Entrevista en el marco de la próxima conmemoración del Día Internacional de la Mujer:

Prof. Paula Arrieta: "El feminismo viene a revolver todo lo establecido"

Prof. Paula Arrieta: El feminismo viene a revolver todo lo establecido
La artista y académica del Depto. de Teoría de las Artes, prof. Paula Arrieta, profundizó en esta entrevista la relación entre arte, mujer y feminismo.
La artista y académica del Depto. de Teoría de las Artes, prof. Paula Arrieta, profundizó en esta entrevista la relación entre arte, mujer y feminismo.
En su trabajo como artista, siempre abordó "temas como la historia y la política, y eso no entraba en los moldes en los cuales se clasificaba el 'arte femenino'".
En su trabajo como artista, siempre abordó "temas como la historia y la política, y eso no entraba en los moldes en los cuales se clasificaba el 'arte femenino'".
"Dos estudiantes, Romina Tapia y Gianna Salamanca, llevaron adelante una exposición de tres ciclos llamada 'Las sin precedentes'", recordó la prof. Arrieta.
"Dos estudiantes, Romina Tapia y Gianna Salamanca, llevaron adelante una exposición de tres ciclos llamada 'Las sin precedentes'", recordó la prof. Arrieta.

El próximo domingo 8 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer, para lo que la Coordinadora Feminista 8M convocó a realizar diversas manifestaciones. El pasado lunes 2 de marzo el llamado fue a realizar un “súper lunes feminista” con acciones relámpago de protesta en 60 puntos simultáneos de Santiago. En tanto, el 8 y 9 de marzo está programada la marcha feminista a las 12:00 hrs. y la Huelga General Feminista, respectivamente.

A partir de las movilizaciones de 2018, las demandas históricas por la reivindicación de los derechos sociales, políticos, económicos y sexuales de las mujeres se han tomado la agenda pública, habiendo importantes logros para el movimiento feminista. Prueba de ello es la aprobación de la paridad de género en la convención constituyente, o la Ley Gabriela, por ejemplo, proyecto que amplía el delito de femicidio para cualquier homicidio con razones de género, no sólo bajo el contexto conyugal o de convivencia

La Universidad de Chile no se ha quedado atrás. A través del Programa de Ingreso Prioritario de Equidad de Género (PEG), por ejemplo, este año incorporó nuevos cupos especiales para el ingreso de mujeres en el proceso de admisión 2020, entre ellas, en las carreras de Ingeniería en Sonido y Teoría de la Música de la Facultad de Artes. Pero, ¿cómo es ser mujer y artista en el Chile actual?

En torno a ello y otros temas vinculados a la relación entre arte, mujer y feminismo profundizó la académica del Departamento de Teoría de las Artes, Paula Arrieta, para quien el feminismo es, ante todo, “un proceso político que va transformando de manera radical tus herramientas intelectuales y afectivas para leer tu entorno y tu propia historia. Además, se va alimentando principalmente del intercambio con otras mujeres: perspectivas, lecturas, organizaciones, experiencias”, señaló.

En su trabajo como artista, siempre abordó “temas como la historia y la política, y eso no entraba en los moldes en los cuales se clasificaba el ‘arte femenino’, siempre relacionado, de una manera muy simplista y errónea, con los temas del ámbito de la vida privada o con las técnicas como el textil, la cerámica o la orfebrería”, destacó Arrieta agregrando que sus propuestas artísticas “están atravesadas por una constatación diferente del mundo, una consciencia de la existencia de un sistema que clasifica y jerarquiza de acuerdo a tu sexo. Es, en el fondo, una transformación ética”.

De acuerdo a tu experiencia, ¿cómo es ser mujer y artista en el Chile actual? En ese contexto, ¿hay dificultades particulares que deban enfrentar las mujeres en el campo del arte?

Hay muchas dificultades para ser mujer artista en Chile. Primero, un dato objetivo: las carreras de artes visuales tienen una gran mayoría de estudiantes mujeres. Sin embargo, quienes más exponen en lugares institucionales, quienes más aparecen en los medios de comunicación o en publicaciones son hombres. ¿Por qué pasa eso? Una respuesta que he escuchado muchas más veces de lo que quisiera es que habría ciertas cualidades propias de lo masculino que hacen que los hombres sean más aptos para una actividad como el arte que las mujeres. Esa respuesta, que considero no sólo aberrante sino que además muy pobre intelectualmente, sigue existiendo incluso en círculos universitarios. Para mí es importante, tal como reflexiona la historiadora del arte Linda Nochlin en los 70’, mirar cómo se estructuran las instituciones que conforman la actividad artística, y con esto quiero decir museos, galerías, editoriales, la teoría y la historia del arte, las universidades y, por supuesto, el Estado. Porque lo que tenemos en realidad es una profecía autocumplida: vamos a buscar ciertas cualidades en hombres artistas, validaremos esas cualidades como universales y superiores, y a partir de ellas escribiremos sus historias. No tiene cómo fallar. Nochlin resume esas cualidades en la figura del genio. El lugar de enunciación del artista -y la del historiador, del teórico y de todos los sujetos públicos de la modernidad- es blanca, masculina y occidental. Es por eso que la historia del arte no considera a las mujeres de la misma forma en que deja fuera a artistas africanos, por ejemplo. Pero todo eso está cambiando, lo estamos cambiando.

