Columna de opinión:

¿Cómo avanzar sin un plan?: Un Auge despoblado para la Enfermedad de Alzheimer

¿Cómo avanzar sin un plan?: Un Auge despoblado para el Alzheimer
Las demencias constituyen uno de los trastornos de salud con mayor impacto en la vida de los chilenos.
Las demencias constituyen uno de los trastornos de salud con mayor impacto en la vida de los chilenos.
Hace pocos días se informó la discontinuidad de los financiamientos del Plan de Nacional de Demencia para la APS, la capacitación y el trabajo en red.
Hace pocos días se informó la discontinuidad de los financiamientos del Plan de Nacional de Demencia para la APS, la capacitación y el trabajo en red.

En septiembre del 2019, las personas con demencia, sus cuidadores y los trabajadores de la salud recibieron una gran noticia: la incorporación del Alzheimer y otras demencias al Plan AUGE/GES. Esto era un eslabón más en la construcción de políticas públicas para contribuir a una mejor calidad de vida de las personas que viven con demencia en nuestro país.

En la actualidad, las demencias constituyen uno de los trastornos de salud con mayor impacto en la vida de los chilenos. Unas 200 mil personas presentan una demencia en Chile, cifra que aumentará a más de 55 mil el 2050. En las últimas dos décadas, los años de vida saludable perdidos por discapacidad o muerte prematura a causa de las demencias aumentaron en un 200 por ciento y las muertes asociadas a demencias en un 526 por ciento.

Desde finales de 2017, respondiendo a las recomendaciones de la OMS, nuestro país inició la implementación de un Plan Nacional de Demencias, fruto del trabajo combinado del Estado de Chile,  a través del Ministerio de Salud, la sociedad civil, sociedades profesionales, científicas y la academia. El Plan propone atenciones socio-sanitarias continuas desde la prevención de las demencias, al diagnóstico, tratamiento y los cuidados de fin de vida, la solidaridad, inclusión social e investigación. 

Dentro de esta iniciativa destaca el fortalecimiento de los equipos de atención primaria de salud (APS) con profesionales médicos y no médicos con disponibilidad de tiempo para atender las necesidades de las personas con demencias, la creación de Unidades de Memoria en la atención de especialidad, y el trabajo en red de la APS con estas Unidades y centros de día. Todo esto acompañado de un importante esfuerzo de capacitación de los equipos de salud en demencia desde un enfoque multidisciplinario.

Hace pocos días se informó la discontinuidad de los financiamientos del Plan de Nacional de Demencia para la APS, la capacitación y el trabajo en red. Esta decisión es muy grave, ya que significa un retroceso a lo avanzado en políticas públicas para las demencias, luego de años de trabajo y de visibilización social.

Teóricamente la discontinuidad de los financiamientos del Plan Nacional de Demencia se reemplazará por la atención del auge/ges. Sin embargo el AUGE / GES cuenta sólo con un aumento de los fondos per cápita de 30 pesos por personas en la APS.

El presupuesto existe únicamente para el pago de la canasta de prestaciones, mas el AUGE / GES de demencia no cuenta con el financiamiento para el fortalecimiento de los equipos de APS y de especialidad con los profesionales necesarios para que las personas con demencias y sus cuidadores reciban las prestaciones de salud del AUGE/GES. 

La discontinuidad del Plan conlleva además el riesgo de perder la atención universal e integrada en demencias. Mientras que el GES únicamente incluye un grupo de prestaciones garantizadas a pacientes con demencias, el Plan incluye intervenciones preventivas para disminuir el riesgo de desarrollar una demencia. El GES tampoco considera aspectos tan fundamentales como la capacitación de los equipos de salud y la sensibilización de la población en demencias, uno de los pilares del Plan, considerando la existencia de una importante brecha en el conocimiento sobre las demencias.

No  tiene un mayor sentido garantizar prestaciones en el GES/AUGE si no existen profesionales de salud capacitados en realizar diagnósticos correctos y no se guía a los prestadores en el uso adecuado de los recursos disponibles en las canastas. En suma, un GES/AUGE sin Plan omitirá aspectos fundamentales para enfrentar las demencias, como la prevención, y no asegura la calidad de las atenciones de salud. 

Si bien el Plan Nacional de Demencia se encontraba en etapa de pilotaje en tres comunas de nuestro país (Peñalolén, Punta Arenas, Osorno), existía un consenso de la academia, las sociedades profesionales, e instituciones líderes internacionales en Alzheimer, como la Alzheimer Association, ADI (Alzheimer’s Disease International), GBHI (Global Brain Health Institute), y el World Dementia Council, entre otros, que  es fundamental el esfuerzo complementario del Plan y el Auge/GES para que nuestro sistema de salud pueda responder a las necesidades de las personas con demencias, como se indicó en el Policy Paper "Prevención y abordaje integral de las demencias. Avances y desafíos para la Política Pública en materia de trastornos neurocognitivos", presentado en junio del 2019 por la Universidad de Chile, la Comisión Futuro del Senado, y otras instituciones nacionales. 

Creemos fundamental que se revierta la discontinuidad de financiamiento del Plan. La construcción de adecuadas políticas públicas para problemáticas de alta complejidad e impacto social como las demencias requieren abordar las múltiples brechas existentes. En este caso, el Plan Nacional de Demencia constituye la mejor herramienta posible para dotar los servicios de salud con las capacidades para garantizar y asegurar la calidad de las prestaciones del GES/ AUGE, y que este no quede en una mera declaración de principios.

Existe un consenso transversal de la necesidad de transitar hacia una sociedad más justa que asegure condiciones de vida más digna a los más excluidos y desfavorecidos. En ese esfuerzo, no olvidar a los que olvidan, y no pueden clamar por sus derechos será también un signo del país más justo con derechos y deberes que queremos ser: el derecho a una vida digna para todos y el deber de incluir y acompañar a los sin voz y que no pueden valerse por sí mismo.

Andrea Slachevsky, neuróloga, doctora en neurociencias.
Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO) y Clínica de Memoria y Neuropsiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile y Hospital del Salvador. Clínica Alemana de Santiago


Tomás León, Psiquiatra
Clínica de Memoria y Neuropsiquiatría, Hospital del Salvador.


Paulina Urrutia
Actriz, que acompaña a Augusto Gongora, que vive con Alzheimer

Benjamin Chacana, Presidente de Corporación Profesional de Alzheimer y otras demencias (Coprad)

Paulina Arriagada,  Neuróloga Grupo de Trabajo en Neurologia Cognitivas y Demencias Sonepsyn.

Patricia Alegria, Presidenta Corporacion Alzheimer Chile.

Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico.