Columna de opinión:

Educación Online: Un gran salto para la tecnología... ¿Cuántos pasos para la docencia?

Columna de opinión: Educación Online, Un gran salto para la tecnología
Para los actuales estudiantes, la interacción online es más natural que la presencial, lo que gestionado correctamente permite aumentar el aprendizaje colaborativo y la co-construcción de conocimiento
Para los actuales estudiantes, la interacción online es más natural que la presencial, lo que gestionado correctamente permite aumentar el aprendizaje colaborativo y la co-construcción de conocimiento
Cecilia Saint-Pierre, jefa de la Unidad de Educación Online (EOL).
Cecilia Saint-Pierre, jefa de la Unidad de Educación Online (EOL).

Lo primero que viene a la cabeza de los docentes cuando les hablamos de incorporar educación online a sus cátedras tradicionales, es que perderán completamente el contacto con sus estudiantes y los dejarán a la deriva hasta el final del semestre, cuando lleguen a rendir el exámen y reprueben. Lo anterior, viene de una antigua idea de educación online que aún está en el imaginario de los profesores, que es grabar largas clases en video y publicarlas para que los alumnos las vean... o no. En ese escenario, la mayoría de los alumnos no verá los videos, a lo más le pondrán play mientras hacen otra cosa, con cero cumplimiento de los objetivos de aprendizaje ni desarrollo de competencias.

Sin embargo, una clase expositiva tradicional de las mismas que se hacían hace medio siglo y que abundan aún en las universidades, no es muy diferente: muchos estudiantes no asisten a clases; y de los que asisten, el profesor sólo conoce a los que ponen atención en las primeras filas, mientras los demás están en sus teléfonos o computadores completamente desconectados de lo que pasa a su alrededor. En cuanto al uso de los teléfonos móviles en todo momento y lugar, cifras del 2019 muestran que un 57 por ciento de la población mundial tiene acceso a internet y un 42 por ciento es usuario activo de redes sociales a través de sus smartphones; mientras que en Chile, un 61 por ciento de las personas tiene acceso a internet móvil. Y, sin ir más lejos, un 96 por ciento de nuestros alumnos tiene su propio smartphone.

Pero lo interesante no es solo el acceso a internet móvil, sino cómo éste ha cambiado la forma que tenemos de relacionarnos.

Las redes sociales son también usadas como fuente información y desinformación a las que los jóvenes acceden todos los días. Esto ha cambiado sustancialmente la forma en que adquieren nuevo conocimiento. En Chile, las redes sociales más usadas son whatsapp y facebook, donde un 95% y un 81 por ciento  de las personas respectivamente declara usarlas al menos una vez al día. Por otra parte, Youtube se ha convertido en la herramienta más consultada por los jóvenes cuando quieren aprender cosas nuevas, desde lo más baladí a lo más complejo, con mucha información de dudosa procedencia. Específicamente en la generación Z, a la que pertenecen nuestros nuevos alumnos, el uso intensivo de 5 veces al día alcanza un 52 por ciento , bastante mayor a la generación X (30 por ciento) y los Baby Boomers (19 por ciento), que son a las que pertenecen sus profesores.

Es más, para los actuales estudiantes, la interacción online es más natural que la presencial, lo que gestionado correctamente permite aumentar el aprendizaje colaborativo y la co-construcción de conocimiento. Gracias al acceso a la tecnología, la educación online ha permitido crear espacios virtuales de aprendizaje donde estudiantes, profesores y ayudantes pueden generar conocimiento de una forma que no es posible de modo presencial. La educación online también ayuda a desarrollar competencias distintas a la las que se logran en la clase presencial, potenciando la autorregulación y autoaprendizaje, habilidades clave para los profesionales del futuro

Pero hay que ser enfáticos en que no es solo el medio de facilitación del aprendizaje el que debe cambiar, la tecnología por sí sola no es suficiente. Para asegurar la calidad de la educación es un requisito sine qua non contar con un modelo pedagógico robusto que como instituciones de educación superior debemos custodiar. Más aún, la tecnología disponible y las técnicas modernas de análisis de datos nos permiten mejorar constantemente el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la medida en que aprendemos a comprender de mejor forma el comportamiento de los estudiantes y su particular, y por qué no decirlo, desconocida para nosotros; forma de aprender.