Hay un caso que me parece muy decidor. Una artista española, llamada María Gimeno, realizó hace algunos años una performance basada en un hallazgo: el libro Historia del Arte, de Gombrich, que para quienes estudiamos arte fue algo así como una biblia, no tiene en sus páginas a ninguna artista mujer. Ninguna, en sus casi 700 páginas. Gimeno se pregunta cómo pudo, siendo estudiante, tan sólo imaginar la idea de ser artista, cuando en el principal libro en el que aprendió historia del arte no aparecía ninguna. Yo me pregunto lo mismo: ¿cómo pensamos, mis compañeras de universidad y yo, estudiantes de arte en los dosmiles, visualizarnos como artistas sin ningún referente en los libros? Por eso es importante mirar las instituciones: ¿qué autoras estamos trabajando en la universidad? ¿qué trabajo de artistas mujeres? Todo ese material no sólo es imprescindible para la actividad intelectual, sino también para la construcción de una sociedad diferente.

Desde esa perspectiva, ¿consideras que las demandas feministas también están presentes en el campo del arte?, ¿se han manifestado a nivel discursivo, gremial y creativo, por decirlo de algún modo?

Totalmente. Pero no sólo ahora, sino desde siempre. El problema es que esa perversa clasificación de “arte femenino” las despojaba de cualquier potencial, domesticaba las prácticas que abordaban el tema del género, reduciéndolas a una sola dimensión. Hoy tenemos nuevas perspectivas porque las mujeres artistas estamos conscientes de nuestra posición en el mundo, estamos conectándonos entre nosotras, trabajando juntas y ya no es tan fácil domesticar nuestro trabajo. En el camino, hemos descubierto una forma diferente de construir una escena: el año 2018, por ejemplo, tuvimos una experiencia bien histórica en la Sala Egenau. Dos estudiantes, Romina Tapia y Gianna Salamanca, llevaron adelante una exposición de tres ciclos llamada “Las sin precedentes”, donde participamos profesoras, exalumnas y estudiantes de la Facultad. Y puedo dar fe que las instancias asociadas a esa exposición fueron las más generosas que me ha tocado vivir, desde el montaje de las obras hasta el intercambio crítico sobre nuestro trabajo. Esa es la entrada no sólo discursiva de feminismo en el arte, sino su encarnación práctica y activa.

En ese sentido, ¿qué destacas de las prácticas políticas-estéticas que han surgido en el último tiempo asociadas a las demandas feministas?

Es imposible responder esta pregunta sin pensar inmediatamente en la protesta/performance del colectivo Las Tesis. También es imposible pensar nuestro contexto actual de revuelta social sin el movimiento feminista del año anterior. En este sentido, las prácticas políticas-estéticas no sólo se rebelan contra el orden patriarcal establecido en el circuito del arte, sino también contra su carácter capitalista, de mercado, conservador y de élites. La potencia simbólica de una intervención como la de Las Tesis es revolucionaria en cuanto es colectiva y es, como dijo Virginie Despentes en una entrevista, un grito de guerra contra un sistema abusivo, en el cual no sólo participa el abusador -que tiene nombre y apellido- sino también el Estado y sus instituciones. Eso es de una potencia arrolladora. El feminismo, con sus múltiples lecturas y prácticas, desacuerdos y encuentros, viene a revolver todo lo establecido, todo aquello de lo que no se podía dudar.

¿A qué crees tú que se deba que en el último tiempo las demandas feministas hayan cobrado más fuerza?, ¿cuáles serían los desafíos que se vienen para las mujeres, sean artistas o no?

Es una pregunta difícil de contestar porque el acontecimiento está tan cerca que la posibilidad de que algo quede fuera de la lectura es infinita. Pero sin duda hay una acumulación de la experiencia del movimiento feminista que nunca se corta. Puede adormecerse en algunos momentos de la historia, sobre todo en nuestro proceso de transición política tan individualista, pero no se pierde. En este sentido, hay un hilo que une a las mujeres sufragistas, a las mujeres pioneras de las diferentes áreas profesionales, a las líderes sociales que resistieron a la dictadura desde los movimientos políticos o desde la olla común de la población y a las estudiantes que paralizaron las instituciones universitarias el año 2018. Eso por un lado. Por otro, creo que la extrema complicidad que existe entre el capitalismo y el patriarcado hace que el momento actual de crítica radical al sistema sea particularmente feminista, una nueva oportunidad para nuestras demandas históricas y actuales. Y los desafíos siguen siendo los mismos: el fin de la violencia hacia las mujeres, el fin de su invisibilización y de las prácticas que consideran nuestros cuerpos como propiedad de otros, como cuerpos deshechables.