación, pensiones, derechos básicos, condiciones laborales y muchas otras más, situación que fue interpelada en estos últimos meses por el movimiento y demanda de los profesores, quienes han vivido ajustes laborales con políticas neoliberales.

Como consecuencia de las anteriores movilizaciones por una mejor educación ha emergido y quedado un descontento social hasta hoy, pues las medidas que se han implementado -como en muchos otros ámbitos de la sociedad- responden a lógicas mercantiles y no han derribado el modelo educativo instalado en dictadura.

Lo que hemos aprendido a partir de las luchas estudiantiles es lo sustantivo de un currículo crítico que impulsa el establecimiento de otros modos de entendernos y vivirnos, para así superar prácticas de dominación, marginación y discriminación presentes en Chile hace larga data. Es preciso relevar el currículo crítico porque, además de la razón ya expuesta, abre el cuestionamiento sobre lo explícito en nuestras relaciones, permite develar lo oculto, lo que aparece nulo, lo que no se considera y lo plausible de ser trabajado. De esta manera, podremos develar la lógicas de poder existentes, un ejercicio político por una educación y vida sustentada en Derechos Humanos que cuestiona los patrones que subyacen en la sociedad chilena y que ha llevado a vivir la desigualdad con privilegios a la clase más acomodada de este país; parafraseando a Hinkelammert: En tanto más ganancia de unos, más se precarizan otros.

El pueblo de Chile se está expresando en las calles, sacando de su subtarraneidad el malestar social, malestar que llama a avanzar hacia cambios estructurales donde se elabore –participativamente- un nuevo marco de la sociedad chilena que permita dar pasos a un nuevo modelo de desarrollo nacional. Chile grita que ¡despertó!, consigna que con la conciencia y compromiso busca recuperar sus derechos sociales.